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Educación y Derechos Humanos

Por Lasnuevemusas @semanario9musas

Educación y Derechos Humanos

Si no estamos en paz con nosotros mismos, no podemos guiar a otros en la búsqueda de la paz.

Hablar de educación es tener en cuenta las raíces de las cuales se apoya, es decir, la familia, escuela, amigos, religión y sobre todo la reflexión personal; cada uno de estos elementos va formando al ser humano.

Por ello fundamentalmente los padres y maestros tienen una responsabilidad clave en el desarrollo del niño, quien debe de crecer apoyado pero no perseguido, quienes debe de caer para aprender a levantarse de distintas maneras para escuchar sus instintos, su corporalidad, su sexualidad, su razón, el niño, el adolescente, tiene que construir su camino escuchan la diversidad de lenguajes pero sobre todo la de su interior, la cual lo guiará y le dará la a fortaleza para construir un mundo interior invadido de seguridad, templanza y sobre todo paz interior.

De igual manera quienes están a cargo de la educación deben tener o desarrollar un camino interior donde la templanza, la paciencia y la libertad lo conduzcan y lo lleven a sentirse seguro en el mundo, que lo guíen para ver al otro como un amigo y para que comprenda que no tiene ni debe desarrollarse para competir sino para ser parte de la diversidad que dará sostén al mundo.

La educación debe de tener como principio la paz interio r, desarrollar en el niño su espiritualidad en unión con su sexualidad y su razón, guiarlo para que descubra y comprenda que la vida se enriquecen de las diferencias por lo cual no puede ni debe existir la competencia que nos mida como mejores, nadie es más inteligente que el otro, cada uno conoce y desarrolla dones diversos, y debe de remarcar que la enemistad es nace solamente de la falta de escucha, la educación se debe fundamentar en enseñar a escuchar, sólo así podremos dialogar y convivir sin pretender imponer al otro nuestras creencias.

Educación y Derechos HumanosLa educación tiene su origen en la paz interior, sólo teniéndola dentro del hogar que es nuestro cuerpo y nuestro espíritu podrá el mundo conocer la paz más allá de la palabra, de esa letra escrita y hablada que nos invita a cultivar una cultura de paz, pero, ¿que es una cultura de paz?, ¿se puede obtener cuando frente a esto nos hablan de ser tolerantes?, hablemos claro, nadie tolerante puede estar en paz, porque al contrario de lo dicho la tolerancia es un vicio, no una virtud, cada uno de nosotros debemos ejercer la aceptación del otro, aceptar la diferencia de cada ser humano, sus preferencias, gustos, ayudar a construir senderos a pesar de no comprenderlos, y como dijo Voltaire, No estoy de acuerdo con lo dices y actúas pero siempre lucharé para que puedas hacerlo.

Educar es aceptar, amar, tolerar es aguantar porque no tenemos otro forma de llevar la situación, y nos convierte en hipócritas, en personas con doble moral y poco a poco esta circunstancia nos hace cometer injusticias, a hablar mal, a criticar, hasta que poco a poco la tolerancia se revela violentamente creando una guerra.

La paz es un trabajo continuo, una lucha interna, la cual debe de llevarse a cabo todos los días, es la yihad islámica, los cuarenta días en el desierto, donde debemos combatir en nuestro interior el ego que nos hace sentirnos superiores a los demás, al cegarnos y hacernos afirmar verdades absolutas haciendo de las palabras cárceles de pensamiento, ese ego que nos aleja de la esencia del cristianismo, del islam, del judaísmo, olvidando nuestro servicio como ofrenda hacia nuestros semejantes. Los antiguos pueblos de Oriente, dicen: Cuando comprendamos que decir gracias es para momentos particulares, la paz y la responsabilidad serán parte fundamental del desarrollo del ser humano.

Gratias agere, dar gracias, es realizar una alabanza en voz alta desde el corazón, tomando en cuenta que para Oriente, corazón es el centro del ser humano, es la sede del todo, por ello dar gracias se relaciona con paz y responsabilidad, porque conlleva una reflexión con todo lo que es el ser humano. Dar gracias es tener clara la responsabilidad y el servicio particular realizado, por ello, decirlo mil veces al día asesina el sentido y extravía la responsabilidad con el otro, eliminado del interior la paz.

Tiempo atrás y al ser pareja de un musulmán, diez meses después de no escuchar ningún gracias le pregunté, ¿no te gustaría decirme gracias? Me miró y me dijo, ¡no!, porque decir gracias de todo quita la responsabilidad y el deber para conmigo y viceversa, tú y yo vivimos juntos para crear una comunidad, y con esta ser parte de una sociedad, gracias y paz, son valores con un gran peso de responsabilidad en el caminar del ser humano, se debe saber donde y cuando decirlo, la repetición constante quita la sabiduría al labor social, vuelve al deber un favor que tarde o temprano tendrá que ser pagado, al saber que es parte de la convivencia no esperaremos nada uno del otro, todo será una ofrenda, sólo así viviremos en paz, porque viviremos para construir un mismo camino.

