El ARTE DEL POLLO: no decir ni pío y
salir pitando.
Sr. Presidente, señorías:
Después del claro título que en
letras mayúsculas precede a estas brevísimas palabras que, como ustedes pueden comprobar
¡porque lo digo yo! son del tipo “Algerian”,
cuyas letras no admiten la minúscula y por esa razón están en mayúsculas, escritas en
negrita y de un tamaño un punto mayor que las del cuerpo del presente discurso,
a la sazón compuesto en la forma que corresponde al estilo “Bookman Old Style” ¡también porque yo lo
digo! Con párrafos perfectamente alineados a la derecha (como debe ser) de esa,
mi esplendida fotografía, que hace honor a la técnica Cro-Magnónica, a
implantar en los estudios de arte de las universidades españolas sobrevivientes
al próximo curso escolar; demostrando con ello a los señores de la “troika”, que ni a los súbditos del rey
Bombón ni menos a mí ¡porque lo digo yo!
nos temblará el pulso a la hora de que se ordene recortar hasta los
pelos del culo. Teniendo, además, en cuenta que de la aplicación masiva de esta
genial técnica se obtendrá la plusvalía
(cosa muy sería en estos tiempos de crisis) del debido respeto a nuestros
venerables antepasados como es propio en un Estado de Derechas, digo de Derecho
y lo digo porque “el que tiene boca se
equivoca” (Fin
de la cita) y por eso me acabo de equivocar yo como le puede suceder, ya lo dijo claramente S.M. enmuletada, que Dios guarde, a
cualquier descendiente del Cro-Magnon. Comienzo pues, sin más preámbulos, estas
palabras de las que un día, me costa que dará cuenta la historia.
Dicho lo anterior, empezaremos
a desarrollar el desarrollo de las importantes cuestiones que esta mañana hemos
venido a desarrollar aquí y, para ello, y hablando en el idioma de Bruselas
como debe ser, digo: “Nous allons
commencer dès le debut” (Fin de la cita)que,
para los que no dominen la lengua del Cardenal Richelieu, les diré que, traducido, viene a significar la expresión
de un pensamiento tan agudo como este: “vamos
a comenzar por el principio”.
La primera cuestión a
dilucidar es la planteada, por aquellos maldicientes que no tienen otra cosa
que hacer, como su propio adjetivación indica, más que mal decir, pretendiendo
con ello, no me cabe la menor duda razonable al respecto, el menoscabo del
prestigio mundial de la “Marca España”. Tratando de ganar,
con el concurso de las algaradas callejeras de aquellos ciegos que no ven que
este gobierno trabaja, día a día y codo con codo, por su bienestar futuro. Esos
desestabilizadores de la política tratan de ganar – como iba diciendo- en la soez
calle, lo que no le dieron las urnas para pisar seguros los sagrados mármoles
de esta casa en la que ¿qué duda cabe? es dónde el pueblo educado deposita la
soberanía nacional . Esos, que son los que dicen de mí que la legitimidad de
este Presidente no es legítima son a los que ahora yo les pregunto ¿por qué no?
Yo gané las elecciones por una sana mayoría absoluta aunque fuera mintiendo.
A esos les sigo diciendo: ¿y qué? ¿Qué
importan los medios si el fin es España? ¿Les importó mucho a nuestros hermanos
norteamericanos (a los que la chusma llama yanquis)
hundir ellos mismos a su buque “Maine”
para echarnos la culpa, declararnos la guerra, ganárnosla y quedarse con Cuba?
¡Nada! No les importó nada. Los maldicientes gritarán la consigna de que
aquella acción fue contraria a derecho, pero aquí estoy yo para decirles que
eso hay que demostrarlo en los tribunales españoles (los internacionales son
para los mundiales y todavía falta un año para eso según tengo entendido) donde, como ustedes saben, se
invierte la carga de la prueba, siendo la chusma callejera la que tiene que
demostrar que yo he mentido y no yo el que tengo que probar que no he dicho la
verdad. Dios y la historia nos dan la razón a los que la tenemos, como no podía
ser de otra forma porque, nosotros perdimos la guerra contra los USA, sí ¿pero
no fue para que nuestros aliados, que están más cerca, pudieran mantener a raya
al último bastión del comunismo internacional? Piensen bien, señorías, piensen
bien aunque les cueste hacerlo y tengan en cuenta que este abnegado y servil Presidente, cuando ora por los súbditos de
S.M. siempre dice: “Señor, perdónalos…
porque no saben lo que hacen”(Fin de la cita)
Tras haber pronunciado esta amplísima
y pormenorizada exposición del asunto espero que, en sede parlamentaria, quede
meridianamente claro que he venido aquí voluntariamente y no por miedo a alguna
moción de censura, de la que, en todo caso, tengo aritméticas razones para
despreocuparme.
