En las aguas de la laguna Veneciana hay muchos islotes, aunque nos parezca que sólo existe Venecia. La mayoría de dichos islotes están sumidos en la decadencia, el declive o el abandono, son tristes recordatorios de las épocas gloriosas de la Serenísima, que era el sobre nombre de Venecia. Los venecianos suelen apodarlas las Isole del Dolore, pues hasta hace poco la mayoría eran "centros hospitalarios" (según las guías de viaje, siempre haciéndonos más atractivo el destino). Dichos centros solían se sanatorios, hospitales de aislamiento y asilos para dementes. Incluso había un vapor de servicio especial los unía a la Riva degli Schiavoni, el barco en cuestión se llamaba Ospedale, y solía llevar a los familiares de los pacientes que iban de visita, o a las enfermeras y médicos que después de estar trabajando cuatro días en sus puestos regresaban a Venecia para descansar otros tres.
Estaba por ejemplo el sanatorio de tuberculosos de Sacca Sessola, una isla artificial que se creó a finales del siglo XIX con las tierras que se sacaron cuando se construyó el nuevo puerto de Santa Marta. Hasta los años 60 fue un sanatorio, en la actualidad es de propiedad privada y se la conoce también como la Isole delle Rose, ya que en el año 2000 fue vendido a una multinacional que lo transformó en un complejo hotelero, para poder visitarla necesitas pedir un permiso o alojarte el el complejo de Marriott Hotels.
Cerca de Sacca Sessola encontramos la isla de San Clemente, aquí se construyó un hospital para acoger a los peregrinos que se dirigían a Tierra Santa en los tiempos de las cruzadas. En el año 1160 el hospital acabó transformándose en un monasterio, y a mediados del siglo XV se reconstruyó en su totalidad para tener un lugar donde recibir a los ilustres invitados del Estado Veneciano. Aún permanece en pie la iglesia de San Clemente, con su fachada blanca, del siglo XVII y un jardín que la rodea. Se encuentra a tan sólo unos 3 o 4 km de San Marcos.
Cuando en 1630 Venecia fue azotada por la peste (las malas lenguas dicen que tal vez fuera el duque de Mantua, que había sido huésped del monasterio, el que inició el contagio...) Cuando llegó el siglo XIX, también llegaron las leyes napoleónicas que abolieron las ordenes religiosas, cerraron el convento y subastaron sus bienes. Al final fue el gobierno austríaco el que demolió el convento para construir un gran hospital psiquiátrico para mujeres. Se cuenta que durante la II Guerra Mundial, dos jóvenes venecianos, que no querían ser reclutados por los nazis decidieron esconderse en el cobertizo de los barcos de esta lúgubre isla, allí permanecieron durante toda la guerra. En esta isla también hay un hotel, el Saint Regis Venice San Clemente Palace, un cinco estrellas impresionante. Es una isla privada y para visitarla creo que también es necesario alojarse en ella, no se si haciendo una reserva en sus diferentes restaurantes también nos serviría para visitarla.
La próxima isla de la que hablaremos está muy cerca de la Giudeca, pues se encuentra a poco menos de un kilómetro por detrás de San Giorgio Maggiore, se trata de La Grazia. Esta isla era una posada de peregrinos que se dirigían a Tierra Santa, en los tiempos en que los venecianos viendo el negocio decidieron crear un cuerpo de oficiales políglotas para ayudar a los peregrinos y recomendarles la mencionada posada, era una manera sutil de tenerlos controlados. Un buen día la isla se convirtió en un monasterio en honor de una Virgen traída de Constantinopla y que atribuían al mismísimo San Pablo. Así que se construyó una preciosa iglesia gótica con un campanario, que acabó convirtiéndose en un polvorín cuando la invasión de las tropas napoleónicas. Desgraciadamente, durante la revolución de 1848 un iluminado se le ocurrió encender una cerilla en su interior e hizo saltar por los aires todo el edificio. Lo que quedó de los edificios acabó convertido en un hospital de aislamiento para niños.
Delante del Parco delle Rimembranze, el que está al lado donde se celebra la Biennale de Venecia, a unos 700 metros se encuentra la isla de San Servolo que ahora acoge la Universidad, la Venice International University. Durante varios siglos esta isla acogió desde el siglo VII a los monjes benedictinos que construyeron un convento y una iglesia dedicada a San Servolo, mártir de Trieste, y que habían sido expulsados por los francos del monasterio de San Stefano d'Altino."un caserón ciego, deforme y lóbrego, viejo como sólo el tiempo al tiempo avejenta, de vil utilidad". Tal vez le impactó tanto que luego le sirvió como inspiración para escribir sus obras En la actualidad la isla acoge la universidad como ya hemos dicho antes, y un museo, el Museo del Manicomio di San Servolo, que ofrece visitas guiadas para conocer los métodos que se usaban para tratar a estos enfermos. Esta isla no es de propiedad privada, pertenece a la Provincia de Venecia, y desde los años 90 están iniciando la recuperación y la transformación del lugar, en 2003 se completó la restauración recuperando su forma original, con grandes edificios históricos con vistas a San Marcos desde un gran parque. Así que ya sabéis, si queréis tener unas vistas diferentes, podéis visitar San Servolo con el Vaporetto nº 20.
