Tendencias que se convierten en la norma. Es importante observar las tendencias que se extienden en los usos de las fuerzas armadas. Ya no son únicamente las intervenciones militares de toda la vida, la guerra pura y dura, la ofensiva y la contraofensiva, los despliegues preventivos y las acciones militares de precisión. Una nueva tendencia se abre paso con fuerza: el entrenamiento de fuerzas militares para operar y combatir en entornos urbanos.
Cada año, el ejército de Estados Unidos incrementa sus entrenamientos para estar en óptimas condiciones de intervenir en ciudades, y no sólo contra ejércitos enemigos, sino también para apoyar a autoridades locales, sobre todo policías, en la lucha contra el crimen, el terrorismo y los extremistas de distinto pelaje.
Ahora que vamos embalados hacia un futuro en el que los radicales quieren campar a sus anchas en el sistema, pero destruyendo el sistema desde dentro, la intervención militar en ciudades abre un interesante campo de actuación, que va a ser vital para mantener el orden, la ley y evitar todo tipo de conflictos, muchos de ellos impulsados por esas hordas de radicales que quieren acabar con el sistema.
Todos los mandos militares, analistas de Inteligencia y estrategas estamos de acuerdo en que el ejército norteamericano va a tener un papel decisivo y cada vez más intenso en las grandes ciudades que tienen una densa población. Es en estos núcleos urbanos donde crecen peligrosamente esas bandas de fanáticos de corte antisistema, extremistas y terroristas sin que las autoridades puedan detectarlas a tiempo, y que ponen en jaque muchas veces la autoridad del estado y la ley.
Estas grandes ciudades son el campo de batalla del futuro, y de forma creciente también del presente. Por eso el ejército norteamericano ya está realizando entrenamientos específicos y juegos de guerra adaptados a entornos urbanos.
Hasta ahora se había centrado el entrenamiento para combatir a insurgentes en Irak y Afganistán, lo que ha dado buenos resultados, pero ahora además se amplían los objetivos para incluir ciudades de países vulnerables y también occidentales. Un paso estratégico que veníamos reclamando algunos especialistas desde hace tiempo para luchar contra esos energúmenos que pululan en algunas ciudades como si nadie pudiera hacerles nada. Pues eso se acabó. Pronto tendrán al ejército de Estados Unidos enfrente para atajar sus desmanes.
La buena noticia, porque lo es, que no le quepa duda al ciudadano respetuoso de la ley, es que estamos expandiendo los campos de batalla del ejército norteamericano hacia otros espacios en disputa, como el crimen organizado, el terrorismo y otras sabandijas de carácter radical.
En un horizonte no tan lejano prevemos la aparición de algunas ciudades apenas gobernadas por las leyes o en las que sea imposible su aplicación por distintas causas: secesión política, terroristas en las instituciones democráticas, radicales saltándose a la torera las normas del sistema, etc, etc. Estas ciudades van a ofrecer un marco incomparable para terroristas, grupos organizados, insurgentes y extremistas de condición diversa.
La buena noticia, no lo dude, es que el ejército norteamericano estará en inmejorable disposición de aplicar todo su conocimiento y experiencia en la pacificación y normalización de esas ciudades fuera de la ley o con amplios territorios controlados por sinvergüenzas.
En un informe presentado al Jefe del Estado Mayor, el general Ray Odierno, por parte del Grupo de Estudios Estratégicos, integrado por expertos civiles y militares, ya se apunta claramente que es inevitable que en algún momento se le pida al ejército de los Estados Unidos que opere en alguna gran metrópolis. Y para ello el adiestramiento específico es imprescindible porque no queremos volarle la cabeza a ningún buen ciudadano, ¿verdad? ¿No? Sólo a los que se lo merecen.
Es un hecho que pone de relieve el citado informe los problemas que se pueden encontrar en las grandes ciudades: tasas de crecimiento elevado, una vasta y creciente disparidad de ingresos y un entorno de seguridad que resulta cada vez más atractivo para los políticamente descontentos y con planteamientos radicales, la nula integración racial, los fanatismos religiosos (en particular el islamismo), y los movimientos radicales, entre otros muchos, no van ir a menos, sino todo lo contrario, van a seguir creciendo y requerirán de soluciones prácticas y efectivas, de soluciones de seguridad militar en muchas ocasiones, y también de presencia de tropas y de unidades especializadas de intervención.
Si los planes previstos se cumplen, que esperemos que sí y que no interrumpan los cantamañas habituales, para el año 2030 el ejército estadounidense estará en disposición de proporcionar a sus escuadrones de infantería acceso a la aviación y apoyo aéreo, con completos sistemas de video, junto con la necesaria capacidad de aplastar y destrozar a cualquier enemigo que se ponga a tiro a la mínima oportunidad. Porque si hay algo esencial cuando te enfrentas a un pelotón de imbéciles en una ciudad, lo importante, créame, es tener un enorme poder de fuego que desintegre tanta tontería junta y, en concreto, unas razonables capacidades en las armas tipo lanzacohetes, armamento combinado y munición a discreción, junto a plataformas protegidas móviles capaces de ofrecer un gran poder de fuego con precisión, y unidades de comunicaciones autónomas vía satélite. O sea, un despliegue táctico y técnico como Dios manda, y como se espera de unidades militares estadounidenses.
Además, ya puestos, vamos a contar con armas de energía dirigida que permitan tener capacidad de fuego directo con una reducción significativa de la logística, de cara a poder contrarrestar los misiles de largo alcance del enemigo. O lo que tengan los fanáticos de turno. Sin olvidarnos de toda la parafernalia tipo drone y de medidas cibernéticas, imprescindibles en toda guerra moderna que se precie.
De momento, en las maniobras que se están efectuando con el objetivo de preparar al personal, se utiliza tecnología con técnicas anti-acceso, realización de ataques con malware y técnicas de guerra electrónica. Que no está mal para empezar, ¿verdad?
Durante acciones de combate en Irak, Siria y Afganistán, ya se han efectuado despliegues de militares en entornos urbanos, pero también en Estados Unidos, por ejemplo, durante los disturbios de Ferguson, Missouri, por citar un caso reciente.
La presencia del ejército de Estados Unidos en grandes ciudades es una tendencia actual y con mucho futuro.