Revista En Femenino

Ecografía de las 20 semanas #Recordandomiembarazo

Por Yolandata75 @sinmalaleche
Hoy voy a retroceder un poco en el tiempo, hasta hace un año exactamente, para explicaros cómo fue la primera ecografía abdominal de mi embarazo, la conocida como eco-Doppler. Quienes halláis pasado por algún embarazo ya la conocéis, para los que no, se trata de una ecografía que permite ver todos los órganos del feto para detectar posibles malformaciones, por si hubiese que intervenir y estar listos para ello en el momento del parto. También he leído en internet que se usa para la determinación del riesgo de preeclampsia en mujeres embarazadas, algo que no sirvió en mi caso, porque padecí preeclampsia detectada en la semana 33 de gestación (podéis leerlo en mi post Un embarazo de 34 semanas). Además, en esta eco la mayoría de papás y mamás descubren el sexo de su bebé (siempre y cuando éste se deje ver). Cuando llegamos a la semana 20 de embarazo nos citaron en el Hospital Clínico Universitario de Málaga para que me realizaran la deseada y al mismo tiempo temida eco-Doppler. ¿Por qué digo temida? Porque, aunque una siempre confía en que todo va a salir normal, me quedaba ese gusanillo en el estómago de pensar que pudieran decirnos que algo no estaba del todo bien. Recuerdo que tuvimos que esperar mucho para entrar a la consulta porque iban con un retraso de más de una hora, así que imaginaos los nervios que yo fui acumulando. Para colmo, ya en la consulta, percibimos mucha tensión. La auxiliar me hablaba en un tono elevado, dándome órdenes casi dictatoriales y muchas de golpe: “Deja tu ropa ahí, bájate los pantalones, túmbate en la camilla, así no, más cerca, más abajo, bájate los pantalones, deja tu ropa ahí, …” 
¡Aaaarrrggggg!“¡Oiga, no me agobie, deme las órdenes de una en una, por favor! ¿Primero me bajo los pantalones o me tumbo en la camilla? Me está aturullando.”
“Es que tenemos prisa que vamos con retraso” (¿Me lo va a decir a mí que llevo más de una hora esperando para entrar?)Una vez bien colocada en la camilla, con el visto bueno de la auxiliar, la doctora empezó con la ecografía. Sin soltar ni una palabra. Nada. Ni mu. En mucho rato no abrió la boca y continuamente resoplaba. Mi marido y yo callados, no entendíamos nada. Después de unos minutos, giró el monitor para que nosotros pudiésemos ver algo. La imagen que más recuerdo de aquel momento fue la columna vertebral y las costillas de mi bebé, se veían perfectamente. Mi marido preguntó si lo que se veía como un hueso largo cerca de la cabeza era un brazo, a lo que la doctora contestó que se trataba del fémur (¡madre mía, qué flexibilidad!).No recuerdo exactamente cuánto tiempo duró la eco, creo que fueron unos 10 o 15 minutos. A las pocas preguntas que le hicimos a la doctora contestó con monosílabos. Durante todo el tiempo estuvo resoplando y haciendo muecas raras. Al terminar le pregunté si estaba todo bien (por sus gestos) y me dijo que no había podido ver la cavidad estomacal, así que teníamos que volver tres días después para repetirla. Y anunció que el cordón umbilical tenía una sola arteria (normalmente el cordón tiene dos arterias y una vena). “¿Tenemos que preocuparnos?” Nos dijo que no, de momento, pero que habría que ir viendo si el bebé se desarrollaba correctamente en las futuras ecografías de seguimiento.Eso fue un viernes y teníamos que volver el lunes. Así que tuve tiempo el fin de semana para darle vueltas a lo que me había dicho sobre lo del estómago. Busqué algo de información en internet y me tranquilicé porque seguramente no lo había podido ver bien porque no tendría líquido dentro, si con suerte había tragado algo de líquido amniótico, el lunes podría ver la cavidad estomacal perfectamente. Y así fue.El lunes nos habían dado la cita temprano y cuando entramos en la consulta estaba la misma doctora, aunque parecía otra. Nada de aquella huraña del viernes, seca, siesa y malhumorada. Ahora se veía simpática y agradable. Pero eso no la libró de un buen tirón de orejas. Mi marido y yo nos despachamos a gusto por el trato recibido la primera vez. Ella se excusó en que normalmente hacía 16 ecos en una mañana y aquel día hizo 32, justo el doble ¡Toma ya! No me extraña que estuviese cansada y malhumorada, pero nosotros no éramos los responsables ni culpables de aquella situación, sin embargo sí pagamos las consecuencias recibiendo un trato poco aceptable y con pocas explicaciones, y ellas estarán muy acostumbradas e incluso hartas de hacer ecografías todos los días, pero para nosotros era la primera.Después de esta regañina, nos hizo la eco y fue hasta encantadora. Nos dio un montón de respuestas a todas las preguntas que le hicimos, preocupados sobre todo por lo del cordón uniarterial. Nos tranquilizó, ya que todavía era pronto para saber si podría tener consecuencias para el bebé, y además muchos embarazos cursan con un cordón de una sola arteria sin problema. Nos dio cita para volver a realizar una ecografía en la semana 28 y nos entregó la tira con las “fotos” de nuestro bebé.Ecografía de las 20 semanas #Recordandomiembarazo
Y a vosotras ¿cómo os fue la primera eco-Doppler?Un abrazo.

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