El PSOE gana las elecciones pero necesitará pactar y el PP sufre una debacle histórica
Pedro Sánchez es el único que puede formar Gobierno(Carlos E. Cué “El País”, Madrid 29 ABR 2019 )Solo dos años después de ser destituido como líder del PSOE y regresar como vencedor de sus segundas primarias, Pedro Sánchez ha ganado las elecciones con mayor claridad de la esperada. Incluso rozó el resultado soñado: sumar una mayoría sin necesidad de contar con los independentistas catalanes. Se quedó a uno. El presidente tiene ahora una posición política muy cómoda, con la oposición muy debilitada por el hundimiento sin paliativos del PP, al que casi dobla en escaños.Sánchez se quedó a un escaño de sumar la absoluta con Unidas Podemos, el PNV y algún otro grupo pequeño. En cualquier caso, bastaría con una abstención de ERC para que Sánchez fuera investido presidente en segunda votación. El PSOE tendrá mayoría absoluta en el Senado, otra fortaleza más.Con el 99,99% escrutado, el PSOE obtenía 123 escaños (28,70%) y Unidas Podemos 42. Mientras, el PP se quedaba en 66 escaños (16,68%), un desplome sin paliativos desde los 135 que obtuvo en 2016; Ciudadanos subía a 57 (15,84%) y Vox entraba en el Congreso con 24 (10,26%). ERC obtendría 15 escaños, una importante subida, que le sitúa como ganador en Cataluña por primera vez, con
los socialistas muy cerca, en segunda posición. Junts per Catalunya caía a siete y el PNV subía a seis. Bildu dobló sus números anteriores y logró cuatro escaños.Con este resultado, demoledor para una derecha fraccionada en tres, el PSOE es el único que tiene en su mano construir una mayoría para formar Gobierno. El éxito de Ciudadanos, que estuvo muy cerca de arrebatar el liderazgo de la derecha al PP, le permitiría sumar la mayoría absoluta con los socialistas, pero el propio Rivera descartó esa posibilidad, lo que le condena a quedarse en la oposición. Si había alguna opción, los militantes del PSOE se encargaron de complicarla. “¡Con Rivera no! ¡Con Rivera no!” le gritaban eufóricos a Sánchez en la calle Ferraz. “Creo que ha quedado bastante claro, ¿no?”, les contestó él, sonriente. “Los españoles quieren claramente que el PSOE gobierne y lidere el país”, clamó. “No es no”, respondieron sus seguidores recordando su lema cuando se negó a apoyar la investidura de Mariano Rajoy y fue destituido.En la batalla de los dos bloques que marcó las elecciones, la izquierda ganó con claridad: el PSOE y Podemos han sumado 20 escaños más que PP, Cs y Vox.La noche desastrosa del bloque de la derecha forzará a una recomposición interna y deja muy tocado a Pablo Casado, que ha tenido el peor resultado de la historia del PP en su primer intento, muy por debajo de la más catastrófica de sus previsiones. Nueve meses después de alcanzar el liderazgo del PP, el popular es el que peor parado sale de las elecciones y sufrirá mucho para resistir la marea interna ante este desplome. La estrategia de derechización del
partido ha sido desastrosa, porque ha perdido votos por el centro a manos de Ciudadanos, pero también de forma masiva por la derecha a manos de Vox. Sin admitir preguntas, algo inédito en él, Casado dijo que era "un muy mal resultado", pero responsabilizó a la "fragmentación del voto" y parece dispuesto a seguir al frente del partido. El PP tratará ahora de frenar el hundimiento ante las elecciones municipales y autonómicas del 26 de mayo, pero Alberto Núñez Feijóo, la eterna alternativa que apuesta por una línea menos derechista, se encargó de recordar anoche que en Galicia sí se ha frenado a Vox y a Ciudadanos.La extrema derecha de Santiago Abascal, gran protagonista de la campaña, entra de forma contundente en el Congreso, con 24 parlamentarios, pero no será decisiva para formar Gobierno y se ha quedado muy lejos de las mejores previsiones que le auguraban algunas encuestas. Serán quintos y con poca capacidad de influencia. España pierde pues la excepcionalidad de ser el único gran país europeo sin presencia de un partido fuerte de extrema derecha en el Parlamento, aunque la mantiene lejos del poder, al contrario de lo que sucede en Italia.El PSOE ha logrado un resultado más bajo del que le auguraban las encuestas hace unas semanas, pero el hundimiento del PP ha hecho olvidar rápidamente esa amargura y la noche transformó en una fiesta para los socialistas y en un funeral para los populares, con la calle Génova completamente vacía.entrar en un Gobierno de coalición. Pese a su caída de 30 escaños, este resultado da oxígeno a su líder, Pablo Iglesias, que ha logrado una vez más mejorar las expectativas en una campaña centrada absolutamente en él después de tres meses desaparecido por su baja de paternidad, y con dos debates en los que logró destacar, e incluso ganar con claridad en el caso del segundo. Por primera vez desde la recuperación de la democracia, podría haber ministros de un