Leo en “la contra” de “La Vanguardia” el pasado 3 de Septiembre a Francisco Kovacs, médico que en la entrevista y a modo de pinceladas, propone su método educativo. No puedo estar más de acuerdo con sus postulados, que además creo que son perfectamente aplicables al mundo de la empresa. Dice él “Cuando un país tiene un nivel educativo muy bajo y una justicia no predicible, no es democrático…”.
Estoy completamente de acuerdo y pienso que sus ideas son perfectamente aplicables a las organizaciones empresariales, que en definitiva son microcosmos sociales. Y es que las similitudes son enormes: si no dedicamos recursos a la formación (no sólo en capacidades, sino también en habilidades), sino dotamos a la Organización de unas reglas y normas justas y conocidas (retribuciones, ascensos, promociones, sanciones, etc) y además no damos pie a que las ideas se compartan y haya una auténtica transferencia de conocimiento entre los profesionales y los diversos departamentos, esa Organización está condenada al fracaso. Quizás sea capaz de sobrevivir pero en ningún caso de evolucionar en un mercado competitivo y global.
Muchos directivos creen trabajar así, pero pocos lo hacen de verdad, porque ello requiere dirigir y gestionar con grandes dosis de apertura y en definitiva de libertad, y pocos están dispuestos a arriesgar. Es una reflexión interesante para el regreso al duro ejercicio laboral. Alberto Trallero - Optima Management