Una de las visitas más especiales que hice en mi reciente viaje a Turquía fue sin duda acercarme a la ciudad antigua de Éfeso, un viaje al pasado para descubrir las raíces de este territorio y de los diferentes pueblos que le dieron vida. Localidad de Asia Menor antaño, tiene un importante valor arqueológico y es encantador pasear por las ruinas, pues a medida que vas avanzando ayudado la información apuntada en los paneles, puedes hacerte una idea de cómo fue en su esplendor en torno al año 100 D.C.
No obstante, hay que ir concienciado. La gran mayoría de monumentos de la antigüedad están derruidos y se necesita bastante imaginación para poder ver la ciudad como fue. De hecho, lo que más merece la pena está en gran medida restaurado. Todo depende de lo que busques. Yo diría que solo por la Biblioteca de Celso ya merece la pena acercarse. Aunque esté recontruido y no sea exactamente el mismo que el que fue, es uno de esos lugares que personalmente, me quedaría toda la vida mirando. O al menos pediría volver a ver cada cierto tiempo.
Además, si eres capaz de imaginar y de reconstruir los templos, baños, edificios o fuentes que poblaban esta urbe, así como añadirle las diferentes señas de identidad de los pueblos que por allí pasaron –desde el Periodo Helenístico hasta que el otomano- disfrutarás el paseo. Un amplio camino de ida y vuelta, con la calle principal Los Curetes como eje, te dejará tiempo para que intentes sumegirte en este lugar, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El lugar donde se encuentra, en mitad de la naturaleza, también ayuda a que no deba dudarse hacérsele una visita.
Cómo llegar
Éfeso fue la cuarta parada importante del viaje, tras pasar por Estambul, Capadocia y Pamukkale, pero no por ello la menos importante. A nivel histórico y arqueológico era la más interesante y personalmente, tenía muchas ganas de contemplar con mis propios ojos su monumento estrella, la Biblioteca de Celso.
Situada cerca del Mar Egeo, para llegar a Éfeso lo más adecuado es hacer noche en Selçuk. Esta encantadora población fue una de las sorpresas de viaje, quizás por considerarla de antemano tan solo la puerta de entrada a Éfeso. No obstante, el hecho de alojarme en un hostel que me resultó sumamente acogedor (Anz Guest House) y donde pude conversar con sus dueños; unido a un bonito centro lleno de restaurantes y ambiente, me encandiló.
Para llegar a Selçuk, en mi caso desde Pamukkale, debe tomarse un autobús de unas tres horas, cuyo billete se puede sacar en las principales calles del pueblo. Ante un problema con los billetes, el conductor me puso en un asiento junto a él y su ayudante –pues en estos autobuses turísticos turcos te ofrecen un tentempié y bebida- y quizás por ello, también me sentí a gusto antes de llegar a este pueblo. Mi viaje en solitario había comenzado en Pamukkale, pues antes había viajado con una amiga, y la hospitalidad turca se hizo más significativa, si cabe, en estos días.
Finalmente, para ir de Selçuk a Éfeso, tan solo deberás tomar un autobús en la estación de autobuses, en pleno centro de la ciudad y que pasarás en más de una ocasión si te quedas allí varios días.
Consejos para visitar Éfeso
Tanto en Selçuk como el lugar donde está enclavado Éfeso son muy calurosos durante los meses de verano. De ahí que recomiende ir por la tarde a visitar este rincón y huir de esta forma del intenso calor.
Por otro lado, en la puerta principal, hay un montón de puestos, tanto para tomar algo como para comprar un souvenir, como en toda atracción turística relevante. Puedes aprovechar para comprar agua porque la necesitarás y a la salida, yo aproveché para tomarme una caña y asimilar lo que había visto.
Por último, haré un recorrido por los monumentos de Éfeso, con información recopilada a través de los paneles informativos del lugar y de otros datos encontrados en Internet.
