Revista Ciencia

Eau de cuquilllo

Por Naturalista
Eau de cuquilllo
La abubilla (Upupa epops) fue sagrada en el antiguo Egipto, símbolo de virtud para los persas, animal impuro para los judíos, personaje con líneas de diálogo en el Corán, y hoy ave nacional de Israel. Con su costumbre de hurgar en el suelo clavando el pico en busca de insectos, no es raro que algunas civilizaciones asociaran este pájaro al mundo subterráneo y el más allá, ni que los antiguos minoicos de Creta representaran abubillas en tumbas y templos. En La Mancha encontramos otro punto de vista sobre la abubilla: se le llama cuquillo (por su canto, ese inconfundible "up-up-up") y simboliza el mal olor - en muchos pueblos, el comentario "hueles a cuquillo" puede traer conflictos que alteren la convivencia ciudadana. En esta apreciación se oculta un profundo conocimiento del pájaro, ya que efectivamente las abubillas pueden oler fatal. ¿Por qué huelen tan mal, los cuquillos?
En realidad no todas las abubillas hieden, sino solamente las hembras con pollos y los propios pollos. Si nos acercamos a uno de los agujeros donde los cuquillos cuidan a su prole, notaremos pronto lo cierto de esta afirmación, y si el aroma no nos desanima y persistimos explorando el nido, molestando a los jóvenes cuquillos, entonces los veremos moverse espasmódicamente, como si fueran serpientes, pero si ni eso basta para alejarnos asistiremos finalmente a un rotundo colofón defensivo, en el que los pollos nos dispararán sus excrementos con notable fuerza y puntería.
Pero volvamos al mal olor, y para resolver su origen debemos mirar bajo la cola de la abubilla, donde se abre una glándula común en las aves, la glándula uropigial, que fabrica una secreción sebosa recogida por el pájaro con el pico y untada después en las plumas para impermeabilizarlas. En el cuquillo macho adulto, la secreción uropigial es clara y sin olor, mientras que en las abubillas madres y en sus pollos sale oscura y maloliente. Esta diferencia se debe a que la secreción está repleta de bacterias de las que viven a millones dentro de la glándula uropigial, estableciendo una fétida simbiosis que no solamente dota al pájaro de un olor repugnante para muchos depredadores, sino que además le ayuda a mantener las plumas sanas dentro del agujero del nido, ya que el líquido excretado tiene propiedades antimicrobianas que protegen el plumaje de bacterias que podrían estropearlo. Y así, gracias a sus fragantes socios microscópicos, las abubillas nos muestran cómo la evolución puede crear alianzas extravagantes, pero útiles al fin y al cabo, incluso entre los organismos más dispares.
Referencias culturales sobre la abubilla basadas en Wikipedia (salvo la parte manchega); ilustración redibujada de la guía de aves de la SEO.

Volver a la Portada de Logo Paperblog