Revista Cultura y Ocio

Ebook

Publicado el 12 febrero 2011 por Maltut

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Tras que un lector asiduo del blog pidiese hace un tiempo que escribiésemos sobre la experiencia que supone pasar del tradicional papel a la nueva tecnología del libro electrónico, ha sido ya bastante tiempo que le he dedicado a pensar cuales serian mis impresiones.
Poco puedo hablar del uso continuo de la tinta electrónica para la lectura, ya que el dispositivo que yo utilizo es la Samsung Galaxy Tab. Que aprovecho para decir que no sirve para casi nada. Mi único uso es para leer libros, y sinceramente preferiría un libro electrónico para tal fin.
La gran diferencia que he notado, por tonta que pueda parecer es el ahorro de espacio físico al tenerlo en formato digital. Podrá parecer una tontería, pero en mis estanterías pocas cosas más cabían. Ahora en un pequeño dispositivo de poco más de un kilo se pueden almacenar bibliotecas de un tamaño inconcebible, y más si pensamos tenerlo todo en casa.

Hace ya algunos meses comentaba que me habían dejado un Papyre de prueba durante unas dos semanas y no acabé convencido del resultado. Tras esos meses, mi opinión ha cambiado. El papel es especial, y la sensación que se alcanza con un libro nada tiene que ver con una pantalla. Eso es así y seguirá siendo así. Pero los precios más bajos, vivir fuera de casa, y que si vas a leer un libro de más de 1000 páginas es un peso menos cambian de lado la balanza.


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Mi problema es que dado que me gusta coleccionar libros y que mi biblioteca personal vaya incrementándose tenerlos en mi tablet es como una pequeña espinita clavada. Por eso, en más de una ocasión tras terminar un libro en mi Samsung, me he bajado a las librerías de barrio de segunda mano, o bien al Fnac para comprar algo físico.

Un problema evidente es el de la batería, han sido ya varias las ocasiones en que me he quedado colgado en momentos de tensión con una batería bien baja. Se debe más a que se trata de la tableta de Samsung que es retroiluminada, lo que puede llegar un poco la vista, y eso se nota en la duración de la batería. En un libro de tinta electrónica no creo que exista un problema tan evidente.

Como conclusión decir que aún queda mucho que recorrer en este formato. Sobre todo en distribución de los contenidos y su facilidad para piratearlos. El peligro lo tienen las distribuidoras, que pueden llegar a desaparecer si los autores se animan a ser ellos mismos quienes distribuyan sus obras. Yo estoy bien contento teniendo un dispositivo que me permita llevarme mi biblioteca a las espaldas. Pero pensamientos oscuros acuden a mi mente: ¿veremos DLC como en los videojuegos? ¿Escribirán por capítulos y nos cobrarán precios abusivos? Sinceramente, espero no ver esto último.


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