El abandono de las catacumbas romanas, William Henry Withrow

El período del Edicto de Milán, A. D. 313, se abre una nueva era en la historia de las Catacumbas. El cristianismo, emergiendo de esos sombríos recovecos donde ella se había escondido durante tanto tiempo en la oscuridad, caminaba audazmente a la luz del día. Dejó a un lado su modesto atuendo, se vistió con los adornos del estado imperial y, por desgracia, por fin, cambió su simplicidad primitiva por el poder y el esplendor mundano. Pero ahí estaba su peligro. La sombra de ese poder arrojó una influencia upas sobre la iglesia. La unión impía entre la novia del cielo y un mundo pecador dio a luz a la corrupción y el error religioso. Mimada cuando estaba subordinada a la política de los Cæsars, pronto se convirtió en su instrumento voluntario, y manchó sus ropas de nieve por complicidad con el vicio imperial. El cristianismo se convirtió finalmente en "una verdad crecida falsa", y los hombres, para usar la bella figura de D'Aubigné,
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