Revista Arte

El albur de la vejez*

Por Loracueto
Por: Eduardo Lora Cueto…Ilustraciones: Waster Deans
EL ALBUR DE LA VEJEZ*En uno de esos hospitales geriátricos de la ciudad, los ancianos estaban muy tristes, pues muchos de sus amigos habían muerto o sus nietos habían vuelto por ellos. Tercero, un anciano que llevaba más de 10 años allí, pensaba sentado en una mecedora que tiempo y calendario corrían a toda hora, mientras él solo intentaba caminar despacio para que su vida fuese más duradera. Frente al espejo del baño, siempre recordaba cuán guapo había sido cuando joven, las mujeres que había tenido y que a sus 90 años, su sonrisa no iba a ser la misma sin sus verdaderos dientes. 
Pero uno de esos días en que Tercero duraba horas mirando por la ventana, se le ocurre de nuevo la brillante idea de salvar el mundo. Los demás ancianos nunca le prestaban atención, pues él siempre salía con la misma historia y lo dejaban hablando sólo. Esta vez no fue la excepción.
Arraigado en su tristeza y soledad, aparecen sus dos amigos más entrañables, los secuaces Tiempo y Calendario, para informarle que la malvada Vejez había llegado a la ciudad y que quería llevarlo con ella. Tercero tomó su traje volador, el mismo que lo hacía rejuvenecer y se fue junto con ellos dos a la misión más grande de su vida en el cementerio principal. Y ahí, con capa negra, una guadaña, una larga peluca blanca y unas 9 arrugas más, estaba Vejez
-Tuviste la osadía de retarme y aquí estoy. Veamos ahora quién gana.-Pero yo no te he retado -responde Tercero-¿No?... ¿Acaso no es un reto tenerle miedo a la arruga de esta mañana, a que se te cayeran los dientes y a tu nueva joroba?... -Tienes razón, es que esto de la vejez no es para mí-Pero toca vivirlo, así como a mí me toca asesinar cada rato a la juventud –agrega irónicamente la malvada Vejez
Y en medio de una conversación no muy amena, Tercero enfurece y arroja uno de los poderes que lo han llevado a victorias: el reloj de arena. Tiempo le ayudó y le produjo un golpe a Vejez en la cabeza. Mientras que ésta, le lanza un cajón de madera el cuál es rechazado por Tercero, éste a su vez, le responde por medio de calendario con su hechizo llamado ‘Semanario’ y muchas hojas taparon la vista de Vejez, quien no se quedó con esta última y le coloca la guadaña en el cuello, pero Tercero, aprovechó para vencerla haciéndole el truco de la alarma, ensordeciendo a Vejez, la cual en su último hálito de vida, lanza su poder más grande: Canas al aire y Tercero queda aún más anciano.
Tiempo y Calendario celebran mientras Vejez se va esfumando en medio de las tumbas del cementerio.
-Lo logré, viejo de nuevo pero lo logré. Gracias por su ayuda -le dice Tercero a sus dos amigos-Para eso estamos, no somos únicamente unos instrumentos que contamos con cifras inventadas por el hombre cuánto ha pasado y cuánto falta para que termine-Ahora entendí todo. Esa era mi misión en la vida, aceptar que todos vamos a morir, por eso mi tercera edad quiero vivirla con alegría y sin perturbaciones.
Tercero se fue al hospital geriátrico y al contarle a los demás ancianos, no creyeron la hazaña de este hombre. Aunque triste, pero satisfecho por su misión, Tercero se sentó un rato más en la mecedora y se quedó dormido.
A la mañana siguiente, todos los ancianos del hospital encontraron a Tercero en la mecedora. Estaba inmóvil, algo teso, con los ojos cerrados y una permanente sonrisa. Ahora los demás ancianos del hospital alistaban sus trajes de luto para asistir al sepelio de Tercero.
EL ALBUR DE LA VEJEZ*“Ya mi nietecita, eso fue todo, esa fue la historia de Tercero. Ahora ve a dormirte y espero que tengas dulces sueños”. Le decía Etilvia mientras le daba un beso en la frente a su bisnieta Gabriela. -Ya ves Gaby, ese es el albur de la vejez, aquel juego de palabras en donde el doble sentido es importante.Ahora no me entiendes, pero cuando llegues a mi edad, comprenderás.   
*Memorias de un julio de 2011

Volver a la Portada de Logo Paperblog