Esta enseñanza es paralela y se entrelaza perfectamente al desarrollo de los Derechos Humanos, porque en cada uno de ellos nos reconocemos como seres humanos, no como personas, porque como lo dice el etrusco, phersu, origen del griego prosopon, pros, delante y opos cara, es decir, delante de la cara, persona designa una mascara, a alguien que se oculta y se maneja frente a los otros dependiendo la situación y la circunstancia, e individuo vuelve al humano un número, por ello, los Derechos Humanos se califican humanos, no derechos de las personas ni de los individuos, porque abarcan el todo, nacen y provienen de la necesidad de paz, de la nacida en el interior y en la necesidad de poder alcanzar un equilibrio, no sólo propio sino en comunidad.

Los Derechos Humanos de manera similar a los mandamientos custodian la dignidad de la persona sea cual sea su realidad, su etnia, color, preferencia, equivocación. A diferencia, las leyes civiles custodian una realidad creada por un grupo mientras se daña la dignidad de las personas.

Los Derechos Humanos no juzgan, reconocen la equivocación de cada ser humano, y el hecho de estar propenso a cometer un crimen, por ello custodian la justicia. Los Derechos Humanos defienden a criminales, dicen, pero, los Derechos Humanos no están en contra de la ley civil, sino en contra de ejercer la justicia en base a la violencia.

Educación y Derechos HumanosNelson Mandela, preso en 1962 y condenado en la prisión Marshall Square y en Pretoria, cárceles de alta seguridad donde no sólo se eliminaba la libertad sino cualquier rasgo de humanidad, al salir de prisión y llegar al poder mandó a renovar las prisiones y pidió cambiar el trato, por lo cual alguien le dijo, ¿por qué cambiar todo ahora? llegarán quienes te metieron en la cárcel y cometieron injusticias contra ti, su respuesta fue, por eso, porque yo no quiero que ningún ser humano pase por lo mismo.

Mandela comprendió que la paz del mundo no se resuelve con violencia o con venganza sino a partir de la paz interior, del perdón, el cual toma sentido en uno mismo, cuando se entiende que el perdón es para no cargar con odio, rencor, venganza, dolor, no para tener en las manos la espiritualidad de la otra persona, este es uno de principios fundamentales de la educación, cimentar la paz en nuestra responsabilidad hacia el otro y donde los Derechos Humanos se vivan en plenitud, no como leyes sino como mandamientos en favor de la dignificación del ser humano.

Paralelamente a la Paz y los Derechos Humanos, esta la educación, una de la raíces claves para el desarrollo del ser humano, pero, es de aclarar que la educación no se fortalece con el acto intelectual el cual es muy valioso, pero, de nada sirve leer cien libros si no se vive en paz con uno mismo y sobre todo si no se ejerce para dignificar y respetar a la otra persona.

La educación sacia su sed de varios ríos: familia, sociedad, escuela, religión, amigos, lecturas, viajes, maestros y sobre todo la reflexión de uno mismo.

La educación conlleva un proceso de misterio y consagración porque es tan sagrado como el camino hacia Dios, por ello cada uno de los seres humanos tenemos una responsabilidad con el otro, porque cada uno de nuestros actos de cierta manera lleva un porcentaje de educación.

Educar, conlleva liberar al otro de nuestras creencias, crear un camino para la propia reflexión. Un maestro debe, como dice Ortega y Gasset enseñar al alumno a dudar principalmente de lo que él dice. La educación se aleja de dogmas, de presupuestos y de anhelos sumergidos en el catedrático quien debe abrir el camino a la critica, conducir al estudiante a valorarse como ser humano único con ideas y reflexiones, que lo ayudarán a valorar su opinión y la de sus compañeros. Debe procurar alejar la repetición sin critica, valorar las preguntas y sobre todo nunca considerar ignorante al estudiante. El estudiante ignora muchas cosas pero a la vez sabe otras que el maestro ignora, por ello la educación debe basarse en un aprendizaje mutuo, no olvidar que siempre se aprende, nadie sabe todo y nadie tiene la verdad absoluta, ese es un punto central.

Quien educa debe ser un ser humano con templanza, amante de la sabiduría no del conocimiento ni de la buena memoria, humilde para no calificar comparando su conocimiento, sino valorando el progreso que ha llevado cada uno de los aprendices, sin calificar grupalmente, sin denigrar al que aprende.

