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La búsqueda de un Paraíso ha llevado al ser humano a inventarlo y luego buscarlo en el mundo real. Tal es el caso del libro de James Hilton: "Horizontes Perdidos" en donde se menciona la vida en paz y armonía que llevaban quienes vivían en Shangri La. El libro se puso de moda en los años 30 del siglo pasado y surgieron gran cantidad de aventureros que se fueron al Himalaya en su busca. Muchos regresaron decepcionados y otros nunca volvieron.
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La Atlántida es otro Paraíso Perdido. Mencionada por primera vez por Platón como una enorme isla cuyos habitantes vivían en paz y disfrutando de grandes adelantos y conocimientos. Finalmente sumergida en el mar sigue siendo objeto de búsqueda en la actualidad.
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Lo mismo sucedió con el mítico dorado ubicado según la leyenda en América del Sur. El origen puede proceder de un cacique Chibcha de quien se decía, acostumbraba a cubrir su cuerpo con polvo de oro. Según la leyenda, la ciudad resplandecía al sol por estar hecha de oro y piedras preciosas.
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Tamoanchan es un lugar mítico paradisíaco de la cultura mesoamericana. Un paraíso terrenal. En este lugar se inventó el pulque y se creó al hombre.
Edad de Oro
Los orígenes de estos Paraísos están en la idea ampliamente difundida de la existencia de una Edad de Oro.Es un símbolo de gran importancia en la mitología de un gran número de culturas antiguas en las que se supone que el hombre tenía acceso directo a las fuentes de un saber superior.Lo mismo sucede a nivel individual cuando pensamos que "toda época pasada fue mejor"
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Sombra del Paraíso
En el libro, "Sombra del Paraíso", el escritor Vicente Aleixandre nos presenta la proyección del mito de la Edad de Oro: Es el pasado remoto de un edén donde vivió y ahora solo recuerda:
"...Ciudad madre y blanquísima donde viví y recuerdo,
angélica ciudad que, más alta que el mar, presides sus espumas.
Calles apenas, leves, musicales. Jardines
donde flores tropicales elevan sus juveniles palmas gruesas.
Palmas de luz que sobre las cabezas aladas,
merecen el brillo de la brisa y suspenden
por un instante labios celestiales que cruzan
con destino a las islas remotísimas, mágicas,
que allá en el azul índigo, libertadas, navegan."*
*Vicente Aleixandre (Sevilla 1898-Madrid 1984) _ Premio Nóbel de Literatura en 1977