El que sea fácil incumplir la regulación no legitima una infracción. Creo que esta es una de las claves de mi visión ante los problemas que plantea la economía digital. Que sea fácil robar contenido digital no debería legitimar socialmente el robo. Despreciar la ley porque sea fácil incumplirla es volver, conceptualmente, a un momento previo al Estado de Derecho. Hay algunos otros factores. La regulación no sólo molesta, como parece deducirse de la lectura de algunos post. Hace más cosas. Un taxi, por ejemplo: el modelo actual obliga a que el conductor esté dado de alta y pagando impuestos sobre sus beneficios. Obliga también a que las personas que viajan en el vehículo estén cubiertas por un seguro. Obliga a que esa persona haya pasado por un examen municipal que acredite que conoce la ciudad. Permite al usuario identificarlo gracias a un número de licencia. Nada de esto ocurre en las plataformas colaborativas. No hay seguros, no sabes quien te lleva en realidad y no tienes dónde reclamar...
Pero no sólo es esto. Hay algo más de fondo: el dinero. También hay que explicarle al ciudadano quién se lucra con todas estas aplicaciones tan jatorras y tan cools. Y sobre todo quién no lo hace. A los médicos que nos atienden en el Centro de Salud no los paga google. La biblioteca pública abre no porque facebook se haga cargo del recibo de la luz o de la compra de los libros. El policía no recibe su salario de Apple, sino de los impuestos que paga, entre otros, el taxista. Estas sociedades low cost que estamos construyendo, sin obligaciones, sin responsabilidades, donde cada uno roba lo que pueda, no acabarán bien. El capital social se diluye cuando uno considera que sólo tiene derechos, entre ellos el de recibir servicios cada cada vez más baratos, y ninguna obligación...