En ocasiones escribir es, sobre todo, un desahogo.
Foto: Benjamín Recacha García
Saciado de vacío.
A veces es como me siento.
Y entonces lo que más echo de menos
son las caricias y los besos.
Y las risas;
cómo echo de menos las risas.
Y los silencios compartidos.
Porque el estruendo del silencio en soledad
me perfora el alma.