Paralelamente está la educación promovida por el Estado, y de la cual muestra un desconocimiento completo, la educación a nivel social debe basarse en la preparación y el conocimiento de todos los lenguajes del ser humano: la razón, el cuerpo, las emociones, las sensaciones, la relación con la naturaleza, la espiritualidad y la sexualidad, y tomando como ejemplo este último, cuando se habla de educación sexual sólo se sitúa en el conocimiento de saber usar preservativos, pero la educación sexual comienza en enseñar a cada ser humano a valorarse, en enseñarle a percibirse como un templo donde se tiene que consagrar todo lo que entra y sale de él.

La sexualidad es una parte fundamental del desarrollo humano y lleva una responsabilidad enorme en el desarrollo de la paz interior, porque como menciona el Marques de Sade, qu ien es privado de ejercer su sexualidad tiene presupuestado ser un soldado de guerra, que buscara sangre. La sexualidad debe de ir de la mano con la castidad, de esta manera, ésta será un Silencio y una ofrenda, donde no cabrá la amargura pero al mismo tiempo será la sede del erotismo, donde el cuerpo se consagre al otro por amor y encuentro y no sólo en un acto de genitalidad donde uno o ambos se conviertan en instrumentos de placer.

La educación se relaciona con la profundidad del ser humano, con todos sus lenguajes, sus Silencios, sus instintos, la educación no se lleva con las reglas, reglamentos o manuales. La educación es una analogía de las ramas del árbol que somos y tiene su fundamento en la dignidad y la paz la cual habita principalmente en el yo.

La filosofía china, particularmente el confucianismo explica: la educación se encuentra en las manos de cada persona y dice: las líneas de la mano marcan el destino, para que cuando lo cierres comprendas quien es el dueño del mismo, pero también para que cuando abras la mano comprendas que ese destino se dirige e influye a los cinco puntos del universo que representan las manos, esto significa, que la paz con la cual construimos nuestro día a día llevará a nuestro ser a manifestarse de una manera educada y plena para dignificar a nuestros semejantes, a través de los Derechos Humanos, que más allá de la numeración dada por la ONU tienen su origen en la regla de oro de todas las religiones, al decir:

el Baha' i: bendito quien ama a su hermano antes que a si mismo

el Confucianismo: la benevolencia máxima consiste en no hacer a los demás lo que no quieras que te hagan a ti (Las Analectas 15,23).

Hinduismo: el deber supremo es no hacer a los demás lo que te causa dolor cuando te lo hacen a ti (Mahabharata 5, 15,17).

Jainismo: uno debería tratar a todas las criaturas en el mundo como a uno le gustaría ser tratado (Mahavira, Sutrakritanga 1,11,33).

Sikismo: No soy un extraño para nadie y nadie es un extraño para mi. De hecho, yo soy amigo de todos. (El siri Guru Granth Sabib 1299).

Taoísmo: considera la victoria de tu prójimo como si fuera la tuya, y la derrota de tu prójimo como si fuera la tuya. (Lao Tzu Shang Kan Ying Pien 213 218).

Budismo: no trates a otros de maneras que tú mismo encontrarías hirientes. (El Buda. Udanavarga 5,18).

Islam: ninguno de ustedes cree verdaderamente hasta que quieran para otros lo que desean para ustedes mismos. (El profeta Mahoma, Hadith).

Judaísmo: lo que para ti es odioso no lo hagas a tu prójimo. En esto conste toda la Ley, todo lo demás es un comentario (Talmud, Shabbat 31ª).

Cristianismo: todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos, en esto consiste la Ley y los Profetas. (Mt 7,12).

Como podemos ver, en la regla de oro marcada por las grandes religiones, está el fundamento de la paz, de los Derechos Humanos y de la educación. En el respeto, amor y consagración del otro se encuentra el poder de una sociedad, el valor, su fortaleza y su libertad.

Una civilización sin paz interior se convertirá en un Imperio, una civilización sin Derechos Humanos hará de su pueblo esclavos e instrumentos desechables y una civilización sin educación que no consagre, guie y custodie la totalidad del ser humano se volverá escuela del absolutismo y del dogmatismo, creará ídolos y sepultará el criterio.

Y concluyo diciendo: Shalom a la frase de Mahatma Gandhi: En la actualidad la gente sólo se preocupa por sus derechos. Recordarle que también tiene deberes y responsabilidades es un acto de valor que no corresponde exclusivamente a los políticos.

Salam, a las palabras de Antoine de Saint Exuper y: Si queremos un mundo de paz y de justicia, hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor.

Y paz al proverbio hindú: con mis maestros he aprendido mucho, con mis colegas mas, con mis alumnos todavía mas.

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