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Aldous Huxley podrá no ser santo de vuestra devoción literaria, pero una cosa es cierta: fue un visionario y su descripción de la sociedad moderna y futura está muy lejos de haber quedado obsoleta.
Pero más allá de Un mundo feliz y de su inquietante visión sobre la sociedad, Huxley fue un gran polígrafo; no, no se dedicaba a detectar las mentiras de aquellos a quienes interrogaba (en un ejercicio de anticipación en algunas décadas al Rick Deckard de Philip K. Dick en sus ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? -Blade Runner), sino que cultivó numerosos géneros: escribió novelas, relatos, poesía, libros de viajes, ensayos… y el apellido Huxley ha dado al mundo destacadas personalidades en la biología, medicina, el arte y la ciencia.
Su abuelo fue un célebre biólogo evolutivo y su padre fue un notable editor; su hermano Julian fue uno de los primeros divulgadores científicos y el primer director de la UNESCO; y su hermanastro Andrew Fielding recibió el Nobel de medicina.
Murió el mismo día que JFK; curiosidades de una biografía completa y compleja.
Lo cierto es que fue un escritor de éxito y un personaje popular en los ámbitos culturales y sociales de su tiempo, incluídas sus veleidades con el misticismo y la parapsicología y sus devaneos con sustancias estupefacientes, con las que experimentó en su propio organismo y sobre las que llegó a escribir un par de tratados sobre sus efectos.
Como seguramente sabrán, el propio Huxley había convertido en protagonista de su Un mundo feliz a una sustancia "milagrosa", una especie de bálsamo de Fierabrás moderno, a la que denominó Soma, de sorprendentes y edificantes efectos.
En un momento dado, el diario Daily Express le ofreció la dirección de su sección de crítica literaria.
Permítanme una digresión sobre este diario. Conservador en su línea editorial, fue uno de los pioneros del periodismo moderno tal y como lo entendemos hoy en día: fue, por ejemplo, el primero en publicar crucigramas y uno de los primeros en incorporar en sus páginas "chismes" e información deportiva; su enorme éxito a partir de los años 30 se debió a la incorporación a su estrategia de una agresiva campaña de marketing y a la explotación de esa herramienta tan actual de polemizar con otros diarios de la competencia. Al mismo grupo pertenece el tabloide Daily Star, con lo que de definitorio tiene el término tabloide.
Pero otra de las cosas que el Daily Express hizo bien, de la mano de su editor Lord Beaverbrook (cuya biografía también merecería un repaso), fue la de investigar y mantenerse al día de los intereses y gustos de los lectores. Hoy en día esto es una estrategia bastante habitual, pero entonces (como también ahora, por otra parte) primaban las inclinaciones ideológicas.
Y no fue hasta los años 70 cuando el Washinton Post le dio otra vuelta de tuerca al oficio cuando, viendo a sus lectores exhaustos de información política tras el Watergate, impulsó desde sus páginas y popularizó definitivamente el periodismo SMERSH, las siglas en inglés de Ciencia, Medicina, Educación, Religión y toda esa mierda (Science, Medicine, Education, Religion and all that SHit), que es la fórmula dominante en la actualidad, sobre todo con la consolidación de internet y, como consecuencia, el auge de los medios digitales y de las redes sociales.
Pues bien; en ese contexto es cuando se produce la oferta del Daily Express a Huxley para dirigir su sección de crítica de libros.
Pero declinó elegantemente por las molestias que le provocaría tener que
escribir todas las semanas contra reloj y, peor aún, tener que leer toda la literatura contemporánea para luego, si me manifiesto con honradez, pelearme con casi todos mis colegas literarios.
Porque después de todo, al menos el 99,8 por ciento de la producción literaria de nuestros tiempos -como la de todos los tiempos- es puro pis de gato. Si uno dice esto con franqueza se hace muy impopular y me acusarían de envidia.Más adelante afirmaría que el 80% de Shelley es increíblemente malo; y de otros poetas destacados dirá que de su obra se puede sacar tanto bueno como Radio se obtiene de la pecblenda: "un gramo por cada doscientas toneladas".
Ahí queda eso. A su juicio dejo la consideración de si este exabrupto es correcto o injusto.
En todo caso Huxley merece una lectura sosegada, sin prejuicios y con espíritu crítico, aunque solo sea para comprender por qué la mayor parte de los totalitarismos modernos han censurado sus obras.
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Bibiografía y para saber más
• Página decidada a Aldous Huxley.
• Huxley y los utopiáceos: soma, mescalina, LSD.
• Referencias y enlaces sobre Huxley en somaweg.org.
• Entrevista a Aldous Huxley.
• Jesús Callejo; Enigmas literarios. Secretos y misterios de la historia de la literatura. Ed. Corona Borealis. Madrid. 2004.