Sí, has leído bien: un nuevo estudio publicado por la Oficina Europea de Propiedad Intelectual ha puesto de manifiesto que el 38% de los jóvenes europeos no ve nada de malo en las descargas ilegales. Una información que ha dado a conocer Torrent Freak y que analizamos con mayor detenimiento.
En concreto, este porcentaje de los encuestados no condena dichas prácticas, especialmente si se llevan a cabo para el consumo personal de los contenidos. ¿Las razones? El inexistente precio -este ahorro supone el principal motivo para piratear con un 67% de acuerdo-, la rápida disponibilidad del material, la facilidad de uso y otros parámetros similares. Pero centrémonos en otros datos curiosos de la investigación.
Qué dice el estudio
De esta manera, el documento titulado Intelectual Property and Youth (Propiedad Intelectual y Juventud) ha tomado como punto de partida el supuesto impacto económico que los jóvenes entre los 15 y 24 años causa con "su escepticismo al valor de los derechos de autor". Una realidad que se plasma, para empezar, en que el 25% ha reconocido emplear fuentes ilegales para acceder al contenido digital en los últimos 12 meses.
Respecto al tipo de material más descargado gana la música por goleada con hasta un 97%. Le siguen las películas y series con un 95%, los juegos -91%- y hasta el contenido educativo con un 83%. Este último un dato que llama poderosamente nuestra atención, sobre todo porque no parece tratarse de libros de obligada lectura, pues la encuesta cuenta con un apartado para los e-books, que se hacen con el 58%. Los concursos de televisión y los periódicos y revistas cuentan con un 80 y 61% respectivamente.
Eso sí, el estudio también pone de manifiesto que este colectivo se decanta por el streaming, especialmente para los programas de la tv y partidos deportivos, y las películas y series (con un 73 y 66% de los usuarios). Sorprendentemente y a pesar de la amplia oferta de plataformas centradas en la música, solo el 48% de los encuestados ha asegurado utilizarlas.
Por otra parte, no podemos dejar de comentar que las preferencias de consumo varían en función de la edad. Para que te hagas una idea: los adolescentes de entre 15 y 17 años emplean el streaming con prácticamente toda clase de contenidos por este orden: programas y deporte, periódicos y revistas, películas y series, e-books y contenido educativo; mientras que los adultos de entre 22 y 24 años se saltan los magazines y diarios.
Además y según apunta el texto, hasta el 81% gasta webs legales para acceder al contenido y solo el 5% asegura que la piratería es la única opción de consumir lo que buscan. Unos porcentajes que no están nada mal y que denotan cierto cambio de tendencia.
Respecto a las razones que les llevan a descargar de esta forma, los entrevistados aseguran que el contenido es de buena calidad, que resulta económico o gratuito, que los sitios web son seguros, que hay un amplio abanico de opciones, que las páginas no requieren de un registro y demás. En ningún caso, por supuesto, se refieren al agravio del propietario de los derechos de autor de ese contenido al que acceden.
Cabe destacar, asimismo, que la mayoría revela que se siente mal informado (o desinformado) acerca de este asunto, e incluso asegura que más información acerca de la Propiedad Intelectual les ayudaría a comprender esta clase de cuestiones.
De hecho, el director ejecutivo del equipo de investigadores, Antonio Campinos reconoce que "a pesar de disponer de información, esta no se comunica con eficacia para su franja de edad ". Unos factores "que se combinan para producir una atmósfera de indiferencia" y que podrían llegar a mitigarse en cierta medida, de la mano de campañas específicas.
No obstante, el documento también recaba cuáles son los motivos que les llevan a evitar estas prácticas, entre los que figuran la disponibilidad de los productos originales y el riesgo de sanciones. Respecto al primero de ellos, resulta más que probable que el desarrollo y popularización de plataformas como Yomvi, Wuaki, Netflix y similares, hayan tenido algo que ver. Las malas experiencias (propias y ajenas) son otras de las causas.
Otras consideraciones
Al margen de lo comentado y si nos remontamos a marzo del año pasado, nos topamos con otro trabajo del Observatorio de Piratería y Hábitos de Consumo de Contenidos Digitales; un documento que, en aquella ocasión, afirmó que la piratería digital había batido récords en España durante el último año. Incluso llegó a contabilizar que únicamente el 40% de todos los accesos a contenidos fueron legales. La música, con el 28% de las descargas, eso sí, también se encontraba la primera de la lista.
Las justificaciones, en este caos, apuntaron al pago de la conexión a Internet (50%), la rapidez y facilidad de acceso (46%), la posibilidad de asumir un coste por un contenido que a posteriori no les guste (39%), la creencia de "no estar haciendo daño a nadie (19%) y la falta de consecuencias legales para el que piratea, el "no pasa nada" (19%).
Asimismo y a pesar del punto de partida del estudio que protagoniza nuestro artículo (el supuesto impacto económico), no podemos dejar de señalar que no todos están de acuerdo pues, a finales de enero, Jonathan Lee, investigador del Departamento de Economía de la Universidad de Queen descubrió que, según las circunstancias, la piratería no solo serviría para promocionar un disco, sino para impulsar sus ventas.
Unas conclusiones que plasmó en un análisis que duró más de una década; un periodo en el que se examinó el efecto del uso compartido de archivos sobre las ventas de discos, tanto de música digital como en otra clase de formatos. Su objetivo, así, no fue otro que el de constatar si, realmente, la piratería afectaba negativamente. Y parece que no lo hace.
De hecho, su investigación no es única en su especie sino que otro estudio desarrollado por David Blackhunr, de Harvard y titulado On-line Piracy and Recorded Music Sales llegó a afirmar que estas prácticas benefician al 75% de los artistas. Incluso en 2014, la propia Comisión Europea -el Instituto de Prospectiva Tecnológica del Centro Común de Investigación- reconoció que "los consumidores de música sustituyen el consumo legal de música por el consumo ilegal de música, pero gran parte de lo que se consume ilegalmente no se habría comprado si la piratería no estuviera disponible ".
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