Culmina el 2012 y los balances se aproximan. San Lorenzo ha vivido este año una amplia gama de sensaciones, que lo llevaron del abismo institucional y futbolístico, con la concreta posibilidad de perder la categoría, hasta llegar a la tan esperada vuelta a Boedo y obteniendo una buena cantidad de puntos en el sprint final del torneo que pasó, siempre pensando en salvarse del descenso.
Barranca abajo
Pero vamos por partes: el 2012 arrancó en cancha de Lanús, con Madelón como director técnico, y a los 30 minutos de juego, el Ciclón perdía 3 a 0. 4 a 1 sería el resultado final. Un inicio que puso en jaque la permanencia del Camboyano al frente del primer equipo. Llegó el escandaloso empate en uno ante Colón, con la vergüenza de Diego Abal, convalidando un gol del Sabalero, inexplicable, sin coherencia, un verdadero absurdo. Un puñado de fechas después, en el 0-2 ante Vélez en un Nuevo Gasómetro clausurado al ingreso de los hinchas, Leonardo Carol decía adiós.
Otra vez, él
Un equipo en crisis, colocado en Promoción y fragmentado dentro del propio plantel, con un bando seguido por Pablo Migliore, hasta aquél entonces suplente de Nereo Champagne, y otro por Jonathan Bottinelli. El bombero para paliar esta situación fue Ricardo Caruso Lombardi. Con el Tano al frente, San Lorenzo respiró con algunos triunfos (3 a 0 a Godoy Cruz, 2 a 0 ante Arsenal y la remontada épica ante NOB, por 3 a 2 luego de ir perdiendo 2 a 0). La derrota en Victoria ante Tigre, el rival de San Lorenzo por mantener la categoría y el empate sin goles ante Independiente en condición de visitante, dejaron a San Lorenzo en descenso directo y con su última ficha en el Pedro Bidegaín ante San Martín de San Juan. Gol de Gastón Caprari y el corazón de los hinchas azulgranas parecía detenerse, no soportar semejante dolor. Las imágenes de 1981 arreciaban en el Bajo Flores.
Pero San Lorenzo no aflojó. Con dos goles de Carlos Bueno y uno de Walter Kannemann, lo dio vuelta y gracias al triunfo de visitante de Colón ante Banfield por 3 a 0, pudo aspirar a una chance de Promoción ante Instituto. Ahí, San Lorenzo hizo gala de una mayor categoría, y con un gran planteo táctico de Caruso, se llevó a la ida un 2 a 0 en Córdoba, con sello duplicado del uruguayo Bueno, el héroe de la salvación. El 1 a 1 en el Bajo Flores, cómo no, con sufrimiento, a lo San Lorenzo.
Caos en guaraní
Un desahogo, un grito profundo que se emanaba de cada uno de los cuervos y cuervas que reventaron cada fecha el Bidegaín, sin insultar al equipo ni rompiendo las instalaciones, apoyando con el corazón un momento tristísimo del equipo e institucional. Pero no olvidándose de quiénes dejaron a San Lorenzo en tal gravedad. Carlos Abdo fue el apuntado.
El entonces presidente, ya sin una Comisión Directiva que le respondiera, partida, desmembrada, pidió la ayuda a Marcelo Tinelli para encauzar una situación política que desde hacía meses estaba desbarrancada. Con deudas al plantel, personal administrativo, paros en las sedes de Av. La Plata y Av. De Mayo, Abdo, tras idas y vueltas, incluyendo el papelón mediático entre un asambleísta y el vicepresidente Jorge Aldrey, micrófono de por medio. Aldrey acusó a Tinelli, quien se había bajado en la ayuda solicitada por Abdo, alegando razones familiares, de lograr desestabilizar a lo poco que quedaba de oficialismo, que tampoco apoyaba a Abdo. Las renuncias fueron cayendo.
La primera vez
Matías Lammens asumió provisoriamente por un mes el mando, tal cual lo estipulado por la Asamblea de socios, hasta la espera de las elecciones. Allí, Tinelli se metió por primera vez en la política de San Lorenzo, no como vocal, como se manejaba la información, sino como vicepresidente 1º, como ladero a su amigo Lammens. Las elecciones consagraron a Lammens-Tinelli con una suma cercana al 90% de los votos.
