Revista Cultura y Ocio

El alimento del diablo

Publicado el 22 marzo 2014 por Zeuxis

EL ALIMENTO DEL DIABLO

Macondo ( Cavanillesia platanifolia)

A Gabriel García Márquez.
Era todavía niño, El centro de un fruto tostado, Cuando ya los estériles desiertos Me habían avisado de la soledad.
Al fondo del rancho solía velar un gallinazo Y más al fondo los espejismos, Y el polvo reverberando, escribiendo algo, Y el viento, tan solo silbando.
Esas pequeñas visiones inauguraban el véspero, La salida de las pezuñas, el balar Y el silencio de las chicharras.
Atrás los indios anudaban cactus Como si estuvieran amarrando fugitivos.
Es inevitable no recordar, Apretar los párpados Y tensionar los músculos Como si la fuerza sirviera de algo Contra la inevitable evocación del bebedizo.
Padre solía hacer  canoas con la madera joven Y madre en la batea amasaba la hora de la comunión.
En las tardes sin canícula Los chicos jugábamos a la pirinola Anhelando que el bongo diera la victoria
Alguna vez  mi abuelo me señaló entre las nubes Un región poblada de cóndores y los llamó por su nombre; Fue la primera vez que contuve la respiración sin miedo alguno.
En las plataneras Escuchaba a  los africanos Repartirse, en plural, el fruto del edén Y mientras escuchaba los tambores Mi mirada se perdía en la hoguera buscando vírgenes siluetas.
Ahora los años me han tiznado la memoria Y a veces pronuncio un nombre sonoro para abonar el jardín.
Algunos visitantes me llaman  maestro Y me cuentan que un día yo fundé un pueblo, Yo me miro las manos sosteniendo la madera Y sé que no es cierto Que la corteza muerta es  solo El alimento de los cerdos.
Al fondo del rancho Un gallinazo cela,
Es la soledad.

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