Revista Cultura y Ocio

El alcalde del crimen, de Francisco Balbuena

Publicado el 11 mayo 2011 por Goizeder Lamariano Martín

El Alcalde del Crimen, de Francisco Balbuena

Título: El Alcalde del Crimen

Autor: Francisco Balbuena

Editorial: Martínez Roca

Año de publicación: 2011

Páginas: 666ISBN: 9788427037007

La editorial Martínez Roca me envió El Alcalde del Crimen en enero, por lo que les doy las gracias. Y ahora he podido disfrutar de esta gran novela durante los últimos días de abril. Unos días en los que he estado enganchadísima a la historia. Tanto, que las 666 páginas se me han hecho cortas y me he quedado con ganas de más, de mucho más.

La historia seduce y atrapa desde la primera hasta la última página. El autor nos traslada a Sevilla en el año 1776. Conforme pasamos las páginas, comprobamos que al menos una vez al mes un sacerdote aparece asesinado y decapitado en distintos lugares de la ciudad: la fábrica de tabaco, un campanario, el interior de una iglesia, las ruinas de otro templo religioso y muchos lugares más. Porque si os soy sincera, perdí la cuenta en el muerto número diez. La historia está plagada de asesinatos, cada cual más inesperado, sorprendente y misterioso. Porque los muertos no tienen ninguna herida, ni siquiera sangre, sólo un líquido espeso que no se sabe qué es.
A este asesino tan peculiar tiene que enfrentarse el juez de Sevilla, Gaspar de Jovellanos, al que todo el mundo llama el Alcalde del Crimen. Pero no estará solo en su investigación. Contará con la ayuda de Richard Twiss, un viajero inglés recién llegado a la ciudad; su criado, Hogg, un negro que intimida y que posee un poder especial para saber cuándo alguien está mintiendo, y Morico, un médico obsesionado con la ciencia, los experimentos y los descubrimientos científicos.

Por si fuera poco, los asesinatos parecen cumplir unos extraños vaticinios con forma de adivinanza que se han publicado en un periódico de la época. Pero es imposible saber qué vaticinio se va a cumplir en qué momento, dónde y, sobre todo, quién va a ser la víctima de cada uno de ellos. Además de intentar encontrar al asesino, Jovellanos y Twiss se enfrentarán también a la búsqueda de una leyenda: una gran cantidad de oro que se dice que está escondida en un emblemático edificio de Sevilla desde 1767, cuando los jesuitas fueron expulsados de España.

La historia tiene un ritmo trepidante pero, sin embargo, no es el típico libro en el que los protagonistas no hacen más que correr y correr de un lado para otro. Además de la trama principal, la investigación de los crímenes y la búsqueda del asesino, lo que más me ha gustado de esta novela es cómo refleja el ambiente de Sevilla en esa época.

Me ha gustado cómo se plasma el enfrentamiento que había entre el Santo Oficio, la Inquisición, que representaba la obsesión por la religión, el miedo, el oscurantismo, las supersticiones y, en definitiva, lo tradicional, lo antiguo, lo caduco, y los representantes de la Ilustración, que simbolizaban las nuevas ideas, las ganas de modernizar el país, la tolerancia, el laicismo, el triunfo de la razón, la apertura hacia el exterior y el respeto.

A pesar de que sólo he estado en Sevilla una vez, hace ya cuatro años y únicamente durante un día y para ver un partido de fútbol, vamos, que es como si no hubiese estado nunca, con esta novela ha sido como estar allí, en la catedral, en el Alcázar, en Triana, en el Guadalquivir o en la calle Sierpes, porque la novela recrea a las mil maravillas la Sevilla de 1776, sus calles, sus puentes, sus iglesias, sus palacios, sus callejuelas.

Por otra parte, también me ha gustado que la historia tenga en cuenta la lucha de clases, el enfrentamiento entre el pueblo y la nobleza, entre los trabajadores y los aristócratas, entre los pobres y los ricos. Unas diferencias abismales que se reflejarán en la historia de amor entre el propio Jovellanos y Mariana de Guzmán, una aristócrata inteligente, con las ideas muy claras y sin pelos en la lengua.

Pero, en contra de lo que pueda parecer con estos enfrentamientos, en el libro no encontramos maniqueísmos, no todo es blanco o negro ni todos los personajes son buenos o malos. Todo lo contrario. Los personajes son reales, humanos, cercanos, y precisamente por eso sus comportamientos, sus pensamientos, sus ideas resultan verosímiles. Porque todos son capaces de lo mejor y de lo peor. Todos tienen razón, pero también instintos.

Y por eso todos los personajes, Jovellanos, Twiss, Hogg, Mariana, Juana, Fermín, Bruna, Morico, Berardi, Chacho Pico y todos, porque son muchos, resultan encantadores, entrañables, próximos. Tanto, que después de las 666 páginas, son como de la familia. Porque se les coge muchísimo cariño. A todos. Sin excepción.

Por último, me ha encantado el final de la novela. Me ha sorprendido, para mí ha sido totalmente inesperado y creo que es muy acertado y que cierra perfectamente la historia. Una historia que engancha muchísimo pero que también hace reflexionar. Una historia que hace pensar y, sobre todo, disfrutar. Mucho.


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