Uno de los temas que cíclicamente levanta más polémica en el seno de las Naciones Unidas es la educación sexual para niños. En el pasado otoño algunas delegaciones de la ONU presentaron un informe sobre el derecho de los niños a la educación sexual integral. La UNESCO cosechó un montón de críticas hace unos meses al publicar una serie de orientaciones de educación sexual. Tanto que se vio obligada a retirar el documento de su sitio web y someterlo a revisión. El informe insistía en que la educación sexual debe incluir información sobre la diversidad sexual. Además, recomendaba enseñar a los niños de cinco años todo sobre la masturbación e instruir a los jóvenes de catorce años para defender los «derechos» de aborto.
Por el contrario, cuando la Santa Sede promovió programas basados en la abstinencia, un buen número de delegados liberales recibió la propuesta entre burlas y risas. Mientras algunos ríen con sorna, un innovador programa de educación basado en la abstinencia está viendo resultados. El nombre del programa ya dice bastante: Teen STAR (siglas que, en inglés, significan Educación Sexual en el contexto de una Adulta Responsabilidad).
El programa está diseñado para algo más que para enseñar a los adolescentes a evitar el embarazo y las infecciones de transmisión sexual. Es un programa que integra varias disciplinas que ayuda a conocerse mejor a sí mismos y a resistir a la presión ambiental. De hecho, en el año que duró el programa, más del 90% de las personas vírgenes mantuvieron la abstinencia.