Revista Psicología

El “aquí y ahora” en la Terapia Gestalt

Por Clotilde Sarrió Arnandis @Gestalt_VLC

El “aquí y ahora” o “vivir el momento presente” son expresiones harto conocidas que han devenido a coloquialismos: “Yo sólo vivo el momento presente, el aquí y ahora”. Es por ello que el “aquí y ahora” se ha convertido en un concepto distorsionado, asociado a la Terapia Gestalt y sometido a una errónea interpretación.

El “aquí y ahora” en la Terapia Gestalt

Un poco de historia

En los inicios de la Terapia Gestalt, bajo las influencias de Kurt Lewin y de la psicología de la Gestalt, el “aquí y ahora” surgió como el foco central para trabajar el darse cuenta, el contacto y la creación de nuevas soluciones.

Fritz Perls siempre estuvo atento a la articulación del pasado y del futuro en el presente, aunque quizás alentó la confusión al simplificar demasiado la psicoterapia con frases eslogan muy reduccionistas durante su época californiana de Esalen.

En el contexto de los años 60 y 70 esta manera de vivir para el aquí y ahora de forma hedonista, era un modo de propiciar el egotismo. En aquella época, algunos de los sucesores de Perls impusieron la necesidad olvidar el pasado y vivir el ahora; para ellos nada existía fuera del aquí y ahora.

Desafortunadamente, desde la época del estilo California —denominado así por Joel Latner— de la terapia que realizaba Fritz Perls en los años 60 hasta la actualidad, el término “aquí y ahora” se ha convertido en un concepto distorsionado, asociado a la Terapia Gestalt y sometido a una errónea interpretación.

Tengamos en cuenta que el estilo californiano de terapia de Perls se ajustaba a su personalidad narcisista, colérica y teatral. Así, las exhibiciones públicas frente a una multitud de apasionados seguidores, se convirtieron en su estilo habitual de terapia.

En estas ostentaciones públicas, el centro de atención del “darse cuenta” se ponía en el paciente, a quién se le invitaba a una especie de repeticiones sistemáticas de: “ahora me doy cuenta …“, “ahora me acuerdo de…”, “ahora soy consciente de…”. Si el paciente mencionaba algún hecho relacionado con en el pasado, se le interrumpía diciéndole: “eso no interesa”, “eso es pasado”, “habla de lo que ocurre aquí y ahora”. Era una forma egotista, peyorativa, sarcástica o despectiva, equivalente a la imposición de introyectos.

La terapia del “aquí y ahora” en Fritz Perls

En 1976 Perls escribe su último libro, El enfoque guestáltico y Testimonios de terapia, en un intento de dejar constancia, a modo de legado, de su teoría acerca del proceso terapéutico y de la neurosis.

El libro consta de dos partes. El capitulo 4 de la primera parte se denomina: La terapia del aquí y ahora. El mismo Perls dice en este capitulo que la terapia Gestalt es la terapia del “aquí y ahora”. Perls habla del “aquí y ahora” en términos de una técnica a emplear.

«La frase central con la que les pedimos a nuestros pacientes que comiencen su terapia y que mantenemos durante su transcurso y no tan sólo en palabras sino que en su espíritu, es la sencilla frase: “ahora me doy cuenta…”»

En la segunda parte de ese cuarto capítulo, encontramos transcripciones de trabajos realizados por Perls, así como grabaciones en películas de la modalidad de terapia que realizaba.

