Joseba Morales + Doc Pastor
En la pasada edición de los Goya, la fiesta del cine español (y por tanto del cine que debería de ser de todos los españoles) González Macho desarrolló un discurso muy propio que pretendía darle la vuelta a lo que intentó decir el anterior presidente de la Academia. El famoso discurso de 2011 de Álex de la Iglesia que se leyó (también) en medio de la polémica de declaraciones recientes del mismo, contentó a eso que llaman internautas. Lo que hizo Enrique González Macho contentó al público que tenía de frente y, sin embargo es una llamada al ayer, al subvencionismo y a las pérdidas del 11% anuales que vamos registrando.
¿Qué interés puede tener reabrir heridas de un debate que ya se daba por cerrado? ¿Que ya estaba claro? En una gala llena de trabajadores de una industria en caída libre, ¿qué motivo puede haber para llamar a no ponerse los paracaídas?
No nos equivoquemos. Enrique González Macho lo ha intentado. Él es el dueño de Filmin, una plataforma de cine de visualización online que recuerda al papel de los ya desterrados videoclubs. Está centrada sobre todo en las películas de difícil distribución en España que no llegaron a permanecer en taquilla el tiempo suficiente (de las 150 películas de cine español que se hacen de media al año, ¿cuántas ha visto el ciudadano medio en cartelera?). Y sin embargo, en esa página web no están disponibles la mayoría de grandes estrenos, y la calidad de las copias disponibles en la página es altamente custionable.
Para emprender hay que arriesgarse de verdad. No basta con poner algunos (muy pocos) títulos de estreno a una calidad mediocre y contanto prácticamente sólo de cine español. Y sobre todo a tres euros la copia. Que no se engañen, a día de hoy muy pocos serán los que a día de hoy paguen ese dinero por una entrada de cine, pero pueden ser muchos más los dispuestos a pagar uno o dos euros por verla desde casa. Si hablamos de rentabilidad merece más la pena tener un millón de espectadores que paguen poco que cien que paguen mucho. Y más en la situación actual, en la que una cuarta parte de la población (y no hablemos de los jóvenes) está en paro.
Y así como la gente no va a volver a pagar diez euros por una entrada de cine, ellos no van a a poder mantener los ingresos que han venido generando hasta ahora. Ninguno se extrañaría de que esa petición encubierta (esos ojos acosadores en el cogote de Wert durante toda la gala) de continuar como han estado hasta ahora los enormes apoyos económicos en forma de subvenciones de España con su cine lleguen a mal término con un partido en gobierno que siempre lo ha visto como una inversión en saco roto.
Las cosas van a ser mucho más duras para la gente y para ellos en un futuro que está a menos de dando la vuelta de la esquina. Habrá que trabajar más para ganar menos. Pueden, los que estaban el pasado domingo en el Palacio de Congresos, seguir mirándose al ombligo sin pensar en el mañana. Y es posible que algunos aguanten hasta el final de su carrera profesional sin llevarse el varapalo, pero dentro de diez años o menos los que estén se encontrarán en un escenario mucho peor que el que les podrían haber legado. Pan para hoy y hambre para mañana.
España (de eso va todo esto) es un país enfocado al sector terciario. Prácticamente todas las personas que hay en nuestro país se conectan todos los días a Internet. Y una gran mayoría de trabajadores usarán Internet en sus trabajos. En uno de los momentos de esta gala estaban leyendo tweets (Twitter, recordemos, empresa americana) en tiempo real. A pesar de haberles advertido que apagasen sus móviles José Mota (y probablemente muchos más) twitteó en el hashtag de los Goya. Eva Hache se enfada, pero más desde un tono de reprimenda cariñosa que de cabreo. Todos somos conscientes del grado de habituamiento al que hemos llegado de estar siempre conectados. En cualquier parte.
¿Hay algo más irónico que una academia que lee Tweets para ganar audiencia pero que critique el uso de Internet? ¿Que diga que Internet a día de hoy sigue sin ser negocio? ¿Tal vez tienen, una vez más, que ser los norteamericanos los que demuestren que el negocio en Internet es más que rentable y dejar que para entonces nos hayan comido el terreno de la industria cinematográfica en nuestro país? Una vez más (y ya cansa) habrá que decirlo: Internet no es el futuro, es el presente.
Ruta 42
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