Joseba Morales + Doc Pastor
Si hace una semana ‘IVA por la calle y lo atracaron’, hoy no parece tan descabellado añadir a la frase una coletilla tal como ‘y no se escapó ni el vecinito del quinto’. Sí, sí, aquel que baja al kiosko silbando las canciones de Bob Esponja y luego sube a ver la serie con un buen puñado de regalices.
Los regalices se los seguirá comiendo con permiso del IVA y si la propina se lo permite, pero su ídolo amarillo quizás desaparezca de las pantallas, al menos de las televisiones que hasta ahora sintonizaban Clan, la cadena de Televisión Española dedicada al público infantil. La razón no es otra que esos 204 millones de euros que la televisión pública tendría que recortar, de los cuales 40 millones pertenecerían a la desaparción de Clan y Teledeporte.
Ambas cadenas desaparecerían poco después del anuncio del aplazamiento sine die de otras series emblema de la cadena, como son ‘Águila Roja’ y ‘Cuéntame’, primeros perjudicados por el tijeretazo. De la misma forma, la serie de televisión ‘Amar en tiempos revueltos’ podría desaparecer para hacer frente a las medidas. En el caso concreto de Clan y Teledeporte serían las víctimas colaterales del mantenimiento de 24 horas, el canal informativo de TVE.
Pero que el vecinito del quinto no tire los regalices al suelo, que respire hondo y guarde calma, porque RTVE tiene el sucedáneo perfecto para Bob Esponja, Dora la exploradora y el resto de seres animados de Clan: los toros. Tras seis años, y a propósito de la Feria de Valladolid, las corridas de toros vuelven a emitirse en la televisión pública.
Nada de preguntarse por el coste de la emisión de los festejos taurinos, pues los toreros han cedido sus derechos y a la cadena no le acarreará más gasto que el despliegue técnico de medios. Aunque, visto por otro lado, qué menos puede hacer un colectivo que ha conseguido torear los recordes, y nunca mejor dicho.
Como es obvio, las corridas de toro no se celebran ni antes de las seis de la mañana ni después de las diez, sino que se retransmitirán a las 18.00, o lo que es lo mismo, en horario de máxima protección infantil. Por esta razón los toros habían desaparecido en 2006 de las pantallas: la protección del menor frente a un espectáculo violento que pueda perjudicar su desarrollo mental o moral. Tal vez eso sea más importante que el dinero. Pero sólo tal vez, porque la justificación de la vuelta de los toros a las pantallas ha sido el no acarreamiento de coste económico.
La televisión es un medio democrático, no hay duda: lo que funciona se queda, y lo que no, se va. Pero incluso tras las últimas medidas, TVE no ha dejado de ser líder de audiencia, al menos hasta el momento. Índice de audiencia arriba, índice de audiencia abajo, a la cadena pública no le hace falta comperir al mismo nivel de las cadenas privadas, porque tampoco busca el mercado publicitario.
La pública es la televisión de todos. Y no de todos son los toros, sólo de algunos. Más aún, sólo a algunos les gusta, sólo a otros es indiferente y sólo a otros les desagrada. Los toros no son de todos y menos de los niños, que con sólo apretar el botón pueden ver un espectáculo lleno de aplausos, luces, banderillas, sangre y orejas cortadas.
Y la alternativa de TVE a las corridas para el público infantil peligra de ser ninguna. Una televisión pública debería poder ofertar un contentido conforme a los valores que debe transmitir. La television,como medio de masas, no puede quedarse en el espectáculo y ni siquiera en el mero entretenimiento, sino que tiene la obligación de ofercer un contenido que ayude a su desarrollo intelectual en el respeto a la pluralidad, la tolerancia y el interés por la cultura y la información en el menor. El espíritu crítico, que no a todos gusta tanto.
Porque seguro que si se lo dicen los dibujos, el vecinito del quinto entenderá mejor que, si come muchos regalices, le saldrán caries.
Ruta 42
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