Economía para echar a correr

La economía española retrocedió el 0,7 por ciento en el último trimestre del año pasado en relación con los tres meses anteriores. La caída respecto al mismo período de 2011 ha sido del 1,8%. La subida del IVA, con su repercusión en el precio de todos los productos y la eliminación de la paga extra de los funcionarios, junto a la imparable y alta destrucción de empleo y la incertidumbre de los que todavía tienen trabajo, ha tenido como consecuencia una nueva caída del consumo que, a su vez, provoca todo lo anterior. Y así hasta el infinito en una espiral descendente directa a los infiernos.

Es curioso que todo el mundo parezca saber lo que hay que hacer pero que nadie se ponga manos a la obra. Debe ser difícil ser el primero, la nota discordante entre tanta pobreza de espíritu. Pero es más fácil de lo que parece. No hay que tener miedo al miedo, dicen quienes superaron un día su miedo. Pero la dejación resulta curiosa, o mejor dicho, sospechosa. “Con la que está cayendo”, la solución es invertir porque es la única forma conocida para generar riqueza. Los recortes, entre ellos el gran mazazo que supone una reforma laboral hecha a imagen y semejanza del empresariado más rancio y miope de la triste y deprimente historia de España, no han servido de nada. Al contrario, hay seis millones de parados, pero quizá no sea éste el objetivo final: la solución de los miopes pasa por cegarnos al resto para así convertirse ellos en salvadores de las migajas. Ser salvador de patrias es la vocación nacional, solo por detrás de la de entrenador de fútbol. Y es que solo invirtiendo se podrá empezar a crear riqueza y, con ella, empleo (éste es más remolón y solo asomará cuando la economía crezca al 2%). Los datos del año pasado son para echar a correr, o a volar. Los recortes generan más recortes y, a este paso, acabaremos vendiendo espárragos trigueros robados en un huerto urbano de lo más cool a las puertas de un mercado municipal.