De nuevo me quiero apartar del mundo de matrix y entrar de lleno en el mundo mágico de la Madre Naturaleza, mundo sin el cual la especie humana no sobreviviria aunque las élites oscuras ya están trabajando en ello, quiero decir, jodiendo el planeta para jodernos a todos. Mientras esto se consuma, si no lo remediamos antes, me propongo daros a conocer a un ser extraordinariamente fascinante. Lo conocí recorriendo un sendero en el Valle de Iruelas (El Tiemblo-Ávila).
La ruta se recorre a traves de un bosque de castaños y robles cuyo colorido otoñal es indescriptible, aunque mantiene su encanto en cualquier época del año, os lo aseguro. Y és en este bosque donde conocí a “El Abuelo”.
Para los que estais familiarizados con el mundo de J.R.R. Tolkien y su obra “El Señor de los Anillos”, sabreis que Barbol es un “Ent” o dicho de otro modo, un pastor de árboles que tiene la facultad de moverse, pensar y actuar con sabiduria. Bárbol es más antiguo de lo que se puede recordar, el Ent Bárbol es uno de los últimos supervivientes de su especie, los ya olvidados pastores de árboles del Bosque de Fangorn que una vez vivieron en todos los bosques de la Tierra-media. Sabíos pero lentos a la hora de actuar, los Ents son convencidos por Bárbol, tras conocer a Merry y Pippin, para que se levanten y utilicen su antigua fuerza para luchar contra la oscuridad que amenaza su mundo. Bárbol dirigirá la Marcha de los Ents que acabará con la inundación y destrucción del mago Sarumán y de la torre de Isengard.
Volviendo al asunto del Castañar de Yedra debo decir que una vez se inicia la ruta desde la zona de recreo denominada “El Regajo”, se recorren unos 500 metros de sendero hasta llegar a un refugio construido en piedra. A espaldas de este refugio ya se puede localizar, a unos 50 metros, este ejemplar más anciano y espectacular del bosque, con su desmesurado tronco abierto a la curiosidad del caminante. Tiene 16 metros de perímetro, y su tronco esta totalmente hueco ofreciéndonos una imagen fantasmagórica y fascinante a partes iguales.
En la ladera del Etna, al norte de Catania (Sicilia), no ha mucho que aún vivía el Castaño de los Cien Caballos, del cual se cuenta que guareció bajo su copa a la reina Juana de Aragón con otros tantos jinetes de su compaña –en el siglo XVIII, la mata tenía 15 metros de diámetro, y a finales del XIX, cuando apenas quedaban restos del árbol padre, la cepa frisaba los 53 de circunferencia–; en Poqueira (Granada), durante la guerra de las Alpujarras, un morisco tejedor habitaba en el tronco huero de un castaño, con su prole, su telar y todo el ajuar; en Béjar (Salamanca), hacía lo propio un tornero, quien a más ampliaba casa y negocio fabricando vasos con su madera; en Hervás (Cáceres), otro castaño aprovechaba para encerrar un toro… Pues bien: siendo todos ellos enormes, ninguno hubiera hecho menos al ‘Abuelo’ de El Tiemblo, que, con sus 16 metros de perímetro, sigue retoñando como hace cientos de primaveras y asombrando –en las varias acepciones del verbo– a cuantos se cobijan en las entrañas de su alma generosa y patriarcal.
Por sus proporciones, el Abuelo es referencia entre los árboles de la provincia de Ávila. Su nombre es recurrente en los bosques españoles. Destaca este enorme castaño en mitad de un cerrado bosque formado por multitud de juveniles ejemplares arbóreos. Una vez a sus pies se descubre el maltrecho tronco, castigado por sucesivos fuegos, provocados para ahuecar su interior en busca de un refugio.
Por suerte aquello pasó y parece que el Abuelo vivirá largo tiempo, pues por sus proporciones es referencia entre los árboles de la provincia de Ávila. Por su edad ha sido testigo privilegiado de la historia de estos peculiares bosques ibéricos. Fueron los castaños árboles venerados por las primitivas culturas europeas. Domesticado para obtener la nutriente cosecha de sus frutos rojizos y las ventajas de su noble madera, fueron los romanos quienes los distribuyeron por gran parte de la Península Ibérica. (Más información sobre El Abuelo AQUÍ).
Un saludo a la blogosfera despierta.