Elogiar las cualidades de otra persona es un arte. Por naturaleza somos ególatras. Solo nos gusta que nos escuchen, reconozcan lo que hacemos y nos mencionen de primeros en las tesis, proyectos, actividades con las que hemos cooperado con otros. Muchas veces nos pica el ver que se nos deja de segundos o terceros en menciones. La palabra ‘elogio’ posee un significado interesante: “alabar o enaltecer con halagos”[1]En lo personal, yo solo lo defino como: “la disposición activa de reconocer a cada cual lo suyo”. Cuando formulamos un elogio, reconocemos las cualidades inherentes de la persona hacia el cual va dirigido y nos situamos en un punto de humildad y valentía. Humildad por reconocernos admiradores de lo logrado por esa persona o, simplemente, conscientes de sus tenencias físicas o mentales. Valentía, porque nos atrevemos dejar de ser el centro y enfocarnos en los meditos reales de la otra persona. Tenemos, debe ser mentalidad nuestra dominicana, la idea que elogiar es lo mismo que ‘lamber’. No. Cuando elogias reconoces ante todos y ante la misma persona sus cualidades del momento y ¡ya!, la vida sigue su curso y no te interesa beneficio de esa persona. Lamber es exagerar dichas cualidades con el único fin de recibir el beneficio de la persona. ¿Por qué no somos dados a elogiar? Porque somos egoístas; porque no hemos desarrollado una madures emocional y espiritual que nos haga entender que no se nos cae un pedazo por reconocer que alguien hace o tiene algo que nosotros no; ¡porque nos gusta creernos lo que no somos! ¿Cómo elogiar? ¡Simple! Solo observa a la persona que está al lado tuyo en tu cama, en los cuartos de tus hijos, en tu aula o tu trabajo; distingue las cosas buenas que hace y sus logros y reconócelos… ¡Ya! ¿Cuánto se conseguiría si en vez de reganar y reganar a la pareja y los hijos o los subalternos; los elogiásemos? A todos nos gusta que nos valoren. Como jefe valore el logro de un empleado. Dígale a su esposo lo bien que se ve o a su esposa lo sexy que es. Dígales a sus hijos lo orgulloso que esta de ellos cuando sacan buenas notas. Elógiese usted mismo. Nuestra sociedad nos ha ensenado que auto elogiarnos es sinónimo de arrogancia. Mucho he oído la frase “deja que otro te de salsa”. Elógiese usted primero. Dígase lo bien que hiso algo; reconózcase las cosas bellas que Dios le doto física, mental o emocionalmente. ¡Esto le dará la determinación de emparejar las negativas con las mismas! Al reconocer sus logros podrá tener la seguridad para alcanzar nuevos. Entonces; ¿Por qué no comenzar ahora? ¡Es bueno que lo piense!
Autor:V. M. RawlinsEducador, charlista motivacional y autor
[1] http://www.wordreference.com/definicion/elogiar