Las personas que diariamente utilizan su voz en el trabajo necesitan ejercitar la voz para hablar, ya que muchas veces se encuentran con que acaba fallándoles en algún momento.
En este grupo de personas, no sólo tenemos actores de voz u oradores. También encontramos profesores, telefonistas o incluso ejecutivos que se pasan el día haciendo presentaciones, de reunión en reunión.
En definitiva, si utilizas tu voz en el trabajo eres un blanco fácil y puedes encontrarte en una situación en la que de repente tu voz te abandona, dejándote desamparado y sin poder ejercer tu trabajo diario.
Tres razones por las que vale la pena ejercitar la voz para hablar
Muchas personas piensan que no pueden evitar quedarse sin voz a causa de su trabajo y que ejercitar la voz para hablar en realidad no sirve de nada porque la voz se cansa simplemente de tanto usarla.
No obstante está comprobado que hay varias causas por las que puedes quedarte sin voz después de unos cuantos días de actividad frenética en el trabajo o muchas veces ni siquiera hace falta esto.
Después de hablar durante mucho rato acabas reventado y ya no puedes decir ni una palabra más.
Hay muchos motivos por los que debes ejercitar la voz para hablar: si notas que te falla cuando más la necesitas, si eres propenso a que los resfriados te afecten a la voz, si no puedes tener una voz todo lo versátil que te gustaría…
Yo te voy a dar tres razones por las que vale la pena ejercitar la voz para hablar y solucionar todos los motivos que te acabo de nombrar:
Ejercitar la voz para hablar y eliminar las tensiones en tu voz
Si es tu caso que después de hablar un rato notas ciertas molestias en el cuello, en la mandíbula o incluso en la lengua, significa que tienes tensiones contra las que debes luchar.
Una parte muy importante de ejercitar la voz para hablar, es trabajar en estas tensiones.
Para las tensiones en el cuello, un ejercicio que te puede ayudar mucho es sujetar con tus dedos los músculos de tu boca (las comisuras de los labios) y dejar vibrar tus labios uno contra otro mientras intentas pronunciar “BU” con voz de bostezo.
Para las tensiones en la mandíbula, puedes practicar dejarla relajada y moverla simplemente con la mano o bien mantenerla abierta y sujetarla con las manos para que no se cierre, mientras haces otros ejercicios de vocalización.
La lengua también es importante dejarla relajada. Es muy difícil conseguirlo, pero puedes dejarla reposando sobre tu labio inferior mientras vocalizas y si ves que se te va para atrás, aprisiónala con los dientes para que no pueda hacerlo.
Tienes que hacer notas graves y agudas con estos ejercicios, ya que aunque no te lo parezca, utilizas notas agudas también cuando hablas y hacerlas correctamente te puede ahorrar muchas tensiones no deseadas.
Para ejercitar la voz para hablar puedes leer en voz alta mientras pones en práctica los ejercicios indicados, ya que leer es lo más parecido que existe al habla.
Ejercitar la voz para hablar e incrementar la resistencia de tu voz
Si lo que te pasa es que muchas veces se te acaba el aire antes de acabar las frases, te cansas muchísimo al hablar y siempre te quedas afónico con facilidad, lo que necesitas es ejercitar la voz para hablar y así aumentar la resistencia de tu voz.
Necesitas que tu voz suene mucho menos airosa de lo que suena y para ello tienes que conseguir mantener tus cuerdas vocales bien juntas. Como todo en esta vida, hacer eso no es tan fácil como escribirlo.
Un ejercicio que te puede venir muy bien para ello es pronunciar una “M” de una manera concreta. Mientras la pronuncias, pon tu dedo índice debajo de tu nariz. Si notas que sale aire caliente es que lo estás haciendo de manera incorrecta. No deberías notar que salga aire. Si no sabes cómo hacerlo, puedes pensar en imitar el maullido de un gato por ejemplo.
Para que tu voz sea más resistente, tus cuerdas vocales tienen que ser capaces de juntarse y separarse correctamente y los músculos de tus cuerdas vocales estarán más fuertes.
Ejercitar la voz para hablar y mejorar tu entonación
Si aún no te parece que las dos razones que te he nombrado antes sean suficientes para convencerte de que debes trabajar en ejercitar la voz para hablar, debo decirte que no sólo va a perjudicarte el hecho de que vas a tener molestias en tu voz, sino que además, tu voz puede llegar a sonar mucho más estridente, menos agradable para los demás de lo que debería ser.
Si en tu profesión te vales de tu voz para conectar con tus clientes, ¿no te parece de lo más importante cuidar este punto?
