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"El asesino dentro de mí", Jim Thompson (1952)

Publicado el 09 marzo 2012 por Joaquinvarela
Lo primero que debo decirles de Jim Thompson es que lean  1280 almas. No quería pasar al comentario sin utilizarlo también para recordar que no deberían dejar de leer ese libro si les gusta, aunque sea un poquito, la novela negrísima . Y aprovecho al hilo para recordar la absoluta certeza del aforismo "quien presta un libro pierde un amigo", porque años hace ya que mi mujer prestó solícita dicho libro a un compañero de trabajo que, no se sabe si por pasión literaria compartida, porque no le gustó -inconcebible- o porque simplemente desconoce lo que jode que te dejen sin uno de tus incunables,  nunca devolvió tamaña maravilla.
Lou Ford es ayudante del sheriff. Aparentemente tranquilo, aparentemente domado, aparentemente prometido. Aparentemente.  Porque su verdadera personalidad es la de un psicópata que no duda en asesinar a todo el que constituya un problema para estar tranquilo. Pero no se asusten, o mejor sí, porque no nos hayamos ante un pirado tipo American Psyco, que se transforma y va en busca de su ración semanal de crimen: no, lo verdaderamente escalofriante es cómo Jim Thompson  nos cuenta, en primera persona y desde la mente del asesino, cómo elabora sus razones que no le dejan otra alternativa más que el crimen.
Después de leer tres veces a Jim Thompson yo si fuese familiar suyo me preocuparía, no parece que alguien pueda escribir todo eso desde la salud mental plena. No en vano su vida (de la que hay evidentes trazos en sus obras) no fue fácil. Hijo de un sheriff corrupto (ahí uno se explica que tanto en ésta como en 1280  los servidores de la ley están decididamente pirados) pasó por mil empleos y tuvo una vida nada fácil. Pero eso dejó huella en un autor al que tanto el género negro como el cine deben cosas grandiosas: guionista de Atraco Perfecto de Kubrick, autor de la novela La Huida que llevó al cine Peckinpah , inspirador del personaje de Ironside....
Y sobre todo, autor de 1280 almas. Si se la pierden no se lo perdonaré.


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