Muchos padres al pensar en disciplina piensan en castigo, cuando en realidad "disciplinar" significa "educar"; enseñar a los hijos a comportarse, lo cual reúne castigos y recompensas, es decir, técnicas positivas y negativas. A medida que los niños crecen necesitan saber cómo tienen que actuar para adaptarse al medio. ¿Cómo le educamos a través de una autoridad positiva? ¿Qué errores debemos evitar? Esta entrada reflexiona sobre ello.
Para actuar con una autoridad positiva, pueden llevarse a cabo diversas actuaciones:
- Tener unos objetivos claros sobre la educación. Estos objetivos han de ser formulados y compartidos por la pareja, para que ambos se comprometan con ellos.
- Enseñar con claridad cosas concretas: “Pórtate bien” no le dice nada, pero darle instrucciones concretas sí, como: “No saltes en el sillón”.
- Dar tiempo de aprendizaje. Una vez hemos dado instrucciones concretas y claras, necesita atención y ayuda verbal o física las primeras veces que hace algo.
- Valorar siempre sus intentos y esfuerzos. Al niño le encanta tener éxito y que se lo reconozcan.
- Dar ejemplo y predicar con él para tener fuerza moral y prestigio.
- Confiar en nuestro hijo para que él pueda confiar en nosotros.
- Si el niño no cumple, actuar en consecuencia y no perder el tiempo con discursos.
- Reconocer los errores por parte de los padres da seguridad y tranquilidad al niño, y le alienta para intentar tomar decisiones sin miedo a equivocarse.
- Ser serenos y pacientes.
- Establecer normas adaptadas a sus necesidades y no solo a los propios intereses.
- Ser coherentes en las pautas marcadas.
- Cumplir y hacer cumplir las normas marcadas.
- Otorgarle autonomía.
- Reforzar el buen comportamiento.
- Interesarse por los problemas que pudieran surgirle.
- Exponerle las causas de las correcciones.
Curso relacionado de educación infantil: Escuela de padres.
Déborah Rodríguez Afonso
Licenciada en Psicología Ver perfil