Si ves algo es porque quieres. Aunque sepas que lo que vas a ver probablemente no sea de tu gusto o acabes empanao desde el primer minuto hasta el último. Evidentemente siempre hay gente que te puede decir esa manida frase de “bueno, ¿y qué esperabas? ya sabes lo que iba a ver”. Y no les falta razón. Pero hay veces en que igual te sorprenden. En “Eclipse” no hay sorpresa alguna. Es más, la previsibilidad más absoluta hace acto de presencia en cada uno de sus minutos, los cuales se me hicieron eternos de principio a fin. Por otra parte he de admitir que dicha saga (literaria y cinematográfica) está bien calculada para un segmento de la población. Femenina, de eso no hay duda. Aunque puede haber excepciones, eso sí. Y tambien es cierto que dicho segmento suele ser adolescente. Aunque de nuevo, una vez más, dices eso y luego salta la liebre. Mejor dicho, saltan las personas que envalentonan su edad (más avanzada) y te pegan un tirón de orejas diciendo que no es sólo para adolescentes con “ganas de marcha”. Vale, os gusta. Vale, se respeta. Y vale, igual que os encandila el triángulo amoroso (porque el resto más bien importa un pito) y lo defendeis a capa y espada, habrá gente que tiene el derecho a criticar lo que ve. Palabras que he soltado y que no servirán para nada, o por lo menos para bien poco, ya que los comentarios que leo son de todo menos respetuosos cuando te metes con lo que gusta a los demás.
Más claro el agua. “Eclipse” (y no digo toda la saga porque hoy me centro en la última película estrenada) llega a ser un atentado al espectador. Por lo menos a aquel que no va a ver al pálido vampiro y al hombre lobo con tableta de chocolate.
No voy a comentar nada sobre los aspectos ténicos (que aunque parezca mentira los tendrá). Lo que de verdad me importa es ese trasfondo trasnochado y conservador que es capaz de hacerme esbozar una sonrisa o una estruendosa carcajada. Si bien la primera película podía tener (siendo muy pero que muy condescendiente) su interés, la secuela y la tercera entrega son dignas de una novela de Danielle Steel o de Corín Tellado. Incluso me atrevería a decir que aquellas novelistas podían ser más “lanzadas” en cuanto al romanticismo mostrado. Compadezco a las seguidoras por la grandísima putadilla, donde nuestra protagonista no tiene ni una escena de cama con su adorado y encumbrado Edward Cullen, lo cual me parece bastante estúpido. Evidentemente más de uno puede pensar que esperaba o ansiaba una tórrida escena, donde Bella emulase a Sharon Stone en “Instinto Básico”. Nada más lejos de la realidad. Incluso es posible que haya personas que lo vean bien y piensen que el sexo fuera del matrimonio (porque la excusa que pone Edward es ni más ni menos que esa) no tiene cabida. Me parece bien, es su opinión, aunque por mi parte me salieron sarpullidos al ver esa actitud.
Pero no es sólo ese detalle, que se puede pasar por alto y no pasaría nada (entre comillas). Lo peor de todo es que seguimos con una protagonista con cara de dolor de estómago durante toda la película. No tengo ni puñetera idea lo que ha visto el vampiro, con cara de haber pasado un fin de semana de sexo (bueno, eso evidentemente no) y alcohol a tutiplen, y el cachas (el cual desconoce la palabra camiseta. Es lo que vende el muchachote y lo explotan al máximo) lupino. Comprendería que si fuese una moza simpática, divertida, inteligente, etc, se hubiesen enamorado de ella. Sin embargo, deben de haberse vuelto locos por su expresividad nula, su rostro depresivo y su carencia total de emotividad. Igual ellos ven algo que yo no veo.
Puedes ver “Eclipse” sin haber visto la anterior película, osea, “Luna Nueva”. Y es que hablamos de una película donde la protagonista vuelve a ser presa de unos vampiros y los Cullen van a su rescate. En esta ocasión ayudados de los enormes lobos digitales (se les perdona que canten bastante, porque ya puestos…). De las pocas cosas que se puede salvar sería la presencia de Bryce Dallas Howard, bellísima. El resto no deja de ser un “ay, ay, ay, cuanto te quiero y cuanto te amo. Muérdeme que quiero estar contigo pa los restos”. ¿En serio, y para eso más de dos horas?. Bueno, de nuevo ha sido un taquillazo debido al apoyo que tiene por el público que suelta comentarios tipo “te quiiiiiiiiiiiiiiiiiiiierooooooooo Jacoooob”. Creo que leyéndolos queda bien claro lo que quieren ver en el cine. Que os aproveche y lo degusteis a gusto. Como dice el dicho “sarna a gusto no pica”.