Durante octubre 2011 se realizará la privatización del 30% de Loterías y Apuestas del Estado, LAE, que será la mayor de todas las privatizaciones que se hayan hecho en España, por encima, incluso, de la de Iberdrola Renovables en 2007 y la segunda más importante de Europa en la última década, casi a la altura de la de Telia, gigante sueco de las telecomunicaciones, en el 2000.
La privatización de LAE,afectará al 30 % de la sociedad,cuya valoración es superior a los 21.000 millones de euros.Estamos pues, ante una operación económica de enorme importancia que además tendrá gran repercusión en la opinión pública teniendo en cuenta la popularidad del “gordo” de nuestra loteria.
Según manifestaciones del gobierno, la privatización y salida a Bolsa de LAE se lleva a cabo por razones de eficiencia y no para reducir el déficit público al no tratarse de ingresos corrientes; tampoco su impacto sobre la contención de la deuda será significativo (menos del 1%); también se señala que el Estado mantendrá siempre, al menos, el 51% de la Compañía, por tanto el ejecutivo asegura que el sector privado no controlará una de las mayores empresas españolas.
Actualmente, LAE es una empresa 100% pública, posee un patrimonio neto de 21.007 millones de euros, compuesto por:
- 12.520 millones de capital social
- 40% de la prima de emisión
LAE colocará en bolsa hasta un 30% del capital mediante una OPV(oferta pública de venta), la cual se dividirá en dos tramos:
- Tramo minorista: entre el 40% y el 60% de los títulos ofertados
- Tramo mayorista: el resto, para inversores institucionales, probablemente extranjeros, la mayoría.
En funcion de la demanda, se espera al menos obtener en su salida a bolsa unos 24.000 millones, aunque algunos analistas estiman que podrían alcanzarse los 30.000 millones, por lo que la nueva sociedad se colocaría apróximadamente en la sexta o séptima posición del Ibex 35, estimándose una rentabilidad por dividendo del orden del 6%, dependiendo ello, naturalmente, de la cotización de salida.
Pero esta operación de privatización también suscita algunas suspicacias, pues se teme que con LAE pueda pasar como con Altadis, antes el monopolio de tabacos, Tabacalera, ya privatizada y hoy en manos de la británica Imperial Tobacco, y también lo acaecido con la primera eléctrica española, Endesa, que después de ser privatizada, hoy día está en manos italianas, estatales, por cierto.
Poniendo la eficiencia como pretexto, y mediante operaciones de ingeniería financiera, antes o después, LAE podría acabar totalmente troceada y vendida a los magnates del juego (¿quiza mafiosos?) desde luego con sedes en paraísos fiscales y totalmente opacos y blindados a la legislación de España. Porque no cabe la menor duda que en cuanto se privatice el 30% se habrá dado el primer paso para que futuros Gobiernos pongan en venta el total de LAE y ésta pueda caer finalmente en manos de sociedades, con sede en Gibraltar, Luxemburgo o en las Islas Caimán,...etc. teniendo dichas sociedades capacidad económica y medios para contratar a expertos en ingeniería financiera que con montajes de toda índole pagarían ridículos impuestos al Estado Español y expoliarán las arcas de los españoles como ya ocurrió en Reino Unido e Italia, países pioneros en privatizaciones de loterías.
Otro inconveniente que también ha suscitado desconfianza entre los expertos, ha sido la falta de transparencia durante todo este procedimiento, (cosa normal por otra parte en un país como el nuestro) lo que hace pensar, con fundamento, que la compañía haya sido subvalorada hasta en un X por ciento, (siendo X una cantidad suficientemente grande) lo cual resultaría una descarada bonificación de entrada a los inversores privados.
Según un cálculo efectuado por expertos en la materia parece que se debería haber dado una valoración muy superior a una empresa como LAE, que genera casi 3.000 millones de euros anuales netos; no en balde,LAE es la segunda mayor compañía, en capitalización bursátil de juegos de azar del mundo solo por detrás de la gestora de casinos Las Vegas Sands Corp.; un “bombón” en definitiva, para estos tiburones, dicho sea en lenguaje coloquial.
La importancia de la industria del juego en España queda reflejada simplemente con las siguientes consideraciones:
1.- supera el 1% de nuestro PIB.
2.- emplea directa e indirectamente a más de 100.000 trabajadores.
3.- Aporta más de 5.000 millones de euros a las distintas administraciones públicas vía impuestos y gestiona más de 30.000 millones de euros al año.
Por otra parte, en el aspecto positivo conviene destacar:
a) que los 3.000 millones de euros de beneficios que obtiene LAE al año, no tributaban por el impuesto sobre sociedades. Esta situación cambia con la reforma de la estructura jurídica de LAE y su conversión en una sociedad mercantil cotizada. Entonces deberá aplicar un gravamen nominal del 30% sobre sus beneficios.
b) A efectos de lucha contra el fraude fiscal, es significativo señalar que hasta ahora, muchos ingresos atípicos e injustificables, se refugiaban bajo el manto de “premios de la lotería”, lo que con el nuevo status será imposible hacer.
Desde el Gobierno se ha presentado esta privatización como un proceso de modernización para operar de manera más competitiva en el nuevo horizonte del juego, marcado por la irrupción de Internet y las nuevas normas para el sector del juego y las apuestas online, sin embargo, el hecho de que todo este proceso se esté desarrollando con gran secretismo, a puerta cerrada y con numerosos aplazamientos afectando a un juego que atrae las preferencias de los españoles, ha producido notable inquietud.
La lotería de Navidad y en la de El Niño, son de la máxima popularidad y toda la ciudadanía espera y desea que después de la privatización al tiempo que la la ganancia de los jugadores no disminuya. Si así no fuera se trataría de un expolio.F.J.