Título original:
Louder than bombs
Año:
2015
Fecha de estreno:
04 de marzo de 2016
Duración:
105 min
País:
Noruega
Director:
Joachim Trier
Reparto:
Gabriel Byrne, Jesse Eisenberg, Devin Druid, Isabelle Huppert, David Strathairn, Amy Ryan
Distribuidora:
Golem
"Me pregunto cómo es que nadie ha notado que estoy muerta". La fantasmagórica esencia de una madre (y esposa) muerta tres años atrás es el leit-motiv del nuevo drama de los noruegos Joachim Trier y Eskil Vogt. La frase con la que abrimos el texto pertenece al poema En Grand Central me senté y lloré de Elizabeth Smart, una poetisa cuyo romance prohibido en plena Segunda Guerra Mundial con el escritor George Barker, marcó su vida pues sentía ese amor imposible -él estaba casado y no pensaba abandonar a su mujer- más fuerte que las bombas que asolaban Europa. Por la sonoridad poética de ese texto, amén del profundo significado sobre la preponderancia del amor -materno, en el caso de la película-, por encima de todas las cosas Trier y Vogt escogieron un fragmento de ese poema para titular su primera película rodada en inglés con un reparto internacional y localizada en Nueva York.
En su anterior trabajo conjunto, Trier y Vogt habían dado muestras de la importancia del mundo onírico en la construcción del relato. En El amor es más fuerte que las bombas los recuerdos del pasado se entremezclan con un confuso presente. La historia comienza con un nacimiento para desembocar en una muerte: La de la madre (esposa) unos años antes en un "misterioso" accidente de tráfico. Un periodista y amigo de Isabelle (Isabelle Huppert) quiere escribir un panegírico en honor a ella, una fotógrafa de guerra de gran prestigio, pero contando la verdad sobre el accidente. El padre (Gabriel Byrne) y el hijo mayor (Jesse Eisenberg) conocen el trasfondo del asunto -aunque aún saldrán hechos reveladores a la luz-, sin embargo, el menor (Devin Druid), era demasiado pequeño cuando la madre falleció, y ahora, en plena adolescencia, resulta complicado hablar con él.
Trier imprime a la narración un estilo íntimo, de numerosos primeros planos de los actores; muy sobrio, sin grandes alardes tras la cámara y con una coción lenta de la historia, lo cual madura hacia un carácter depresivo -como ya ocurriera en Oslo, 31 de agosto o en Blind, la opera prima de Vogt en solitario. La principal ruptura cinematográfica proviene de una narración no lineal pues se intercalan fragmentos de la madre (el pasado con el presente) o nos hace ver la escena dos veces, cambiando la perspectiva según el personaje vehiculador. Como decíamos antes, también los sueños, las ficciones y/o la imaginación se (con)funden con la realidad con el resultado de una trama que, a veces, parece avanzar a trompicones.
Suele contar Trier historias de marcado acento interno, donde la desintegración personal -en el caso de El amor es más fuerte que las bombas, la familiar- es el protagonista. De un modo u otros, sus personajes interactúan en un ambiente de distancia porque hay algún elemento que les impide estar cohesionados. El personaje ausente (muerto) sirve como motor y revelación de la disfunción familiar. En conjunto, la película se impregna de una frialdad, un aislamiento de los personajes que trasciende la pantalla, pero late la expectación de un detonante en la vida de los chicos que nunca llega. Ni siquiera en el hijo pequeño.
Trier y Vogt han vuelto a unir sus fuerzas -por tercera vez tras Reprise y Oslo, 31 de agosto- y siguen fieles a sus historias devastadoras en entornos supuestamente idílicos -un ex actor reconvertido a profesor para estar cerca de sus hijos y una fotógrafa reputada. La película resume cómo la vida actual de los tres chicos está tintada del fantasma de la madre, a quien vemos en constantes flashbacks o sueños, entendiendo la naturaleza de un personaje que ama a su familia y ama su trabajo como reportera de guerra (lo cual le influye en el estado anímico) y que, remitiéndonos a la frase que encabeza este texto, estaba muerta en vida. El amor es más fuerte que las bombas incide en el poder de las revelaciones redentoras. En el poder del pasado sobre el presente. Y todo para poder pasar página. Para volver a ser una familia cohesionada.7/10