Revista Cultura y Ocio
Tengo 56 años y durante 37 años he trabajado ininterrumpidamente en distintas empresas, siempre en el área de Marketing y Ventas, llegando a alcanzar desde muy joven, puestos de gerencia. Mi trabajo siempre me gustó, pero cuando llegaba a casa, mi ilusión era tener en mis manos un libro, una novela, y evadir así todas las tensiones cotidianas. Viajar a través de un sinfín de historias, aventuras, dramas, comedias, casos de espionaje, thrillers, suspensos, era una rutina diaria que me apasionaba, a la que dedicaba por lo menos una hora diaria.
Mis amigos y familiares, conocedores de mi afición, siempre me regalaban libros en navidades y cumpleaños porque sabían que era el mejor regalo que me podían hacer. Me gustaba ir a los puestos de venta de libros viejos y comprar ejemplares clásicos y de colección, que después iba arreglándolos poco a poco para incluirlos en mi biblioteca.
Mi afición a la lectura data desde mi infancia, en una época en que no había internet, la televisión era en blanco y negro y de escasos canales, sin teléfonos celulares; pero siempre contando con libros en casa gracias a mis padres.
Con el tiempo, mis allegados me consultaban sobre autores o libros antes de alguna compra, y yo entusiasmado trataba de darles toda la información posible. Los libros seguían llegando a mi casa y alimentando lo que ahora es mi bien más preciado; mi biblioteca.
Con la modernidad, mi familia me sugería que publicara a través de una página web o un blog, mis comentarios y apreciaciones de los libros que había leído, sobre mis autores preferidos, las circunstancias en que había adquirido cada libro, y si la memoria aún persistía, contar aquellas anécdotas que siempre relataba cuando me enfrascaba en la búsqueda de algún libro. ¿Con qué tiempo? Decía yo, y ¿quién me va a leer? Esas eran mis dudas y la idea se dilataba y casi se perdía en el olvido.
Investigué en internet y descubrí que existían un sinnúmero de páginas de lectoría que presentaban libros de toda índole; pero con un agregado especial: versiones en PDF para acceso gratis. Pero eso iba en contra de lo yo que pregonaba y defendía, tener tus propios libros para cuidarlos y releerlos como fieles compañeros que son.
Hace dos años decidí independizarme y crear mi propia empresa de consultoría, lo que al final me brindó la gran oportunidad de manejar mis tiempos y dedicarme con más dedicación a lo que más amaba; mis libros. Y es ahí en donde empiezo a descubrir que el tiempo tiene mucho más valor que el dinero.
Me animé a crear un blog para presentar y comentar mis libros. Mi página la titulé Los Libros que leí, y el blog lleva por nombre Mis Libros. Es una página de comentarios y recomendaciones, pero que no incluiría enlaces para descargas gratuitas. Bajo esas premisas, no pretendía éxitos de lectoría: Solamente pensaba compartirlo con mis amigos y familiares.
Al principio, con las limitaciones del dominio de Internet, me demoré en darle forma a la página, pero en cuanto tuve en mis manos el primer libro que escogí comentar, la ilusión y satisfacción fue inmensa: Fue, creo yo, el inicio de una relación mucho más cálida con mis grandes amigos; Mis Libros.
Hoy mi blog tiene 1 año de vida (a Nov 2011), y ya he presentado más 200 libros. El placer más grande fue descubrir que cada uno de ellos estaba cargado de gratos recuerdos que reavivaron muchos de los mejores momentos de mi vida.
Lo que no tenía previsto es que había un público ávido por conocer las experiencias y comentarios de un lector cotidiano, que sin ser un calificado crítico literario, ya alcanzó más de 24,000 visitas; es decir un promedio de 85 personas que cada día esperan y leen mis publicaciones, y lo mejor de todo es que son visitantes de distintas partes del mundo.
Hoy puedo dedicar el tiempo que desee para escribir en mi blog. Recorro librerías y puestos de venta de libros con mayor abnegación. Identifico ofertas y ediciones económicas que comparto con mis propios lectores. Recibo información de mis seguidores desde otras ciudades del mundo, que me adelantan información de próximas ediciones. Y por supuesto, presento muchos libros de autores peruanos que aún no son conocidos en el exterior.
Hoy mi día ya no es rutinario. Reviso todos los días mi biblioteca para escoger el libro que comentaré en el blog. El solo hecho de tomarlo en mis manos, hojearlo, releer sus sinopsis y contra carátula, me brinda una profunda satisfacción, olerlos en su interior, revisar sus primeras páginas y recordar esta historias, son los mejores momentos de mi vida, cada día en que mi tiempo lo invierto mucho mejor que el dinero.