Revista Deportes
En ocasiones, el mejor jugador no es lo mejor para un equipo. Minutos antes de empezar el partido que enfrentaría a los Philadelphia Eagles contra los New York Giants comentaba, vía twitter, con @Ahufinger7 y @er_fabs la importancia de Michael. En mi opinión, Vick es de ese tipo de jugadores que justifican la compra de una entrada, el acceso al league pass o quitarle horas a nuestro descanso. Con él sobre un terreno de juego, cualquier cosa extraordinaria es posible. El Qb#1 de Philadelphia combina una buena capacidad de pase con unas innegables cualidades para la carrera. Su estilo de juego es el de siempre, desde sus tiempos de universidad, desde su paso por Atlanta y, como no podía ser menos, en su regreso a la NFL gracias a los Eagles. Pero si yo fuera de un equipo puntero en la NFL, no me gustaría a tener a Michael Vick en el roster titular y me gustaría explicar los motivos.
La temporada pasada Vick tuvo una gran fortuna. Como suele decir el tópico, estaba en el lugar indicado y en el momento preciso. Él es capaz de cambiar la suerte de un equipo y ese chute adrenalítico en las venas de los Eagles le dió la titularidad. Su aparición, explosiva, llena de talento y espectacularidad, más el desacierto de Kevin Kolb –quarterback que a mi juicio aún tiene que demostrar muchas de las expectativas que despierta-, hizo sonar las liberty bells de la liga. Pero algunos, entre los que me cuento, mostramos en su momento y seguimos haciéndolo, nuestras dudas sobre los beneficios totales que los de Philadelphia suman con la aportación de Vick. Me parece incompleto y parcial apelar al resultado deportivo de los Eagles y, en particular, al rendimiento de Michael. En mi opinión el brillo con el que la estrella Vick hace difícil observar otras luces, así es que me propongo observarlo desde un punto de vista más global.
Para empezar, los Eagles no necesitan a un Vick para acceder a la post temporada; no es la participación de un quarterback como el que nos ocupa lo que empuja a los de Philadelphia a jugar más allá de diciembre. No. Considerando las últimas temporadas, desde el año 2000 los Eagles han accedido a los playoffs en nueve de diez temporadas, sólo quedando fuera de ellos los años 2005 y 2007. Dos veces cayeron en wild card, otras dos en el playoff divisional, cuatro veces en la final de conferencia y en una Super Bowl frente a los New England Patriots. La temporada pasada accedieron a la post temporada con un balance de 10-6, el mismo que registraron los New York Giants aunque para estos últimos ello significó el final de la competición. Además, los dos históricos rivales de la división, Dallas Cowboys y Washington Redskins, se hundieron con un 6-10, lo que hizo de la tradicionalmente competida NFC East la más floja división de la última década.
Las cifras que consiguió Michael Vick la pasada temporada fueron impresionantes. Pero una simple comparativa entre el quarterback de Newport News y los registros de Donovan McNabb durante su último año en Philadelphia pueden hacernos pensar que, al margen de las condiciones de un mariscal de campo, es el equipo quien contribuye también a esos números.
Concepto / Vick / McNabb
Yardas de pase: 3,018 (12 partidos) / 3,553 (14 partidos)
Touchdowns de pase: 21 / 22
Intercepciones: 6 / 10
Yardas de carrera: 676 / 140
Touchdowns de carrera: 9 / 0
QBr: 100,2 / 92,9
Porcentaje de pase: 62,6 / 60,3
El problema, a mi entender, claro, es que Vick parece concentrar la atención de la ofensiva de los Philadelphia Eagles. Y ese es, sin duda, su mayor virtud y defecto. Virtud por sus características: buen brazo, rapidez y capacidad de sumar yardas de carrera. Defecto porque, una vez superado el impacto que su estilo anárquico ha tenido en la liga, los equipos parecen haber hallado la forma correcta de defenderse ante esa amenaza. Los Green Bay Packers lo dejaron claro en el partido de wild card del 2011 y, sin ir más lejos, los New York Giants fueron capaces de someterlo a un ejercicio de contención admirable.Ahora el pass rush es más efectivo contra los de Philadelphia y, por los propios riesgos que Michael asume, recibe placajes mucho más contundentes. Ya pasó por dificultades durante su enfrentamiento contra los Falcons y, a pesar de que no pudo finalizar su encuentro contra los Giants por rotura de su mano derecha, los numerosos hits recibidos también afectaron en gran medida su juego. Si en un artículo anterior me atrevía a escribir que Peyton Manning mejora la imagen de todos cuantos juegan con él, creo que tener a un quarterback como Vick contribuye a reducir el rendimiento de los suyos. Los Brent Celek, DeSean Jackson, Jeremy Maclin o LeSean McCoy son infrautilizados en este game plan, a menudo sacrificados en la labor de abrir espacios para las carreras del quarterback o, lo que es más grave, aprovechados a un 75%. Demasiada atención sobre él equivale, en este caso, a menos juego de equipo.
Siendo lo que hoy en día son los Eagles, no me resulta difícil imaginar el nivel de juego que podrían exhibir si contarán con un quarterback menos estelar pero más práctico. Un clásico pocket passer que moviera y explotara hasta el rendimiento máximo todos los elementos del equipo. No estoy pensando en Vince Young –al fin y al cabo un Vick de menor nivel-, sino en otros nombres fáciles de deducir.