Revista Psicología

Ee.uu: ¿proteger o entregar su economía?

Por Gonzalo


La globalización despierta, de por sí, reacciones proteccionistas: en países en desarrollo porque consideran que la libertad de movimientos de capital les ha causado problemas de envergadura; en países desarrollados porque la deslocalización productiva, impulsada por las muy amplias diferencias salariales, afecta al empleo de determinados sectores y, además, contrae las retribuciones de la mano de obra menos cualificada.

A esas tensiones, que vibran desde hace tiempo, se han sumado ahora las que suscitan el mercantilismo monetario y el empuje de los fondos soberanos.

El uso de las reservas para mantener sus monedas por debajo de su nivel de equilibrio afecta, sobre todo, a Estados Unidos, por ser el mayor de los mercados. Para Cline, la situación de la economía americana ya no es la de finales del pasado siglo, cuando su déficit comercial no resultaba excesivo -es el déficit comercial el que desequilibra el saldo corriente-, ni tampoco el préstamo tomado del exterior era voluminoso, amén de dedicarse a elevar el nivel de inversión; en estos momentos el déficit comercial y el de cuenta corriente no son sostenibles y, además, el capital importado se dedica a aumentar el consumo, tanto privado como público. Además de las medidas que el Gobierno norteamericano deba adoptar para reducir el déficit fiscal, las monedas de los países asiáticos, y especialmente la china, no pueden seguir artificialmente infravaloradas por el uso específico de sus grandes reservas. Por tanto, si dichos países se resisten a dejar que sus monedas se aprecien, el Gobierno norteamericano estará legitimado para imponer derechos compensadores a los países que, a su entender, subsidien sus exportaciones a través de monedas subvaloradas.

Nada convendría menos a la economía mundial que se desatase una guerra comercial entre Estados Unidos y los países asiáticos porque, en la actual situación de interdependencia, todos saldrían perdiendo. Pero hay que comprender que el déficit comecial de Estados Unidos, 711.600 millones de dólares en 2007, constituye un generador de problemas a la búsqueda de soluciones múltiples.

¿Ocurrirá así? Las peticiones de diversos sectores de la sociedad norteamericana se mueven en ese sentido y el presidente de Estados Unidos, Barak Obama, parece más proclive a adoptar medidas proteccionistas de lo que fuera su antecesor, sobre todo al encontrarse al frente de una economía azotada por la crisis. Pero hay un factor disuasorio que los propugnadores de la protección olvidan: que tanto China como Japón son los grandes acreedores de Estados Unidos y que, a finales de octubre del 2008, China poseía 652.900 millones de dólares en títulos del Tesoro norteamericano y Japón 585.500 millones de dólares. Los dos países eran, por tanto, los dos grandes acreedores del Tesoro, aunque su inversión en Estados Unidos vaya mucho más allá de ese tipo de préstamos.

No resulta nunca fácil actuar en contra de los intereses de tres principales prestamistas pero, en cualquier caso, la situación descrita se acerca a un equilibrio inestable que entraña riesgos de naturaleza explosiva.

fuente: ODISEA 2050 La Economía Mundial del Siglo XXI (Jaime Requeijo)


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