Las personas pueden caernos bien, mal, o dejarnos indiferentes. El que nos caigan de un modo u otro depende de varias cosas, unas propias de nosotros y otros de ellos. Las causas internas son nuestros prejuicios y experiencias pasadas: en base a ellas prejuzgamos (perdón por la redundancia) a las personas antes de conocerlas a fondo y tenemos más o menos predisposición a que nos caigan bien o mal, o nos dejen indiferentes. En cuanto a las cosas que dependen de ellos e influyen en nuestra percepción, están sus acciones; esto es, cómo se comportan. Algunas tienen una facilidad enorme para generarnos rechazo y otras, por contra, gozan de una gran capacidad de empatizar y suelen ganarse a los demás. ¿Y las empresas? Pues con las empresas sucede exactamente lo mismo.
Las empresas también nos pueden caer bien, mal, o dejarnos indiferentes. Y en ello también influyen los mismos condicionantes que describí para las personas. Por un lado, los individuos reaccionamos de modo inconsciente ante ciertos estímulos (visuales, auditivos, kinestésicos): a unas personas les agrada un color determinado, un tipo de letra, le suena bien una palabra, un lema.... El primer impacto que recibimos de una empresa es su nombre, su logotipo, su mensaje corporativo, etc., y los publicistas saben de sobra la importancia de jugar con tipologías, colores y frases que despierten simpatía y no rechazo. Acertando en esta línea, una empresa ya puede 'caernos' bien o mal, lo cual dependerá de las emociones que despierten en nosotros su logotipo, por ejemplo.
Y luego están sus acciones, esto es, como se comportan como empresa en cuanto a publicidad que emiten, trato con el cliente, calidad percibida del producto, etc. Esto también hace que simpaticemos con unas empresas y que otras nos causen repugnancia. Y es, precisamente en esta segunda parte, en donde juega un papel muy importante eso que llamamos 'marketing', que no es otra cosa más que las acciones que la compañía emprende para proyectar cierta imagen ante sus clientes. Las empresas que saben sacar provecho de sus acciones publicitarias acaban siendo bien vistas por los clientes y acaban 'cayendo bien', lo cual predispone al consumidor a gastar su dinero en ese comercio. Por el contrario, si una empresa no hace nada por darse a conocer o lo que hace, causa rechazo en el público objetivo, al final eso tiene una negativa repercusión en la cuenta de resultados.
El marketing es eso, a grosso modo: cómo las empresas influyen en las personas para generar en ellas aplauso o rechazo. Esa impresión general causada, sea en un sentido u otro, acaba condicionando las acciones futuras de las personas: unas comprarán en esos lugares y otros no querrán saber nada de ellos. De ahí la importancia de tener claro cuál es el fin que persigue el marketing y de tomárselo con la seriedad que merece una función tan importante para la supervivencia de la empresa.
¿Qué tipo de marketing hace su empresa? ¿Para caer bien a la gente? (por ejemplo, aporte de valor al cliente) ¿Para caer mal? (por ejemplo, campañas insistentes de e-mail marketing) ¿Para dejar indiferente al personal? (no hacer nada es un modo de lograrlo y, por desgracia, hay muchísimas pequeñas empresas que 'optan' por esta alternativa).
A reflexionar toca.
Un cordial saludo
Foto de portada por: guillenperez