La isla se desarrolló con los monjes benedictinos que desempañaban funciones de caridad y de salud, es decir alojaban a los enfermos más necesitados. Los hermanos se quedaron en la isla hasta el año 1109, cuando fueron sustituidos por las monjas benedictinas, éstas permanecieron en la isla durante más de cinco siglos, hasta 1615 cuando se trasladaron a la ciudad. Desde 1647 el complejo lo ocuparon los franciscanos y posteriormente los dominicos que residían en la isla de Candia (Creta), para salvarlos de la conquista de los Turcos. En 1715 la isla estaba prácticamente deshabitada pues los monjes se habían marchado, durante este tiempo se utilizará como hospital militar, pues el del Castillo Sant'Angelo no daba a basto. Diez años más tarde, en 1725 se convirtió en un hospital para dementes, pero para los dementes con posibles, pues según una orden del Consejo de los Diez, era exclusivo para "maníacos de familia noble o de circunstancias desahogadas" es decir se convirtió en el sanatorio para ricos y nobles, en cambio los más desfavorecidos vagaban o eran abandonados por la ciudad, o acababan encerrados en la cárcel. Funcionó hasta 1978 cuando se aprobó la ley nº 180 que decretaba el cierre de los hospitales psiquiatricos. El 13 de agosto de ese mismo año, los últimos pacientes fueron trasladados a otras instalaciones. Esta isla tiene fama gracias a Mary Shelley, que describió una visita que hizo a la isla con Byron, en su poema "Julián y Maddolo". Para la escritora, san Servolo era
Con el mismo vaporetto nº 20 podemos acercarnos a San Lazzaro degli Armeni. Fuen en el año 810 cuando la República de Venecia cedió la isla al abad benedictino del monasterio de San Ilario de Fusina, en 1182 el monasterio se convirtió en un hospital para atender leprosos, su posición en la laguna era útil para tal fin, pues se encontraba relativamente lejos de las principales islas que conforman la ciudad de Venecia. Recibió el nombre de San Lázaro, pues éste es el santo patrón de los leprosos. Hacia el año 1348 la colonia de leprosos fue renovada y se construyó una iglesia en honor al santo. En 1595 el hospital se trasladó a Venecia y la isla se fue abandonando poco a poco. No fue hasta el siglo XVII cuando la isla se fue arrendando a diferentes grupos religiosos para que lo habitasen y no se degradase rápidamente. En septiembre de 1717 el Senado de Venecia cedió la isla a la orden Mechitarist, una orden de monjes armenios que se apresuraron en reparar los edificios en ruinas, construyeron un monasterio de dos pisos, renovaron la iglesia de San Lázaro y los jardines, así mismo construyeron un seminario al que acudirían personajes famosos.
La isla se puede visitar y vale la pena contemplar los más de 150.000 libros que contiene la biblioteca, los más de 4000 manuscritos armenios, (es la tercera colección de manuscritos más importantes) pero tal vez para los amantes del arte, lo que más les llame la atención es el techo de la biblioteca que fue pintado por Giovanni Battista Tiepolo. Como curiosidad debéis saber que también tienen una momia egipcia, que fue enviada por el ministro egipcio en 1825, y que era Boghos Bey Yusufian, de origen armenio.
La momia en cuestión se atribuye a Namenkhet Amón, un sacerdote del templo de Amón en Karnak, perteneciente al último período del antiguo Egipto, pues se dató con radiocarbono entre el 450 y el 430 aC. Cuando Napoleón decidió que todas las congregaciones religiosas debían ser abolidas, la única a la que se permitió seguir con vida fue la de San Lázaro, muchos dicen que un oficial armenio, indispensable para la secretaría de Napoleón, intercedió por ellos. Así que Napoleón firmó un decreto en el que les permitía seguir existiendo como una "Academia de Aprendizaje". Es por ello que ha tenido a lo largo de los años visitantes notables, como Lord Byron, Rossini, Alfred de Musset, George Sand, Wagner, Eduardo VII, Napoleón III, Marcel Proust, Ulisses S. Grant,
Si visitáis la isla, no os olvidéis de comprar la mermelada de pétalos de rosa, hecha por los monjes en mayo, cuando las rosas están en su máximo esplendor, se la conoce como Vartanush (rosa dulce). Suelen hacer unos cinco mil frascos de mermelada y se vende en la tienda de regalos de la isla.