Marek: «Ahora me doy cuenta de una tensión, hmm, en el brazo, ahora me doy cuenta que hay caras que me miran a mi. Ahora me doy cuenta de ti, Fritz. Ahora aún me estoy dando cuenta de mi mano. Y ahora me doy cuenta que estoy cambiando de una postura a otra más cómoda. Ahora me doy cuenta de la caja que está al frente mío. Ahora estoy esperando que no se fijen en mí»

El “aquí y ahora” en la Terapia Gestalt actual

Elaquí y ahora” en la actualidad de la Terapia Gestalt, no tiene nada en común con en el aquí y ahora de la época californiana de Perls. En la actualidad se concibe como una herramienta para el terapeuta, y no una directriz para que el paciente repita un discurso e inicie sus frases de un modo robotizado: “aquí y ahora me doy cuenta...; aquí y ahora me doy cuenta…; aquí y ahora me doy cuenta…”

La Terapia Gestalt es una terapia relacional y no de técnicas como se la ha confundido durante muchos años. El aquí y ahora no es un eslogan, una máxima, ni una técnica, y debe ser considerado como la única realidad con la que podemos trabajar si nos mantenemos en una posición fenomenológica y de campo. Es útil para el terapeuta y no un introyecto para el paciente.

En la Terapia Gestalt trabajamos el “estar presente”  el uno con el otro en la relación, terapeuta y paciente. Esto no tiene nada que ver con el “aquí y ahora” de Perls, pues es estar presente en la relación terapéutica, en la sesión, e ir desplegando la experiencia de la persona. La Terapia Gestalt se fundamenta en una visión fenomenológica de la experiencia, dando prioridad a la experiencia subjetiva de manera que sobrepasa la brecha cartesiana entre sujeto y objeto.

En definitiva, en la Terapia Gestalt ponemos mucha atención al “contacto” concebido como una forma particular de volverse presente el uno para el otro en una relación que tiene temporalidad. Es decir, el tiempo vivido por la consciencia como un presente que permite enlazar con el pasado y con el futuro.

La temporalidad en la Terapia Gestalt

Para Michael Vincent Miller, en el estilo californiano de terapia Gestalt de Fritz Perls, así como en la terapia utilizada por algunos de sus sucesores, predominó una inapropiada teoría de la temporalidad que propició que el “aquí y ahora” pasara a formar parte por un lado de un eslogan — una de las máximas más populares del comportamiento humano— y por otro, de una inadecuada comprensión del precepto de vivir en el momento presente.

Obcecarse en vivir el “aquí y ahora”  o “el momento presente” de manera literal sólo puede conducirnos a querer vivir una quimera.

Para una persona sana es imposible vivir el momento presente y en ello hay una razón evolutiva. El cerebro ahorra energía y tiempo, de modo que cuando vamos a actuar ahora, sin darnos cuenta, realizamos un repaso mental de la experiencia acumulada, decidimos, y de forma simultánea, sin darnos cuenta del proceso, la mente ya piensa en lo realizado, asimilando la consecución del procedimiento y convirtiéndolo en experiencia para el futuro.

Por ejemplo, supongamos que en la rutina que realizamos todas las mañanas de levantarnos, desayunar, ducharnos, ir a trabajar, etc… si todo el tiempo fuéramos conscientes de cada paso, desperdiciaríamos innecesariamente tiempo y energía.

Es decir, al realizar un acto habitual y repetitivo, en pocos segundos, y sin ser conscientes de ello, dejamos de vivir en el presente. Esos pocos segundos van a repetirse en nuestra experiencia tantas veces como realicemos una rutina en la que el presente no sea contemplado como un acto consciente.

Sin embargo, si en uno de esos momentos surgiera la necesidad de tomar una decisión o atender a un menester, deberemos utilizar nuestra experiencia antes de decidir como actuar. Pues tomar decisiones o afrontar una necesidad implica tener en cuenta lo que está sucediendo en ese momento —ser conscientes del presente— con respecto a lo que hicimos en el pasado y lo que deseamos obtener del futuro.

La paranoia de vivir en el “aquí y ahora”

Imaginemos por un momento lo paranoico que pudiera ser vivir teniendo en cuenta:  ahora soy consciente, ahora soy consciente, ahora soy consciente… Como bien argumenta Michael Vincent Miller: ¿”Ahora”, comparado con qué?

Sería como no tener en cuenta el fondo de la historia previa de una experiencia relacional. Es decir, vivir una experiencia temporal en la que se toma cada momento que hace figura en una relación, como el todo de dicha relación.

