Los problemas de sueño que sufren los bebés los pueden afectar de gran cantidad de formas durante su desarrollo, recientemente un estudio desarrollado por el Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria ha informado que el 30% de los niños con edades comprendidas entre los 6 meses de vida y los 3 años, sufren de insomnio, producto en la mayoría de los casos de una adquisición deficiente del hábito del buen sueño y el descanso, ofrecida por parte de sus padres.
En su Unidad del Sueño, el hospital atiende una medida de unos 300 niños al año que llegan con todo tipo de repercusiones en su salud debido al insomnio que los afecta en todos los aspectos, un trastorno que puede aparecer a edades muy tempranas y extenderse hacia la infancia, complicando todos los procesos propios del crecimiento natural de los niños. Muchos casos pueden ser resueltos con tratamientos en atención primaria, pero muchos otros en cambio ofrecen tales puntos de complejidad que deben ser tratados mediante estudios personalizados, evaluados en cada caso por especialistas neurofisiológicos que puedan encontrar la causa por la cual los niños no pueden dormir.
Las complicaciones del insomnio son entre otras, alteraciones en el comportamiento del niño durante el día, dificultades cognitivas, problemas de conducta, trastornos de aprendizaje, retrasos moderados y graves, dolores de estómago, dolores de cabeza, trastornos alimentarios, cefaleas y jaquecas, problemas oculares e incluso, desetabilización familiar. En palabras de Soledad Mañas, responsable del área de neurofisiología de la Unidad del Sueño:
“Cuando los pequeños muestran habitualmente, signos de irritabilidad, hiperactividad, mal humor diurno y presentan una gran dependencia hacia sus cuidadores, los padres deberán sospechar que puede existir un trastorno relacionado con el sueño y el descanso del niño”.
Los padres de niños que sufren insomnio indican que sus hijos nunca han dormido de forma natural, que despiertan varias veces durante la noche y que en general nunca pueden conciliar el sueño de forma normal, espontánea y sin ayuda, estos niños se encuentran vigilantes a todo momento, por lo que a medida que van creciendo y el problema no desaparece no duermen ellos y tampoco dejan dormir al resto de la familia, sobre todo a sus padres aunque tampoco a sus hermanos si es que comparten la habitación.
En muchos casos la primera recomendación para tratar el problema es el uso de medicina farmacológica que puede ayudar a los niños a relajarse y a dormir durante varias horas de sueño sin interrupciones, lo que poco a poco les va formando un hábito de descanso saludable, tanto para ellos como para el resto de la familia. Los expertos recomiendan ciertas pautas para que los niños duerman mejor, como mantener horarios regulares para ir a la cama, no irse a dormir con hambre, no consumir refrescos azucarados o dulces antes de ir a la cama, y en lo posible realizar un poco de ejercicio físico y darse un baño relajante antes de dormir.
Vía | Diario de Navarra
Foto | treehouse1977 de Flickr
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El 30% de los niños padece insomnio