Gran Teatro de Éfeso
El Gran Teatro de Éfeso fue construido en el periodo helenístico y tras varias restauraciones, llegó a albergar a 20.000/25.000 espectadores. Fue uno de los grandes teatros del mundo antiguo, sirviendo para múltiples eventos como conciertos, artes escénicas o actividades deportivas y sirvió también durante el Imperio Romano como el lugar donde se libraron las luchas de los gladiadores. Por si fueran pocos usos, también fue escenario de las asambleas populares. Un terremoto en el siglo III lo destruyó y nunca más fue utilizado para sus funciones anteriores, sino que se incorporó en el Periodo Bizantino al conjunto de fortificaciones de la ciudad.
La Biblioteca de Celso
El monumento más conocido de Éfeso es Biblioteca de Celso. Construido en el año 100 D.C. en honor al senador Tiberius Iulius Celsus por su hijo, además de una biblioteca, fue pensada para que fuera la privilegiada tumba del político. Aunque fue destruido en torno al año 270 A.C, ya en el siglo XX se restauró hasta ser el monumento mejor conservado de los que forman el conjunto de Éfeso.
Tetrágonos Ágora – La zona comercial
Pegada a la bilioteca, encontramos la zona comercial de la antigua Éfeso, conocida como Tetrágonos Ágora. Compuesta por un patio central, oficinas administrativas y de negocios y un tribunal judicial, los terremotos acabaron con ella y hoy se encuentra muy devastada.
La puerta de Adriano
Otro de los monumentos que se pueden apreciar muy bien es la puerta de Adriano, ya que también ha sido objeto de restauración recientemente.
Las letrinas
La letrina pública era un lugar que servía como baño para los ciudadanos y también para los extranjeros, en un baño paralelo. Para limpiarse posteriormente, había canales de agua dulce en frente de los asientos. Este monumento fue restaurado por el Museo de Éfeso situado en Selçuk.
El Templo de Adriano
El Templo de Adriano es otro de esos monumentos que admirados desde cerca hacen más fácil la labor de imaginar cómo fue esta ciudad años atrás. Fue también un regalo dedicado a el Emperador Adriano (117 – 138 D.C.). En este lugar, había estatuas de los emperadores Diocleciano, Constancio, Maximiano y Teodosio I el Grande, de las que se conservan algunas bases inscritas.
Nymphaeum Traiani
Esta fuente fue donada por Tiberius Claudius Aristion y su mujer en el año 102 D.C en honor a Artemisa y Éfeso pero también al Emperador Trajan. La altura original al reconstruir el monumento original es de unos 9 metros.
El templo a Domiciano
De nuevo, un templo en honor al emperador Domiciano, que reinó de los años 81-96 D.C. y que fue construido a su muerte como conmemoración, aunque fue utilizado por la familia de Tito Flavio Vespasiano. Después de la victoria del Cristianismo, fue demolido hasta los cimientos, por lo que hoy está muy degradado.
Monumento a Polión y fuente de Domiciano
Se trata de un templo que sirvió como tumba en honor a Gayo Asinio Polión mandado construir por su hijastro en el siglo I D.C. Por su parte, la fuente data del año 93 D.C y su gran ábside daba a la plaza de Domiciano. Tiene estatuas a Ulysses y Polifemo en el nicho.
Visita al Museo de Éfeso en Selçuk
Para completar una visita a Éfeso en condiciones, lo más adecuado es visitar el museo del lugar en Selçuk. Se puede comprar una entrada conjunta, que deberás guardar hasta hacerla efectiva en el segundo destino. En sus diferentes salas podremos ver restos arqueológicos encontrados en las excavaciones, así como objetos y utensilios de esa época. Aunque no soy muy partidaria de este tipo de museos, que a veces juntan tantas cosas que no sé bien cómo encajarlas, en esta ocasión creo que merece la pena, pues además de tener alguna escultura realmente impactante y poder observarla más de cerca, completa la visita a la ciudad antigua. Le da sentido y a la vez, se auto reafirma.