¿Qué dice la ciencia respecto a vivir el momento presente?

Un estudio, basado en una investigación realizada en la Universidad de Pittsburgh, publicado el 9 de agosto de 2012 en la revista Neuron, analizó las manifestaciones asociadas con la metacognición: la capacidad de una persona para anticipar la conducta, tanto la propia como la ajena, a partir de percibir emociones y sentimientos — este término ha sido descrito por los investigadores como “pensando en pensar”—.

La conclusión a la que llegó Marc Sommer en este estudio es que, aunque pongamos mucho empeño en vivir el momento presente, solamente logramos pensar y reflexionar acerca del pasado y del futuro, no sobre el presente.

Dice Sommer:

«Nuestro cerebro debe mantener un seguimiento de las decisiones que hemos tomado en el pasado y cómo funcionaron. Para ello debe pensar continuamente, no puede dejar de tomar decisiones. Es por eso que no podemos centrarnos en el presente, pues es imposible que dejemos de hacer planes»

«Con la esquizofrenia y la enfermedad de Alzheimer, hay una fractura en el proceso de pensamiento. Se interrumpe constantemente y, a pesar de tratar de mantener un pensamiento en marcha, uno se distrae con mucha facilidad. Los pacientes con estos trastornos tienen problemas para guardar un recuerdo de decisiones pasadas para guiar el comportamiento posterior, lo que sugiere un problema con la metacognición»

La metacognición implica que la persona entiende cómo piensa y cuáles son sus estados emocionales más habituales y destacados, es consciente de sus necesidades, actúa para alcanzar un objetivo concreto, adapta su conducta y organiza las acciones tanto actuales como futuras, dirige la atención y el tiempo requeridos para llevar a cabo una tarea, analiza los resultados obtenidos, transforma los errores cometidos en motivo de aprendizajes nuevos. Estos elementos de la metacognición forman los aspectos fundamentales de la mente humana que es capaz de pensar, sentir y actuar con cierta reflexión, y habilidad.

Para conseguir un saludable equilibrio emocional, la actividad metacognitiva es de suma importancia. Mediante estos procesos la persona puede conseguir mejores logros e incluso cuestionar sus propios actos. Es decir, saber utilizar la razón y la emoción de una manera más inteligente.

En definitiva, el cerebro no es considerado como un mero depósito de información, sino que la información se crea en base a la experiencia y al conocimiento de la persona. Una interesante conclusión es que el aprendizaje está relacionado única y exclusivamente con la persona y su propia y singular historia, y esta se encuentra íntimamente influenciada por las experiencias vividas y por la forma de comprender e interpretar los conocimientos adquiridos.


Clotilde Sarrió – Terapia Gestalt Valencia

Bibliografia:

–  Perls, Fritz. (1976) El enfoque guestáltico y Testimonios de terapia. Santiago de Chile. Ed. Cuatro Vientos.

–  Perls, Fritz; Hefferline, Ralph y Goodman, Paul (1951). Terapia Gestalt: excitación y crecimiento de la personalidad humana. Madrid. Ed. Soc. de Cultura Valle-Inclán. Los Libros del CTP.

–  Stoehr, Taylor. (1999)  Aquí, ahora y lo siguiente: la terapia gestalt en tiempos de crisis mundial. Santiago de Chile. Ed. Cuatro Vientos.

–  Wheeler, Gordon. (2002)  La Gestalt reconsiderada. Un nuevo enfoque del contacto y de las resistencias. Ed. Soc. de Cultura Valle-Inclán. Los Libros del CTP.

–  Yontef, Gary (1995) Proceso y diálogo en Psicoterapia Gestáltica.Santiago de Chile. Ed. Cuatro Vientos.

–  Miller, M.V. Seminario La temporalidad en psicoterapia. Madrid. Marzo 2010

Licencia de Creative Commons Este artículo está escrito por Clotilde Sarrió Arnandis y se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España

Imagen: Pexels


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