Egos, o cómo destruir la literatura.

¿Qué ocurre en este mundo literario del cual no me atrevo a sumergirme más de la cuenta, ni siquiera lo pretendo, visto lo visto? Por las redes sociales uno se entera de "batallitas" entre escritores, editores, organizadores de eventos, libreros, etc. que ríete tú de Troya. "Batallitas" que se vuelven cíclicas, trolls de las cavernas que parecen vivir de la polémica, nombres propios (y conocidos en este multiverso) que insultan a sus compañeros de profesión con una facilidad más propia de la telebasura mediática que no de gente tan presumiblemente culta. Y lo peor es que cada vez suele ser más habitual. 
Visto desde fuera el lector (aquí yo me incluyo) sólo distingue un patio de colegios en el que todos se tiran de las coletas, pellizcan e insultan. ¿Quién la tiene más gorda? Esta actitud inmadura lo único que logra es que la gente no se tome en serio nuestro trabajo, pues el lector no está acostumbrado a ver escenas propias del Sálvame Deluxe en personas que escriben sin faltas de ortografía. Así lo único que logramos es ensuciar la cultura,  ya de por sí poco valorada.
¿Quién posee la verdad? ¿Quién tiene razón? Estas preguntas jamás podrán ser respondidas y llega un momento que tampoco importan. Sólo conocen lo que ha sucedido aquellas partes involucradas en el conflicto, además de los círculos más cercanos. Por eso considero que es contraproducente publicar ciertos estados en facebook, twitter, blogs, foros, etc. La ropa sucia se lava en casa. Si seguimos con esta actitud lograremos que el mundo literario y el del fandom (término que evoluciona lentamente a su sentido despectivo por asuntos como estos) se conviertan en patios de luces para cotillear sobre éste o aquel, en campos de batalla en los que sólo importa de que lado estás tú, en cooperativas literarias en las que aquí sólo escriben y participan mis amigos, en cotos de caza en los que se cierra la puerta a aquellos que opinan diferente, etc. Tenemos que evitar todo esto.
De verdad, todos somos adultos, y muchos nos conocemos. Nadie se hará rico y nadie dudará de la profesionalidad del otro en el mundo de la literatura. Quizás alguien obtenga cierta fama, efímera casi siempre, pero no crean que vaya más allá de este mundo de zombies, dragones y naves espaciales.
Así que hago un llamamiento a todo el mundo para que dejen de tirarse la mierda a la cara, y no busquen más escaparates para demostrar quién es el más malo. Todo se puede solucionar hablando y, si llega el caso, con una elegante retirada, dejando los comentarios y las opiniones para el entorno, y no en estados públicos que gente como yo (que ni pincha ni corta, sólo lee) termina asqueada con tanto insulto.
Bandera blanca a las peleas de colegio.
Un abrazo a todos :)