“Llegan noticias del este. Dicen que por ser homosexual te pueden escupir, dar una paliza, o incluso asesinar. Dicen que al patrono de todo aquello no le gusta la idea de rozarse con ellos y que, a base de leyes restrictivas, pretende quitárselos de en medio, o al menos evitar que ninguno abra la boca. Que se busquen una pareja del sexo contario de buen provecho y que sigan procreando como la iglesia ortodoxa manda. Eso dicen. Y todo es cierto.”
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