Revista Educación
Educar a adolescentes no es una tarea que exija unos conocimientos muy especializados, y en la mayoría de ocasiones a padres y madres nos bastará con tirar del sentido común y de nuestra propia experiencia. No obstante, en otros momentos nos podremos sentir algo desorientados y perdidos, y el disponer de cierta información y de algún asesoramiento será una gran ayuda. Por ejemplo, conocer los cambios que conllevan la adolescencia, o saber cómo mejorar la comunicación y resolver los conflictos. También recibir algunas orientaciones concretas podrán influir positivamente sobre nuestras competencias parentales.
Pero no tardará en llegar el momento en que tengamos que afrontar decisiones acerca de asuntos parentofiliales cotidianos sobre los que raramente existen recetas eficaces. Por ejemplo, a qué hora debemos permitir que regrese a casa nuestro hijo o hija por la noche los fines de semana. O cuándo estará preparado para asistir con sus amigos a un concierto o a la discoteca. ¿Podemos permitirle que vaya con su grupo de camping a pasar el fin de semana?
Muchas preguntas ante las que con frecuencia nos sentiremos desorientados, puesto que combinar la satisfacción de las nuevas necesidades que surgen a partir de la pubertad con medidas de control, de las que somos responsables, que garanticen su seguridad no es algo sencillo. Y es una pregunta que padres y madres hacen con frecuencia.
Resulta complicado dar una respuesta concreta, ya que habrá numerosos factores que deben ser tenidos en cuenta: la edad, el nivel de madurez, la confianza en el grupo, las costumbres locales, la época del año…etc. En esos casos, mi recomendación es siempre la misma, la de hablar con los padres y madres de algunos de los amigos o compañeros de nuestros hijos, y tratar de llegar a un acuerdo consensuado. El diálogo, la reflexión conjunta y el intercambio de puntos de vista, pueden ser de mucha ayuda para resolver dudas y llegar a tomar una decisión, que aunque nunca será la única posible, al menos estará basada en la opinión de varios padres y madres, cada uno de ellos aportando sus valores, sus conocimiento y su experiencia. Por otra parte, es muy probable que esa decisión que afecta a todo un grupo de amigos adolescentes sea aceptada de mejor grado por todos ellos. Al fin y al cabo, si todos han de volver a casa a las 2 de la madrugada, qué demonios va a hacer uno de ellos solo en la calle hasta las 3. Y mucho se va a aburrir yendo en solitario de camping.
Por lo tanto, mi sugerencia al respecto es clara: tratar de establecer contacto con los padres y madres de algunos de los amigos de nuestros hijos para, en los momentos en que los consideremos conveniente, poder reunirnos con ellos para tomar un café, poder discutir largamente sobre estos asuntos, y tratar de llegar a un consenso que sea aceptado por todos. Yo lo hice, y creo que funcionó bien.
Sus últimos artículos
-
Las redes sociales como riesgo y oportunidad para el desarrollo adolescente
-
Creatividad y vulnerabilidad al like. o donde dije digo….
-
La vida transcurre entre los 10 y los 25 años o la plasticidad del cerebro adolescente
-
Malestar psicológico y creatividad: de las experiencias infantiles adversas a la originalidad innovadora