Seguro que cuando ibas al colegio había un profesor con el que todos os dormíais en clase, seguramente porque su tono de voz era muy monótono. Si esa persona hubiera aprendido a ejercitar la voz para hablar y mejorar su entonación, seguro que habría conseguido atraer mucho más vuestra atención.
Recuerdo por ejemplo, cuando yo estudiaba historia. Me parecía muy aburrida, así que nunca conseguía aprenderme nada. Hasta que a mi madre se le ocurrió una idea fantástica. Como a mi me encantaban los cuentos que ella me contaba, decidió leerme ella la historia a su manera y me lo contaba con mucha energía, cambiando de tono y poniendo voces. ¡Estudiar historia, a partir de entonces, empezó a ser incluso divertido!
Debes ejercitar la voz para hablar obligándote a utilizar tonos graves y agudos, no quedándote siempre en el mismo tono de voz.
Algunos consejos para que tu voz aguante tu ritmo diario
Es muy importante ejercitar la voz para hablar, aunque muchas veces sólo con esto no es suficiente. Hay muchísimas cosas que tenemos que saber que afectan a nuestra voz de manera directa. Te voy a hablar de las dos más comunes:
Cómo luchar contra los efectos del estrés en la voz
Imagina que eres una telefonista en un día de trabajo de esos tan estresantes. El teléfono sonando sin parar, varias llamadas en cola… Además no para de entrar gente por la puerta pidiendo ver a una persona u otra…
Una de las visitas pide ver a tu jefe, pero cuando se lo dices, no quiere recibirle. Te inventas algo, la visita no te cree y te empieza a gritar. Mientras tanto, no para de sonar el teléfono.
Creo que en una situación como ésta es bastante normal sentir un poco de estrés, ¿no crees?
El estrés es algo muy malo, pero no sólo para nuestra mente, sino también para nuestro cuerpo. Los hombros se tensan, la espalda sufre y ¿qué pasa con nuestro aparato fonador?
Cuando sentimos estrés la laringe se tensa y tiende a subir, produciendo un sonido mucho más estridente. Nuestra voz se vuelve más aguda y encima solemos incrementar el volumen cuando hablamos, por lo que estamos forzando nuestra voz.
Para ayudar a que salgan las palabras, utilizamos la musculatura externa de nuestro cuello para ayudar a que las cuerdas vocales se junten, con lo que estamos generando más tensiones todavía.
Seguro que muchas veces has leído por ahí que ejercitar la voz para hablar consiste nada más que en hacer ejercicios de relajación. Y no te digo que no sean útiles, pero… ¿de qué te sirven en un momento de estrés como el que te he descrito?
Es en ese preciso momento, en el que estás viviendo esa crisis, en el que debes seguir dos pasos muy sencillos:
- Tienes que tomarte un momento para hacer una respiración profunda, si puede ser con sonido, para que así tu laringe vuelva a su posición natural. Deja que tus pulmones se llenen completamente de aire haciendo que ocupen el lugar donde está el diafragma, haciendo que tu barriga se hinche.
- Intenta que tu voz suene mucho más grave poniendo una voz como si estuvieras bostezando.
La clave está en reconocer en el momento qué es lo que te está perjudicando y actuar en consecuencia.
Cómo evitar que mis cuerdas vocales se resientan
No es necesario vivir una situación estresante para que tus cuerdas vocales sufran las consecuencias de un abuso en la voz. Otro factor muy perjudicial para tu voz es la deshidratación.
Puede parecerte una tontería, pero unas cuerdas vocales deshidratadas sufren mucho más y son mucho más propensas a debilitarse que unas que estén hidratadas.
Lo peor de todo es que las cuerdas vocales son muy fáciles de deshidratar, ya que cuando hablas, continuamente está pasando aire a través de ellas y el aire seca.
Debes beber agua suficiente para hidratarlas, ya que, aunque no pase directamente entre tus cuerdas vocales, hidratará todo tu cuerpo, incluyendo las cuerdas vocales y mantendrá tu voz más sana.
El problema es que no sólo el aire deshidrata las cuerdas vocales, sino también el humo y el alcohol. Ya hablé de los efectos negativos del tabaco en la voz. Pues bien, el alcohol tampoco es de lo mejor para nuestras cuerdas vocales. Si es un consumo esporádico pueden soportarlo, pero los abusos en ese campo sólo consiguen deteriorar nuestra voz.
Para tener tu voz en plena forma, abstente de fumar y beber alcohol y ten siempre a mano una botella de agua para mantenerte hidratado.
Espero haberte ayudado a entender la importancia que tiene ejercitar tu voz para hablar además de para cantar. ¡No te olvides de contarnos como te va si te decides a hacerlo!