La
segunda de las cuestiones que nos trae aquí hoy, último día de trabajo para mi suerte
y sobre todo para mi partido, es la que han propuesto los mismos
descerebrados a los que anteriormente he querido referirme, a quienes, ya se sabe, no les importa
en absoluto nada sobre la prima de riesgo a la que, por cierto, voy a proponer
que se le cambie el nombre, ya que siendo el vocablo riesgo fonéticamente muy
parecido al apellido Riego, para que no haya dudas, en adelante quiero que se
llame Prima de Millán Astray, así no
podrán decir después, algunas de sus
señorías, que este Presidente no se preocupa de la Memoria Histórica. Esa prima, con la que desgraciadamente, en mi
caso, tengo que acostarme cada noche haciendo ver que soy lo que no soy, “gajes que tiene el oficio”, (Fin de la cita) Esa prima que tantísimo afecta a la
cesta de la compra de las familias de la clase partida por la mitad, o sea: a
la familia de la clase media de España. Esa libertina prima que, para
entendernos, nos dice que por nuestra deuda publica tienen ustedes que pagar un
copón, por culpa de la herencia recibida – y hagan el favor sus señorías de no
acordarse de mi madre, porque en ese caso yo les diré que las suyas son mucho
más- Esa prima, en fin, que estamos consiguiendo meter en vereda con el
sacrificio de todos los que somos conscientes de que en cualquier familia sale
una descastada o lo que es lo mismo: “que
en todas partes cuecen habas” (Fin de la cita)Esa
prima, concluyo, hizo por la banca la
carrera y aquellos polvos, a los usados en la construcción me refiero, en
cumplimiento del sagrado deber patrio los pagan todos los honrados, solidarios,
honestos y católicos españoles que sí, vivieron por encima de sus posibilidades, pero creen en la justicia del reino de los cielos y en el futuro de las generaciones
venideras que volverán a tener, sin duda, oposiciones a la banca año tras año que es, ni más ni menos, a lo que todo buen hijo de España debe aspirar, junto al logro de una de las plazas que se sortean anualmente para comer de la hoya grande del Estado.
Otro de los factores que
malignamente olvidan los mismos de siempre, que no son sino los que han
propuesto el tratamiento de este –como ya he dicho- también mal intencionado segundo
punto, es el de la confianza de los mercados en la economía española. Esa
confianza nos la estamos ganando a pulso y, aunque todavía no es todo lo ciega
que quisiéramos, presenta evidentes signos de mejora (antiguos “brotes verdes”) ya que, a día de hoy sólo
tenemos, más o menos, seis millones de parados de los que la mayoría son
jóvenes y pueden esperar o, escogiendo otro camino, emigrar al mismo país al
que emigraron sus abuelos y no a otro porque, en este gobierno dónde “todo está atado y bien atado” (Fin de la cita) bien que nos hemos preocupado de que se les valore
positívamente siempre que, en su curriculum vitae conste, la
circunstancia de la familiar experiencia migratoria de los ascendientes hasta el segundo grado de consanguinidad. En cuanto a los parados de larga duración, se
estudia una suculenta rebaja en el seguro del Ocaso con la patronal del sector, cuestión que a día de hoy, dado
el aumento de la demanda, debido fundamentalmente a los tres mil y pico
suicidios que ha proporcionado la crisis, puedo adelantar que va por buen
camino y está a punto de firmarse.
Los mercados determinan, hoy en
día, el camino que debe seguir la política, por eso no me voy a cansar en la
árdua tarea de limpiar el terreno para ofrecerles el lugar que se merecen tener
y, si para ello hay que tomar medidas, tomaremos aquellas que sean necesarias
sin que, como he afirmado anteriormente y en multitud de ocasiones, vaya a
temblarme el pulso por una pensión de
más o de menos… mas bien de menos. Seguiré haciendo la política que demanda la
situación, teniendo en cuenta que la más inapropiada para la confianza exterior
de los mercados, sería la que algunos señorías (pocas para ser exactos) y la
chusma callejera, sin en el menor sentimiento de patriotismo e irresponsablemente, tienen la osadía de proponer, olvidándose de la indisoluble unidad de España, patria común e indivisible de todos los españoles.
Y con esta clara y
concisa argumentación espero que se den por contestados todos los que han
pedido mi comparecencia, que realizo voluntariamente -no se olviden de eso-
sobre el caso de la financiación ilegal del Partido Popular y mis relaciones
con el delincuente Bárcenas, dando por sentado que presentaré un paquete de
medidas entre las que se encontrará, como es lógico, la modificación de la Ley
antitabaco para el caso concreto de Eurovegas
porque, como bien dice el refranero, “a
la oportunidad la pintan calva” (Fin de la cita) y ahí va a haber trabajo para miríadas
de universitarios de la generación mejor formada de este país, aunque sea de
camareros, con gran aumento del vicio nacional y, consecuente, subida de la
plantilla de agentes del Orden Público y de seguridad, verdaderos hombretones
de gimnasios que, a decir verdad, son con los que flipo.
Y con todo lo que he estao piando y para en Agosto buscar el
frío, hasta Septiembre me voy de rositas y como a mí me gusta, que es sin decir
ni pío.
Eugenio
Manuel Díaz Herezuelo
Agosto
2.013
Notas del
autor: Bibliografía y documento consultado:
1) “La prima de los primos y su
puñetera madre”, de Ana Mª Sánchez Ruíz.. Editorial "Círculo Rojo"
2)
Discurso del Sr. Presidente
del Gobierno español D. Mariano Rajoy Brey, pronunciado en el Senado el día 1
de Agosto de 2.013
L Las ilustraciones han sido obtenidas
de internet, como es costumbre, correspondiendo la última a una fotografía del
General José Millán-Astray y Terreros, fundador de La Legión Española.