El desafío representaba mucho para Tinelli. Poner en juego el prestigio obtenido en su labor comunicacional, en una aventura signada por el desmanejo y ausencia de planificación en el mediano plazo. La nueva conducción tuvo que implementar, a dos semanas de empezar el Torneo Inicial, una activa política de contrataciones para paliar el desangre de futbolistas que había ocurrido en el club. Jara, Stracqualursi, Piatti, Prósperi, Mercier, Aguiar, Rolle, Mirabaje, Furch y varios más (Alan Ruiz llegó tras la lesión ligamentaria de Leandro Romagnoli). El andamiaje tardó en aparecer. Un equipo sin pretemporada pagó los costos en las primeras fechas del Inicial. Planteos timoratos por parte de Caruso Lombardi y resultados adversos decantaron la salida del verborrágico entrenador, quien se fue disparando munición gruesa, fiel a su estilo, a Marcelo Tinelli. El conductor televisivo, cultor de un perfil distinto para San Lorenzo, no soportó la mediatización de Caruso, quien había dicho que quería pisar con un auto a los periodistas, los golpes en la vía pública con Fabián García, amén de otros actos desafortunados. El 0 a 0 ante Arsenal en el Bidegaín fue su último partido.
Después de la tormenta, calma
El sueño de MT para reemplazarlo era Jorge Sampaoli, varias veces campeón con la Universidad de Chile. La realidad económica y de tiempo, marcó un objetivo más terrenal: Juan Antonio Pizzi, quien venía de no ascender con Rosario Central. Su debut fue en Mendoza en el empate sin goles ante Godoy Cruz. Luego vendría otra parda ante Quilmes y un partido bisagra: 1-3 ante Boca. Desde ahí, San Lorenzo no perdió más. Encontró el equipo, revalorizó a futbolistas como Kalinski, Mercier y Bordagaray y pudo hilvanar una filosofía de juego más ofensiva, con mayor protagonismo que la de su antecesor. Varios triunfos (4-0 a All Boys, 1-0 a Rafaela, 2 a 1 a Argentinos y 2-1 a Independiente) y empates (2-2 ante Unión y 0 a 0 a Lanús, ambos en condición de visitante). Aire para terminar el 2012 alejado tenuemente del descenso directo, sacándole algunos puntos a sus perseguidores, tarea que deberá seguir cumpliendo en el primer semestre del 2013.
Lo mejor: volver a Boedo
Hasta aquí, el año futbolístico, pero la realidad de San Lorenzo también se vio atravesado por la promulgación de la Ley de Restitución Histórica, el retorno a Boedo, la tierra que lo vio nacer. Una lucha de más de una década por parte de la Subcomisión del Hincha y el historiador Adolfo Res, tildados de locos en aquellos tiempos y hoy consagrados en el sentir azulgrana como hacedores de esta proeza, que restituye identidad al Ciclón, lo vuelve a colocar en su origen, en lo que fue arrebatado con la connivencia de la dictadura cívico-militar de 1976 y los dirigentes de turno. El 8 de marzo más de 100.000 hinchas dijeron presente en Plaza de Mayo, sin ningún tipo de violencia, sólo pidiendo Justicia. Una participación colectiva sensacional, motorizando una lucha en la que el amor por los colores tuvo una intervención clave. Sin amor, no hay cambios de importancia. Finalmente, tras el tratamiento legislativo, el 15 de noviembre por mayoría, la Legislatura porteña le restituyó las tierras a San Lorenzo, quien se comprometió mediante un fideicomiso, todavía vigente, a pagar la tasación de los terrenos de Av. La Plata al 1700. San Lorenzo, en Boedo, volverá a ser, a encontrar las raíces de su pertenencia, a volver a transformarse en ese club modelo que supo ser durante gran parte del siglo XX. Una medida de reparación a un club que se vio socavado, desde su propia entraña, a intereses externos que sólo hicieron que se perjudique.
San Lorenzo surcó con picos de éxtasis y tristeza este 2012 que se va apagando. Lograr la estabilidad deportiva, institucional y económica serán objetivos prioritarios que cada hincha deseará a fin de año. Que San Lorenzo, de una buena vez por todas, navegue por aguas calmas para retornar, tras más de treinta años, al hogar que no olvida: Boedo.