En la primera estrofa del poema “Gólgota” de Miguel Arteche encontramos un ejemplo excepcional de metáfora y metonimia. La metáfora central del cuarteto es la asociación del Cristo crucificado con la imagen del cordero sacrificial abierto. La asociación directa entre estos dos campos semánticos diversos –mundo de la divinidad, mundo de los animales- se produce por medio de la presencia de la “cerviz” (nuca, cogote, degolladero), lugar corporal del sacrificio. Para ello, fue necesaria la existencia de un proceso metonímico en el campo semántico que inaugura el poema, el de Cristo crucificado. La metonimia se establece entre la figura completa de “Cristo”, su “cerviz” y su “cabeza”, donde “cerviz” es parte de “cabeza”, y “cabeza” parte de “Cristo”.
Cristo, cerviz de noche: tu cabeza
al viernes otra vez, de nuevo al muerto
que volverás a ser, cordero abierto,
donde la eternidad del clavo empieza.
Ojos que al estertor de la tristeza
se van, ya se nos van. ¿Hasta qué puerto?
Toda la sed del mundo te ha cubierto,
y de abandono toda tu pobreza.
No sé cómo llamarte ni qué nombre
te voy a dar, si somos sólo un hombre
los dos en este viernes de tu nada.
Y siento en mi costado todo el frío,
y en tu abandono, a solas, hijo mío,
toda mi carne en ti crucificada.
Fuente: http://web.uchile.cl/archivos/uchile/cultura/actividades/glosario/metonimia.htm
Anuncios