“El aficionado es un mal, quizás necesario, pero no trae el dinero a espuertas. Ni te hace famoso. Ni te encumbra, a no ser que seas Robleño, Fundi, Urdiales o te hayan pegado cien mil cornadas los toros y seas un desgraciao que cuando vengas a ganar dinero con el Toro ya te tengas que retirar. El aficionado, como la casta, es un sobrante reminiscente de una tauromaquia primitiva con el que tienen que lidiar, por lo menos hasta cuadrarlo para entrarle a matar. Algunos estamos igualaos ya. Otros hace tiempo que fueron desollados vivos de su afición.”
Antonio Díaz en su blog “Hasta el rabo todo es toro”
Fotografía: Juan Pelegrín