¡La de buenos escritores que en el mundo ha habido, amig@s! Tantos que algunos, más de los deseables, se nos escapan inevitablemente. Uno de estos, desconocido por mí hasta la fecha, es Joaquim Machado de Assís (1839-1908), uno de los más grandes escritores de las letras brasileñas y de la literatura universal.
Hijo de un mulato descendiente de esclavos libertos, pintor de brocha gorda, y de una costurera portuguesa, los orígenes de Machado de Assís fueron muy humildes. Esto, unido a su pronta orfandad tanto de madre como de padre, imposibilitaron su asistencia regular a la escuela. Pero era Joaquim un hombre de gran talento y tenacidad, básicamente autodidacta, pronto se convirtió en referente para la intelectualidad de su país llegando a fundar en 1897 la Academia Brasileña de las Letras.
Aunque su primera obra narrativa tiene un talante evidentemente romántico, la publicación de su novela Memorias póstumas de Blas Cubas en 1881 marca el inicio del realismo en su país. Y entre su obra puede encontrarse variedad de géneros: poesía, teatro, novela y cuento.
Este es un rápido semblante del autor de la novela corta que os traigo hoy hasta aquí, El alienista, publicada en 1882.
Joaquim Machado de Assís
Así da comienzo la historia del doctor Bacamarte, eminente galeno que decide rechazar el ofrecimiento de un alto puesto y así poder volver a su Itaguaí natal y especializarse en la investigación y cura de las enfermedades mentales. Con el apoyo del gobierno local logra la construcción de la Casa Verde y la asignación de cierta cantidad del erario público que le permite el ingreso de los pacientes que él considera, sin dolo económico para las familias, y para poder llevar a cabo sus investigaciones. Nos encontramos, recordemos, en pleno siglo XIX, cuando la ciencia empezaba a ser considerada la gran salvadora de la humanidad."Cuentan las crónicas de la villa de Itaguaí que en tiempos remotos vivió allí un médico indiscutible, el doctor Simón Bacamarte. Descendía de la nobleza terrateniente y era el médico más importante de Brasil, de Portugal y de las Españas."
Pero aún dentro de los rigores de la ciencia, las reglas y procedimientos pueden ser modificados, incluso en lo que se refiere a identificar quien está o no bajo los efectos de la enajenación, de la alienación. El alienista de nuestra historia, el doctor Bacamarte, se verá en la necesidad de variar sus criterios de selección. Las consecuencias, como se probará, son impredecibles.
El lenguaje irónico, ingenuo, lo ligero de la trama y el costumbrismo de la situación podría hacer que El alienista fuese interpretada como una lectura liviana, tan solo dirigida al entretenimiento y el puro esparcimiento. Sería desde luego una lectura incompleta y que no le haría justicia a la obra. Assís va mucho más allá. Lo voluble de las amistades y de las filiaciones políticas y personales, por un lado, la sutil línea que parece separar aquí la locura de la cordura trazada por una sociedad movida por su propios intereses y por el miedo a lo diferente, el erróneo uso del concepto de normal como sinónimo de mayoritario y, por lo tanto, de correcto son a mi entender los tres puntos fuertes de esta estupenda narración de Assís. Una lectura divertida, irónica, cargada de crítica social y altamente recomendable, sin duda.
¡Gracias por estar ahí y por vuestros comentarios! Nos leemos...
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