Revista Mundo animal

Educar es la clave

Por Luistovar

Educar es la clave

El mundo es vegano si lo quieres


En algunas otras entradas de este blog, ya expuse los problemas que tienen determinados perspectivas que intentan enfrentarse al problema de la explotación de los animales nohumanos. Como es el caso de la denominada "acción directa", o el regulacionismo (reformar la esclavitud de los nohumanos). Ahora quisiera exponer cuál es, a mi modo de ver, el camino que puede conducirnos a conseguir un cambio real y una solución efectiva. 
La forma más correcta y efectiva de conseguir el respeto para los demás animales - el respeto a sus legítimos derechos - es a través de la educación vegana. Tanto a nivel individual como social. En esta entrada pretendo exponer una argumentación en favor de esta postura.
Nuestra conducta es en gran medida consecuencia de nuestra forma de sentir y pensar. Si no se produce primero un cambio profundo en la mentalidad de nuestra sociedad, los animales nohumanos seguirán sufriendo la misma suerte que hasta ahora sin solución.
Para cambiar de manera efectiva y real la situación de los animales nohumanos mediante las leyes, antes tiene que haber necesariamente una base social de gente que apoye la abolición de su esclavitud y que aplique ese principio moral en sus propias vidas: veganismo. Así lo recalca, por ejemplo, Gary Francione:
"El veganismo no es una mera cuestión de dieta; es un compromiso moral y político hacia la abolición en el ámbito individual y alcanza no solo lo referente a comida, sino también la ropa, otros productos, y otras acciones y elecciones personales. Transformarse en un vegano es lo único que podemos hacer hoy –ahora mismo - para ayudar a los animales. Representa un repudio a la condición de objeto de los nohumanos y el reconocimiento de su valor intrínseco."

Con el término "político" entiendo que Francione se refiere a la abolición legal del estatus de propiedad de los animales nohumanos. Es decir, a la abolición de su esclavitud y explotación institucionalizada en nuestra sociedad. Esa es la única aplicación coherente y efectiva del veganismo en el ámbito político (legal).
Para lograr este objetivo, primero es necesario que haya una importante masa social de veganos que se oponga activamente a la explotación de los animales nohumanos. Solamente cuando los veganos seamos una parte considerable de la sociedad, no sólo en número sino sobre todo en influencia moral y social, será cuando podamos aspirar de verdad a que haya un cambio real para los demás animales.
Y para conseguir que el número de veganos siga creciendo, necesitamos enfocar nuestro tiempo y esfuerzo en el activismo educacional. La educación vegana es la tarea prioritaria. Debemos cambiar el paradigma moral especista que predomina en nuestra sociedad hacia una cultura ética basada en los derechos animales. Sólo así la liberación animal - liberar a los demás animales de nuestra dominación - será una realidad, y no solamente un ideal.
El activismo es un deber moral que está implícito en el propio principio del veganismo. La ética no es  simplemente un asunto personal de cada uno, sino algo que nos atañe directamente a todos los que somos responsables de nosotros mismos. Así que es nuestro deber esforzarnos en conseguir que todos los agentes morales se comporten de acuerdo con las normas éticas. Pues todos ellos son perfectamente capaces de comprenderlas y de llevarlas a la práctica.
Ahora bien, la forma en que cada persona haga activismo educacional dependerá de sus propias posibilidades y capacidades. No todos tenemos la misma disposición para hacer las mismas cosas. Cada uno aportará en lo que mejor pueda o sepa. Pero deberá ser siempre de una forma explícitamente noviolenta. El veganismo es una extensión o corolario del movimiento por la noviolencia.
Obviamente, nuestra actitud ante esta cuestión también dependerá de la perspectiva que tenga. Porque quien sea pesimista, probablemente piense que no vale la pena gastar tiempo y esfuerzo en conseguir un mundo vegano, pues ya cree que tal cosa no es posible. Sin embargo, la historia nos muestra que el cambio moral y social son posibles. El pesimismo no está justificado.
Éstas son las razones por las que el debate, y el diálogo interno, es necesario. Primero, comprender que el veganismo no es un tema personal sino un principio ético que todos debemos respetar. Segundo, entender que es también un deber el hacer activismo para difundir el veganismo. Tercero, asumir que la educación es el camino correcto y efectivo para avanzar hacia un cambio de paradigma moral basado en el reconocimiento de todos los seres sintientes como personas con derechos.
El prejuicio especista y la mentalidad utilitarista son la causa de la explotación animal. Mientras esas ideas predominen en nuestra cultura, los demás animales seguirán siendo explotados y masacrados sin remedio. Por eso, tenemos que incidir en la raíz del problema para poder solucionarlo. Y esto es una tarea de todos nosotros sin excepción.
La educación vegana funciona. Sólo tenemos que enfocar nuestro tiempo y esfuerzos en ella y veremos los resultados. De hecho ya los estamos viendo.
Algunos estudios apuntan a que, gracias en parte a internet y al trabajo de los grupos abolicionistas, el número de veganos y de gente que abandona progresivamente su participación en la explotación animal ha crecido exponencialmente desde hace varios años. Probablemente más gente se ha hecho vegana durante los últimos 15 años que en los 50 años anteriores. Y la tendencia sigue creciendo.
No se trata de una mera convicción. Los hechos muestran que el cambio real es posible.Y éste se producirá más rápido cuantas más personas nos centremos en el activismo educacional.
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Otros textos relacionados:
- Entrevista a Gary Francione 
- Educación vegana creativa y noviolenta
- En defensa de la educación vegana

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