Mujeres manifestándose en la plaza de Tahrir
De los 508 diputados egipcios que esta semana estrenaron su cargo, solo once son mujeres. Ellas,que fueron protagonistas por derecho propio de las manifestaciones en la plaza de Tahrir, se han quedado relegadas a una pequeña representación en el nuevo Parlamento que presidirá el islamista Saad Katatni, diputado del Partido Libertad y Justicia (PLJ), brazo político de los Hermanos Musulmanes, y primero de la era pos Mubarak. «Anunciamos al pueblo egipcio y a todo el mundo que nuestra revolución continúa», subrayó el nuevo presidente del Parlamento>, quien prometió cumplir con todos los objetivos de la revolución y aseguró que no van a «traicionar nunca la sangre de los mártires ni olvidar la sangre de los heridos». Pero hará falta algo más que promesas para desmontar la trama que durante décadas ha silenciado periodistas, castigado a la oposición y reprimido a la sociedad civil, en especial a las mujeres. Deberán asegurarse de que nunca más se volverán a pisotear los derechos del pueblo egipcio y de que nunca más tendrán que morir en sus plazas para reivindicarlos. De momento los hermanos, que no lideraron ni impulsaron la revolución, se han hecho con el poder y postergado a las mujeres, que si lo hicieron, a un segundo plano. ¿Quiénes son los Hermanos Musulmanes? El objetivo manifiesto de esta hermandad no augura nada bueno ya que su fin es implantar un estado islámico en Egipto basado en la sharia y el rechazo a la influencia occidental en el país.Sin embargo, Katatni explicaba así su ideología antes de la elecciones: "Si quiere saber cuáles son los principios guía denuestro partido déjeme decirle que nuestro partido no es un partido religioso, es un partido civil que persigue un estado moderno y democrático, pero con una "referencia islámica". Vemos los principios de la sharia islámica como el marco que nos rige cuando se promulgan leyes. Apoyamos el derecho de manifestación y el derecho a expresarse, pero definitivamente estamos en contra de la destrucción y el sabotaje. Hay que poner fin a esta era de transición en la que los militares están protegiendo o cuidando de la revolución, porque todos sabemos que el país debe ser gobernado por un organismo civil elegido y el ejército debe regresar a sus cuarteles. Esto asegurará un equilibrio de poder entre las diversas autoridades> ¿ Nos lo creemos? El problema es que la sharia propugna un sociedad medieval que margina a las mujeres. A esas mujeres que nos hicieron creer en la primavera árabe. Y esto es un gran, gran, problema.