Revista Salud y Bienestar

El 70% de las personas, en algún momento de su vida, apretamos los dientes de forma pasajera

Por Itato

Vivimos en una sociedad dinámica,muy activa: trabajo, hogar, familia, amigos…Cada uno demanda su tiempo, y tiempo es lo que aún no se vende embotellado en los supermercados. Todo ello termina por incidir, de mayor o menor medida, en nuestro sistema nervioso. El estrés, viejo conocido en la sociedad actual, tiene múltiples manifestaciones.

Cuando el estrés llega a la boca

La tensión generada por una continua exposición a situaciones de estrés, o incluso la cronificación del mismo, puede hacernos adoptar hábitos inconscientes como es el de apretar los dientes, lo que se denomina bruxismo. El bruxismo es cuando una persona aprieta los dientes (sujeta fuertemente los dientes superiores e inferiores) o los hace rechinar (deslizar o frotar los dientes de atrás hacia adelante uno sobre el otro). Varios tratamientos actuales pueden solucionarlo y evitar la pérdida de piezas dentales, por destrucción del esmalte y la dentina, así como otras terribles consecuencias, como dolor de cabeza y de los músculos de la mandíbula, cuello e, incluso, de oído. Se estima que, al menos, el 70% de las personas, en algún momento de su vida, aprietan los dientes de forma pasajera. Es más frecuente en mujeres de los 30 y los 50 años que además suelen padecer un mayor número de episodios.

¿Les suena el retrato robot del afectado es una mujer de unos 40 años, que vive muy estresada por la dificultad que entraña compaginar la doble faceta de madre y trabajadora. Otros perfiles que, por sus características físicas, son más proclives a bruxar son las personas con síndrome de Down y los enfermos neurológicos, ya que el sistema nervioso que controla los músculos puede hacer que estos tengan un tono muscular elevado en distintas partes del cuerpo y que este repercuta de manera negativa en el aparato masticatorio.

¿Cuál es el motivo? Las personas pueden apretar y rechinar los dientes sin ser conscientes de ello tanto durante el día como durante la noche, aunque el bruxismo relacionado con el sueño a menudo es el mayor problema, ya que es más difícil de controlar. Desde el punto de vista funcional, el bruxismo tiene su origen en una malformación facial o una mala oclusión dental, es decir que todas las piezas dentales de la arcada superior y la inferior deberían encajar de forma perfecta. Sin embargo, cuando un diente está mal posicionado provoca lo que los expertos denominan “un contacto prematuro de este con los otros dientes”, de manera que el sistema dentario se tiene que adaptar y la mandíbula se mueve a una posición anómala. La consecuencia es una sobrecarga del sistema masticatorio que, con el tiempo, produce un desgaste de las piezas dentales y contracturas en los músculos relacionados. Esto se traduce en la aparición de dolor en la zona de la mandíbula y la articulación temporo-mandibular (ATM), que conecta la mandíbula inferior al cráneo y que se sitúa junto a las orejas. Por este motivo, la sensación de dolor en la región que rodea las orejas o de cefaleas son algunas de las señales de este problema.

¿Qué síntomas tiene?

Los síntomas abarcan:

  • Ansiedad, estrés y tensión
  • Depresión
  • Dolor de oído (debido en parte a que las estructuras de la articulación temporomandibular están muy cerca del conducto auditivo externo y a que usted puede percibir dolor en un lugar diferente de su fuente, lo cual se denomina dolor referido)
  • Trastornos alimentarios
  • Dolor de cabeza
  • Sensibilidad a las cosas calientes, frías o dulces en los dientes
  • Insomnio
  • Dolor o inflamación de la mandíbula

El bruxismo también afecta a los niños, en su caso es un trastorno transitorio de mayor o menor grado mientras tienen los dientes de leche, ya que dejan de apretar así los dientes cuando se produce el recambio dental y adquieren la dentición definitiva y, por lo tanto, una estabilidad de la oclusión.

¿Qué tratamientos están disponibles? Para intentar mitigar los efectos de la continua presión a la que están sometidos los dientes, existen varios tratamientos.

Uno de los más comunes es la colocación de una férula de descarga semirígida. Se trata de una pieza que se pone entre las arcadas superior e inferior, hecha de materiales acrílicos, como las resinas. Cuando la causa del bruxismo es que los dientes se encuentran mal colocados, se opta por la ortodoncia, de este modo se evita el desgaste posterior de los dientes. Sin embargo, no siempre se cuenta con el tiempo necesario para prevenir dicho desgaste, en las ocasiones en las que las piezas ya están dañadas, el tratamiento más eficaz es la coronoplastia, es decir, la restauración de los dientes mediante resinas sintéticas muy resistentes que replican la forma de la pieza dental que tenía el paciente antes de ser desgastada. En casos más graves, cuando es necesario corregir la posición de la mandíbula es necesario someterse a una cirugía que aproximadamente dura entre hora y hora y media. Hoy en día, los avances permiten que, tras la cirugía, el paciente, pasada una semana, ya pueda ingerir alimentos de masticación fácil.

Fuentes: Medline Plus, Eroski Consumer.

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