Revista Arte

Edward Hopper en el Thyssen

Por Ceballos

Viajé esta semana a Madrid desde Barcelona para ver dos exposiciones de artistas muy diferentes, ambos contemporáneos, pero sin duda excelentes: Edward Hopper en el Museo Tyssen y  Erns Ludwing Kirchner en La Fundación Mapfre.

Edward Hopper en el Thyssen

Edward Hopper, Autorretrato (1947)

Por el momento, en este post, voy comentar mis apreciaciones sobre Edward Hopper (1882-1967) pintor estadounidense que se aparta del impresionismo, de las vanguardias y de la influencia de la pintura europea para centrarse en una pintura de cierto costumbrismo norteamericano, con escenas de la vida cotidiana pero también paisajes solitarios, llenos de misterio.Lo que más me llama la atención de este pintor no es tanto su estilo realista sino la manera de plasmar  este realismo. Diría que nos muestra una realidad que trasciende la propia realidad debido  a su peculiar manera de mostrarnos las escenas, con esos planos de color formados por las  luces artificiales y cortantes, también luces diurnas entrando por las ventanas y esa mirada de "voyer", que el espectador comparte con cierta culpabilidad como si se sintiera cómplice del delito de estar observando en la oscuridad las intimidades de los personajes. Es el caso de "Ventanas en la noche", donde desde un lugar desconocido, posiblemente el edificio de enfrente, y en la oscuridad de la noche observamos tres ventanas iluminadas con luz artificial,  en el interior de una de ella vemos parcialmente la parte trasera  del seductor cuerpo de una mujer en camisón que obviamente está absolutamente ajena a nuestra mirada. O también el "voyerismo" que se siente observando a esta mujer de la limpieza que con una composición insólita nos invita a penetrar en su interior.

Edward Hopper en el Thyssen

Ventanas en la noche (1928)

Edward Hopper en el Thyssen

Casas de apartamentos (1923)


Curioso, pocas veces hombres solitarios, casi siempre mujeres en soledad pensativas, abstraídas, melancólicas, esperando no se sabe qué. Cuando uno contempla estas ventanas íntimas  trasciende más allá de la propia escena y se pregunta el porqué de la situación adentrándose en el estado anímico de los personajes ¿Qué estará pensando la mujer del piano que toca las teclas de forma ensimismada y aburrida? ¿Será ésta una pareja feliz? ¿Y esta otra mujer que  sentada en la cama mira por la ventana el infinito sin ver? ¿En que estará pensando? ¿Quizás en un amor perdido? ¿Y el hombre que fuma el cigarro y mira por la ventana con aire de tramar algo? Parece que sonría pensando en su próxima escapada mientas la mujer absorta en su lectura parece resignarse a su destino. Esa es una de las mayores cualidades de Hopper: el espectador es libre de dejar volar su imaginación creando sus propias historias sugeridas por  la escena representada. 

Edward Hopper en el Thyssen

habitación en Nueva York (1932)


Edward Hopper en el Thyssen

Sol matutino (1952)

Edward Hopper en el Thyssen

Hotel junto al ferrocarril (1952)

En cuanto a estas escenas realista/surrealistas, en que los personajes se hayan ubicados en lugares absurdos o imposibles, que parecen meditar o mirar alguna cosa desconocida, absortos en no se sabe qué y que el espectador intenta conocer sin conseguirlo ("Grupo de gente al sol"), o esa mujer que muy bien vestida y apoyada en la puerta de un edificio ubicado en un lugar desértico parece estar esperando a alguien ("Mañana en Carolina del Sur) ¿Quizás la llegada de alguien que nunca llegará? O el hombre de la gasolinera que en una carretera desértica y sin coches, fumando y con aire aburrido parece ajeno y absorto a las palabras de su mujer ¿qué le estará diciendo esta abandonada ama de casa? ¿quizás una simple consulta doméstica o le está recriminado alguna cosa? Y otro tanto en ("Oficina nocturna"), la voluptuosa secretaria que parece querer insinuarse a su compañero de trabajo (quizás su jefe) que parece también absorto en su trabajo ¿Mira la mujer el papel caído que quizás ella misma ha tirado al suelo para llamar la atención del hombre? ¿Conseguirá su propósito?  Tampoco nunca lo sabremos.

Edward Hopper en el Thyssen

Grupo de gente al sol (1960)

Edward Hopper en el Thyssen

Mañana en Carolina del Sur (1955)

Edward Hopper en el Thyssen

Autovía de cuatro carriles (1956)

Edward Hopper en el Thyssen

De noche en la oficina (1940)

En cuanto a sus misteriosas casas, prototipos de una película de Hitchcock (el propio director reconoció expresamente la influencia de Hopper en la composición de sus escenarios  exteriores y en la ambientación de sus películas, como la casa de los Bates en Psicosis). Estas casas ubicadas también en parajes solitarios, muchas veces absurdos, sin personas, sin animales, junto a railes de trenes, soleadas a veces, otras nocturnas , en algunas ocasiones con personajes indiferentes en sus balcones, como esta madre e hija, tan púdica la madre y tan osada la hija con su parcial desnudez y sin embargo indiferentes la una de la otra ¡Que misterio dentro de la total normalidad! Esta es la magia de Hooper, que nos acerca a lo cotidiano dejándonos sumidos en la interrogación, todo ello junto a unas composiciones extremadamente inusuales, a veces en contra de los cánones de composición, con planos cortados que nos hacen ir más allá del cuadro, planos creados muchas veces de forma artificial en los que las luces y las sombras duras y cortantes crean ese misterio que nos atrapa y nos hace entrar en el cuadro como si de una puerta prohibida se tratase ¡Grande Hopper, consigues crearnos emociones!

Edward Hopper en el Thyssen

Casa junto a las vías del tren (1925)

Edward Hopper en el Thyssen

Luz del sol en el segundo piso (1960)


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