LA REALIDAD ABRUMA
el afinador de habitaciones, celso castro, 2010
¿Y qué es un afinador de habitaciones? Pues un guardián entre el centeno coruñés y posmoderno; igual de trágico, pero más angustiado, más ansioso, menos cínico. Es el canto agudo de la juventud repleta de pesadumbre y dolor existencial que se toma demasiado en serio, demasiado trágicamente a sí misma, cuando la realidad abruma con sus pruebas de adultez, con sus fantasmas, con su ansiedad, con su exigencia de gentileza, que se curan, solo a medias, con coñac, drogas, llanto, desvanecimientos y descargas de literatura ansiolítica.
Es el afán por mostrar una capacidad para ser a pesar de uno mismo, para ahuyentar el sufrimiento y ganarse el derecho a amar. Es la voz de un enfermo de literatura y de sensibilidad que narra en un éxtasis de amargura –como desde dentro de su yo literario, como encerrado en un estado eviterno al que no se ha accedido y del que es imposible escapar–, mediante una verborrea poética, polisindética y poliqueística, plagada de sintaxis paratáctica, de puntos suspensivos; carente de mayúsculas, de puntos y de dos puntos, reproduciendo en grado extremo la intensidad del registro coloquial juvenil y dirigiéndose directamente a mí, al lector, que me siento íntimamente ligado a su angustia, abrumado y conmovido ante su dolor:
y que era lógico que me desvaneciese, después de que se hubiese desvanecido todo lo demás, y la vida o el mundo agonizase en -estertores húmedos y sucios y silenciosos- una vida y un mundo enfermos, que me enfermaban, que me estaban sumiendo en esa enfermedad, y esa enfermedad se llamaba -ansiedad- y algún día esa enfermedad acabaría por incapacitarme, acabaría por incapacitarnos a todos para cualquier emoción: demasiado conscientes, demasiado resabiados para llorar, para reír, para vivir limpiamente. y ese día...
En algún lugar (ya lo encontré) leí que celso castro afirmaba que la literatura se preocupa demasiado por la forma y que este afán va en detrimento de la historia (parafraseo). Creo que esta novela en absoluto rehúye la forma para salvaguardar la historia; al contrario: el estilo se impone con una forma poderosa y original, el cómo domina sobre el qué con la fuerza de la primera persona que magnifica el yo como necesidad narrativa, y precisamente ahí está el logro y la intensidad que transmite. Se ha establecido el afinador de habitaciones como primera parte de una serie. Es necesario. El grito desgarrado del narrador es intenso y breve, como un dolor agudo, pero su lectura agarra por dentro y deja ansia de más. Estoy deseando leer la segunda parte, astillas.