Revista Cultura y Ocio
A veces hay que volver a los clásicos. Sobre todo cuando se te llena la cabeza de teorías y tontterías de distinto cuño que pululan por el ciberespacio [y por la cibertierra] con total impunidad. Entonces te acercas a John Gardner y te reconforta con aportaciones sencillas, lógicas, contundentes como "los seres humanos como los chimpances pueden hacer muy poca cosa sin modelos", o "la verdad no tiene demasiado valor allí donde todo el mundo está de acuerdo sobre qué es la verdad", o "el éxito de los imbéciles en el mundo universitario es uno de los grandes misterios de Dios". Perfecto, por fin algo polémico pero con sustancia. Encaja con el estado de ánimo de la mayoría de los lectores.
Pero hay más, porque ciñendonos a la literatura afirma que "todas las preguntas legítimas que se planteen en la mentalidad del lector han de encontrar respuesta, por sutil que sea, dentro de la obra". Toma ya. Así que nada de olvidar, fragmentar y quedarse con información privilegiada para parecer más inteligente, estimado narrador. O todo o nada.
Y sigue "al escritor le corresponde crear seres humanos convincentes y crear para ellos situaciones y acciones básicas, por medio de las cuales consigan conocerse y revelarse ante el lector". Para ello nada mejor que "la viveza del detalle que es como la sangre que riega la ficción y le da vida". Buen consejo.
Para finalizar, dice: "uno de los principales errores que puede cometer un escritor consiste en permitir que la mente del lector se distraiga, incluso momentáneamente, apartándose así del sueño de la ficción".
En fin, muy recomendable para escritores sin experiencia [incluso con experiencia]que han perdido el norte narrativo y no hacen más que rizar el rizo para llamar la atención.
El arte de la ficción
John Gardner
Editorial Fuentetaja
Págs. 243
Pero hay más, porque ciñendonos a la literatura afirma que "todas las preguntas legítimas que se planteen en la mentalidad del lector han de encontrar respuesta, por sutil que sea, dentro de la obra". Toma ya. Así que nada de olvidar, fragmentar y quedarse con información privilegiada para parecer más inteligente, estimado narrador. O todo o nada.
Y sigue "al escritor le corresponde crear seres humanos convincentes y crear para ellos situaciones y acciones básicas, por medio de las cuales consigan conocerse y revelarse ante el lector". Para ello nada mejor que "la viveza del detalle que es como la sangre que riega la ficción y le da vida". Buen consejo.
Para finalizar, dice: "uno de los principales errores que puede cometer un escritor consiste en permitir que la mente del lector se distraiga, incluso momentáneamente, apartándose así del sueño de la ficción".
En fin, muy recomendable para escritores sin experiencia [incluso con experiencia]que han perdido el norte narrativo y no hacen más que rizar el rizo para llamar la atención.
El arte de la ficción
John Gardner
Editorial Fuentetaja
Págs. 243