partido a la izquierda del PSOE. En su primera intervención, Iglesias explicó que ya había hablado con Sánchez y le anunció que cree que “este es un resultado suficiente para construir un Gobierno de coalición de izquierdas”.Ciudadanos es otro de los grandes vencedores de la noche, aunque su éxito puede ser inútil. Pese a la irrupción de Vox, la formación de Albert Riverahabría logrado subir 25 escaños y quedarse a solo una decena del PP. Rivera también ha despejado los miedos que apuntaban que se desinflaría después de tomar la decisión más arriesgada de rechazar de forma tajante un acuerdo con el PSOE.Ciudadanos será ahora un referente aún más claro del espacio del centroderecha. Pero no ha logrado sumar en el bloque de la derecha, su gran objetivo, y
no tiene margen para formar Gobierno con el PSOE porque lo prometió de forma tajante. Rivera parece abocado así a luchar por el liderazgo de la oposición con un PP en descomposición que sufrirá sin duda grandes tensiones internas.El PSOE dominará pues de nuevo la política española por primera vez desde 2011, algo que nadie habría soñado en este partido hace solo un año, cuando Mariano Rajoygobernaba y el PSOE estaba hundido en las encuestas. La situación ha dado un vuelco total desde la moción de censura de junio de 2018, que ha hundido al PP y ha abierto una guerra sin cuartel en la derecha a la vez que lograba una sintonía entre las dos formaciones de la izquierda, PSOE y Podemos, desconocida en la historia reciente de España. El guionista loco de la política española ha vuelto a dar un nuevo giro inesperado.”…Por encima de las soflamas de campaña electoral y de las pillerías del taimado Pedro Sánchez y su hasta ahora corta hueste parlamentaria, se ha impuesto la lógica que la sociedad española vislumbraba y mantenía: Que quien manda tiene ganada la mitad de las elecciones; que quien defrauda al final paga sus abusos; que quien medra parece que llega a algo pero se queda en puertas; y que las alarmas extremistas se quedan en miedos poco reales. Dicho de otra manera, Pedro Sánchez, cuya desfachatez nadie pone en duda, ha sabido
aprovechar el poder que ha ejercido a cualquier precio, para imponer una imagen de dominio y control que ninguna otra formación política, excepto los socialistas, ha sido capaz de transmitir; porque los azulones de la gaviota (PP) bastante han tenido con poner buena cara y colocar parches a las enormes grietas de credibilidad y prestigio que han generado sus corrupciones y sus incapacidades timoratas; porque los “naranjitos” de Ciudadanos no han podido acabar de sustraerse a la sensación de “bisagreo” que transmiten; porque los podemitas siguen vistiendo el medio luto morado de quien es de pura ortodoxia marxista con formas de democracia envolvente; porque Los “redentores” de la llamada“ultraderecha (Vox) se han quedado en una acción aparentemente testimonial, cuyo verde distintivo no denota esperanza sino la inmadurez de querer y no poder, fragmentando del todo a los del centro derecha en beneficio de los del otro lado. España está fragmentada, y eso lo han vuelto a demostrar las recién acabadas elecciones generales, porque el arco iris electoral se ofrece en “cachitos”, algunos más grandes, como el del vencedor PSOE, pero el resto solamente complementarios del vencedor. No serían de añorar los tiempos de las mayorías absolutas, porque “de aquellos polvos vienen estos lodos”, y una cosa era impulsar la vida democrática en el país, y otra consolidar grupos políticos de enorme poder que han conducido a la actual degeneración política y social.Ha ganado el PSOE, porque era inevitable, pero no se olvide que si los del centro-derecha fueran capaces de unirse y medio sincronizarse, “otro gallo cantaría”. Que tampoco PSOE y U Podemos son hermanos tan bien avenidos. Y por ahí merodean los independentistas, que son como hienas buscando la carroña de la desunión para llevarse su tajada de carne podrida. Pero no nos lamentemos, porque ésta es la España “nuestra”, la que entre unos y otros forjamos, con gran pluralismo, con enorme diversidad, con
preocupante discrepancia. Pese a lo cual, ahí estamos, sobreviviendo a tanto abuso, a tanto despilfarro, a tanta incultura social. Ahora se alegran los que han vencido mínimamente, y se lamentan los que se dicen derrotados “por poco”; pero quienes no nos alegramos nada y nos lamentamos mucho somos los ciudadanos de a pie, que comprobamos cómo, en vez de las dos medias Españas de Machado, nos hemos hundido en el “mosaico” de colorines partidistas que nos dejan convertidos en un “guirigay”, en aquellos del “todos contra todos” de los antiguos patios de colegio”.“Cuando no somos capaces ya de cambiar una situación, nos enfrentamos al reto de cambiar nosotros mismos” .-Viktor Frankl (1905-1997) Psiquiatra y psicoterapeuta austriaco.SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA